domingo, 27 de julio de 2008

“X files: Creer es la clave” (Chris Carter, 2008)

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Título original: The X-Files: I Want to Believe

País: Estados Unidos, Canadá
Duración: 106 min.
Género: Ciencia-ficción, thriller
Reparto: Callum Keith Rennie, Amanda Peet, Gillian Anderson, Marci T. House, Adam Godley, Billy Connolly, David Duchovny, Spencer Maybee, Mitch Pileggi, Carrie Ruscheinsky, Steve Stafford, Denis Krasnogolov, Xzibit (Alvin Joiner)
Guión: Chris Carter, Frank Spotnitz
Distribuidora: Hispano Foxfilm
Productora: Twentieth Century-Fox Film Corporation, Crying Box Productions, Ten Thirteen ProductionsDirección artística: Tony Wohlgemuth
Diseño de Producción: Mark S. Freeborn
Fotografía: Bill Roe
Montaje: Richard A. Harris
Productor: Chris Carter, Frank Spotnitz
Productor ejecutivo: Brent O'Connor
Vestuario: Lisa Tomczeszyn


¡¡¡¡¡Ha vuelto “Expediente X”!!!! o mejor aún ¡¡¡¡Han vuelto Mulder y Scully!!!! A priori una buena noticia, un motivo de alegría para una legión de seguidores entre los que me encuentro porque es una de mis series favoritas (disfruté como nadie incluso las dos últimas temporadas, octava y novena, ya sin Mulder cuando la gente se fue desenganchando). A posteriori y una vez vista la película uno se queda un poco descolocado, la verdad.

Sin demasiados datos uno se pregunta ¿por qué el regreso? ¿Es una sonda para ver cómo responde la taquilla por si se pueden hacer más capítulos o más películas? ¿anticipa a un posible regreso en el 2012? (los seguidores de la serie sabrán por qué) ¿se ha pretendido hacer un cierre mejor que el del último capítulo de la serie? (para mi gusto me resultó un poquito “forzado” y una concesión para el público) ¿es un regalo a los fans? ¿responde meramente a las necesidades económicas o artísticas de los implicados? Pues bien, me he informado a fondo en varias revistas y éstas son mis conclusiones:

Lo primero decir que esta película no es como la anterior, que tenía que ver con la trama que constituía la espina dorsal de la serie y que tenía que ver con la invasión alienígena, es más bien una investigación de un caso como a los que solían hacer frente Mulder y Scully pero con un tono diferente porque los protagonistas ya no son agentes del FBI y a Chris Carter (director y guionista de la película y creador de la serie) no le interesa tanto la acción como si le ocurrió a Rob Bowman en la primera película como el suspense y resucitar los resortes dramáticos que surgen con las personalidades de los dos agentes protagonistas.

Como película entroncada con el universo de Expediente X funciona sólo por su impacto nostálgico, porque recordamos la serie, porque recuperamos a los personajes con Mulder bromeando como antaño y manteniendo sus señas de identidad (véanse esos bolis en el techo o las inseparables pipas) y con Scully en permanente estado de lucha vital y porque lo paranormal siempre provoca un desasosiego en el público que le impulsa a querer saber más. Sin embrago la película es probablemente uno de los capítulos (que a fin de cuentas es como un capítulo más alargado) menos Expediente X que se han hecho nunca porque Chris Carter intenta atrapar a otro tipo de público y acercarse más a otro tipo de género haciendo algo así como su personal “El silencio de los corderos” quizás esperando demostrar que puede hacer otro tipo de películas y series. Para los fans de la serie seguramente esta segunda película deja con ganas de más por múltiples razones pero sobretodo porque se querría saber más sobre lo que les ha pasado a los personajes en los últimos seis años, sobre cómo les ha ido a los agentes John Dogget y Monica Reyes, sobre por qué murió el hijo de Mulder y Scully y porque, ante todo, Expediente X era la trama de los alienígenas que sus creadores llamaban su propia “mitología” y en esta ocasión se elude.

Como película policiaca de suspense funciona con altibajos. Pienso que empieza bien, con un montaje en paralelo que resulta prometedor y con un cierto tono épico para presentar de nuevo a Mulder y Scully, pero después el argumento se bifurca y la investigación del caso sirve también para recordar viejos fantasmas de la relación entre Mulder y Scully que para mi gusto no están demasiado bien tratados y era algo que sabemos que iba a estar ahí pero a lo que se le da demasiada importancia quizás para sobredimensionar la parte dramática, que en esta ocasión parece interesar mucho a Carter, y ahí es donde creo que la película flojea y cae en una cierta indefinición. Este es el típico ejemplo de un buen argumento pero un mal guión. Chris Carter tenía una buena idea, pero en su guión y para que la historia avance introduce varias casualidades y varias escenas y situaciones que aportan poco o nada y que más bien ralentizan la resolución del caso y alargan innecesariamente el metraje. Es como si hubiera querido abarcar demasiado y al final su propio planteamiento hubiera podido con él. Quizás hubiera sido más efectivo ir a algo más fácil y menos ambicioso, a una mera película de suspense y acción limitando el componente dramático a lo mínimo porque los fans esperábamos unos Mulder y Scully distintos probablemente y los que no son fans seguramente esperaban una película con más acción y más suspense. Y la verdad es que ni estilo ni mimbres le faltaban a Carter para ello porque tanto el asunto de que trata esta película como los personajes que tenía entre manos daban mucho juego (al menos Amanda Peet y Bill Connolly creo que se podían haber aprovechado mejor).

Particularmente y por lo que he leído creo que el sentido de esta película, a parte de la resolución de una obligación contractual que tenían los implicados para hacer una segunda película es por un lado una manera de recuperar prestigio para cada uno de ellos y por otro una forma de sondear a la gente si todavía está interesada en Expediente X. No sé si lo conseguirán porque eso dependerá exclusivamente de la taquilla, pero sí creo que lo podrían haber hecho mejor sin que esto signifique que la película esté mal, que a fin de cuentas puede verse y es tan entretenida como muchas otras.

Y para acabar una curiosidad: ¿por qué han cambiado la voz a Scully? Y un aviso: las películas se ven hasta el final de los créditos.



lunes, 21 de julio de 2008

“Hancock” (Peter Berg, 2008)

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País: USA.

Duración: 92 min.
Género: Acción, fantástico, comedia.
Interpretación: Will Smith (Hancock), Jason Bateman (Ray), Charlize Theron (Mary), Eddie Marsan (Red), David Mattey (Man Mountain), Maetrix Fitten (Matrix), Thomas Lennon (Mike), Johnny Galecki (Jeremy).
Guión: Vy Vincent Ngo y Vince Gilligan.
Producción: Michael Mann, Akiva Goldsman, Will Smith y James Lassiter.
Música: John Powell.
Fotografía: Tobias Schliessler.
Montaje: Paul Rubell y Colby Parker Jr.
Diseño de producción: Neil Spisak.Vestuario: Louise Mingenbach.



Debo admitir que no soy el mejor espectador posible para el cine de superhéroes aunque soy mejor espectador de las adaptaciones de cómics que lector de los mismos. Las razones son puramente subjetivas y personales porque cuando vosotros seguramente devorabais las sagas gráficas de Superman, Spiderman, X-men y compañía mis lecturas eran otras (a mí siempre me gustaron más los don Mikis, Astérix y Tintines) y en mi casa no había costumbre de comprar ese tipo de cómics ni yo tenía costumbre de leerlos.

Comienzo así porque pienso que de algún modo se me pasó el arroz, en el sentido de que no aproveché el mejor momento para disfrutar con este tipo de aventuras en las que el héroe tiene que enfrentarse cada vez con un villano más difícil de vencer y ahora, con unos años más, el asunto sólo me interesa si el superhéroe tiene otros problemas que el mero hecho de vencer a su enemigo con los cuatro mamporros de turno. Estoy simplificando la cuestión al máximo, pero espero que se me entienda. Todos los superhéroes tienen problemas y una dimensión humana, ya lo sé, pero me interesan más cuanto más se preocupa el guionista tanto del cómic como de la película en hacerlos patentes, quizás porque aunque sean superhéroes todos queremos ver en ellos a personas, queremos identificarnos con ellos y queremos padecer el peligro que les rodea con ellos. No sé si estaréis de acuerdo pero pienso que todo argumento nos llega más si quien nos lo trasmite logra trasmitirnos las sensaciones que vive el protagonista porque así las hace nuestras.

En este sentido creo que por ejemplo los dos primeros “X-men” de Bryan Singer eran extraordinarios porque a parte de la acción, magníficamente rodada, todos y cada uno de los personajes se nos hacían cercanos gracias al fabuloso reparto y sus actuaciones; el primer “Spiderman” de Sam Raimi también está francamente bien para mi gusto, el “Hulk” de Ang Lee me parece mejor por todo lo dicho que el último; el “Superman” de Donner me emocionó cuando cree perder a Louis Lane y deja de ser un superhombre para sufrir una pérdida como hace todo ser humano y seguro que el próximo “Warchmen” nos encanta a todos porque el cómic guionizado por Alan Moore es sobretodo un drama en el que los personajes, pese a ser superhéroes, se dejan llevar por el deseo, la ambición, la venganza...

M. Night Shyamalan supó dar una vuelta de tuerca a los argumentos típicos de superhéroes y construyó una de sus mejores películas y una de las que, para mi gusto, es una de las mejores películas de superhéroes “El protegido” y consiguió hacerlo porque le dio la vuelta al planteamiento habitual con un guión que partía de una premisa distinta ¿qué ocurriría si el superhéroe no supiera que lo es? ¿qué ocurriría si el superhéroe sólo fuera una persona normal hasta que descubre que no lo es?

Pues bien, tras este amplio preámbulo y gracias a “El protegido” (con la que esta película tiene ciertos paralelismos al menos en parte de su planteamiento) llegamos a “Hancock”, una película sobre un superhéroe venido a menos, aquejado de una profunda depresión personal, afectado por la incomprensión y la desidia, borracho, descuidado, desmañado y despreocupado de todo, en definitiva, un personaje con problemas, con un transfondo que se nos hace próximo y con el que el espectador se puede identificar con facilidad (PRIMER ACIERTO, que podemos asignar al guionista vietnamita Vivent Ngo, que fue quien ideó el invento, aunque después el guión haya sido escrito y reescrito durante doce años).

La protagoniza Will Smith, un actor, que mejor o peor (ahí cada cual opinará a su gusto) es capaz de devorar como un agujero negro (perdón por el chiste) todo lo que se ve en pantalla (me refiero a que es un tipo que cae bien, que tiene porte, carisma y chispa, vamos que es una estrella, que si él aparece en escena no puedes dejar de mirarle) y está bien acompañado por el emergente Jasón Bateman y Charlize Theron (que vaya sorpresa, parecía que iba a ser una mera comparsa en esta película y ya os aviso que no) SEGUNDO ACIERTO

La dirige Peter Berg, director de la reciente “La sombra del reino” que va de la mano de uno de los directores y productores más importantes de Estados Unidos, Michael Mann (“Heat”, “el dilema”, “Ali”, “El último Mohicano” o “Corrupción en Miami”) y le da a la película un tono semidocumental de cámara nerviosa tratando de conseguir una sensación de realismo próxima a la que Paul Greengrass ha trabajado en sus últimas películas “United 73” o “El ultimátum de Bourne” lo cual intensifica la sensación de que nos encontramos ante un film atípico de superhéroes, que pretende ser realista y más próximo a nosotros. TERCER ACIERTO aunque luego comento lo que me parece una pega.

Y finalmente CUARTO ACIERTO: el argumento y el desarrollo del mismo son acertados, uno se entretiene viendo esta película, se sorprende con los giros de guión y la disfruta de principio a fin. Además para quien busque escenas de acción también las hay impactantes, tanto o más que las que estamos viendo en otras películas de este verano que siendo del mismo género pretendían conseguir lo mismo y que no me parecen tan acertadas como “Iron man” o “El increíble Hulk” y eso a pesar que los efectos especiales de “Hancock” no me parecen tan buenos (aún estando francamente bien en algunos casos como el descarrilamiento del tren o el momentazo de la ballena jaja).

Mi única pega sobre esta película es una cuestión meramente técnica. Me parece interesante que Peter Berg haya querido filmar utilizando la técnica de la “cámara en mano” para dar una sensación de realismo, pero creo que es un recurso que en algunos momentos no funciona bien. Me lo parece por ejemplo en las escenas de interiores, donde la tensión de las discusiones entre los personajes quizás quedaría mejor por procedimientos más clásicos como la alternancia de primeros planos o un movimiento leve de cámara. Creo que aquí sobrecarga la escena y el espectador se da cuenta del recurso porque te marea ligeramente, que es algo que no debería ocurrir.

Al margen de esta pega y de cualquier otra que pudiéramos sacarle, porque no es una película redonda aunque se le acerca mucho, pienso que “Hancock” es el ejemplo perfecto de cómo debería ser el cine de superhéroes y acción. Es equilibrada, entretenida, trepidante, tiene chispa, guiños humorísticos y también drama. Está bien contada, se pasa en un suspiro y sabe sorprenderte. Está claro que Will Smith es la estrella número uno del cine actual. Desde hace un tiempo todo en lo que interviene se convierte en un éxito. Por su puesto, él tiene mucho que ver en ello.

jueves, 10 de julio de 2008

“El increíble Hulk” (Louis Leterrier, 2008)

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País: USA.

Duración: 114 min.
Género: Acción, ciencia-ficción.
Interpretación: Edward Norton (Bruce Banner), Liv Tyler (Dra. Elizabeth "Betty" Ross), Tim Roth (Emil Blonsky), Tim Blake Nelson (Samuel Sterns), Ty Burrell (Leonard), William Hurt (general Thaddeus "Thunderbolt" Ross).
Guión: Zak Penn; basado en los personajes creados por Stan Lee y Jack Kirby.
Producción: Avi Arad, Gale Anne Hurd y Kevin Feige.
Música: Craig Armstrong.
Fotografía: Peter Menzies Jr.
Montaje: John Wright, Rick Shaine y Vincent Tabaillon.
Diseño de producción: Kirk M. Petruccelli.
Vestuario: Denise Cronenberg.

Si tuviera que calificar con un adjetivo esta película sería “aparatosa” y lo entenderéis si la véis sobretodo al comprobar que ocurre cada vez que aparece en escena Hulk, pero empecemos por otra parte.....

Lo primero comentar que esta película se ha planteado como secuela del “Hulk” de Ang Lee, pero más que nada porque aquella es relativamente reciente (2003) ya que la producción, el planteamiento y los actores que intervienen en ésta son diferentes. Ahora el protagonista es Edward Norton y no Eric Bana y su paternaire es Liv Tayler y no Jennifer Connelly.

Antes de entrar de lleno en lo que ofrece esta película decir que me parece superior la de Ang Lee porque es más dramática y porque pienso que el guión está más trabajado y hay mayor equilibrio entre lo que es puramente acción y lo que no lo es, que para mi gusto es más importante porque explora el drama del personaje de Bruce Banner, que es a fin de cuentas lo que nos acerca y hace más nuestro el argumento, ya que se humaniza y se hace más “real” pese a ser una película de superhéroes y ficción. Ya digo que eso para mi gusto, aunque no para el de la mayoría como va a demostrar la taquilla.


Sin duda esta película de Louis Leterrier (director de “Transporter”) va a tener mucho más público que aquella de Ang Lee y eso es algo que está planteado así desde la producción ya que los estudios Universal no estuvieron muy contentos con los resultados económicos del primer Hulk y querían dar un giro a la que ya es saga. A parte ha entrado en juego la Marvel ya que ahora sí y no entonces tiene derecho sobre parte de lo beneficios de sus personajes. De hecho he leído que han creado una división cinematográfica para producir películas inspiradas en sus personajes y ya se están preparando películas sobre “Thor” y “Capitán América” tras las que seguirán “The avengers” (Los vengadores). Lo podéis comprobar al final de esta película atando cabos sueltos al ver aparecer a Robert Downey Jr. en un cameo que remite a “Iron man”, también estrenada este año.

Esta película es, por tanto, algo muy diferente al primer Hulk. Aquella se acercaba más al cine de autor y estaba planteada como un drama de acción. Ésta es cine de evasión, quizás más acorde con el espíritu de los cómics y lo que pretende es entretener por encima de todo. Se han dejado de lado (no del todo) las disquisiciones morales y tiene menos peso dramático la preocupación del protagonista por los efectos de sus transformaciones y se ha potenciado todo lo que tiene que ver con la acción y la espectacularidad de las escenas.


Marvel ha tomado las riendas de su “criatura” y ha pensado en su público potencial para darle lo que quiere y ha hecho una película aparatosa y excesiva porque los efectos especiales le permiten hacerlo. Con esto no quiero decir que sea mala o que no entretenga, al contrario, pero me da la sensación de que se han traspasado todos los límites de lo lógico y eso abre mucho los ojos en un cine pero quita intensidad y emoción. Me explico: un ser al que las balas no hacen ni un rasguño y al que se puede lanzar un bazocazo sin que se vea afectado permite hacer escenas muy espectaculares, pero no sufre, no tiene miedo a nada y se anula toda la profundidad dramática que podría usarse para provocar sensaciones en el público. Al final sólo queda rizar el rizo cada vez más y queriendo hacerlo el asunto se les ha ido de las manos hasta el punto de llegar a lo inverosímil y sólo pondré como ejemplo que Hulk es capaz de apagar el fuego de un helicóptero aplaudiendo.

No entro en si la película entretiene o no que está claro que sí, pero habida cuenta de que cuando aparece Hulk cualquier cosa es posible que ocurra, a mí como espectador me interesa mucho más cuando Hulk es Edward Norton porque sí le veo inquietud y si le veo una profundidad al personaje y si me emociono o se me aceleran las pulsaciones cuando lo veo escapar por la favela brasileña al comienzo de la película (por cierto, mucho más impactante la favela que mil explosiones) por mucho que parezca que Norton ande un poco haciendo el papel por encargo y por la pasta que se va a embolsar (en ese sentido veo mucho más metido en canción a Robert Downey Jr. en “Iron man”). En el apartado de actores Liv Tayler y William Hurt simplemente cumplen y a Tim Roth parece como si le hubieran dado libre para desvariar y desfasar todo cuanto quisiera porque no puede estar más exagerado en su actuación.


En realidad la película llega un momento en que es exagerada y aparatosa. Me parece mucho más equilibrado e interesante su principio (que es próximo a lo que había hecho Ang Lee) que su final, en el que se da via libre al, por llamarlo de algún modo, “desfase visual” que permite el personaje de “Hulk” tal y como lo han diseñado. No me extraña que hubiera problemas en el rodaje y montaje y que Edward Norton y el propio director quisieran darle otro enfoque a la película, pero al final ganó la perspectiva de la Marvel, se eliminó diálogo y drama y se aumentaron las escenas de acción para acomodar la película a un público más juvenil. En algún momento, sobretodo al final, parece que se está viendo King Kong contra Godzilla y da la sensación de que se ha querido superar lo que hicieron con “Transformers”. Está bien en el sentido de que es inagotable la capacidad que existe hoy en día para sorprendernos cada vez más con los efectos visuales y en el sentido de que uno no se aburre viendo este tipo de películas (más que nada porque no hay argumental ni visualmente ni un momento de respiro), pero se pierde el equilibrio y la profundidad dramática y ambos aspectos son muy importantes para que los personajes y la historia nos lleguen.

En definitiva, una película entretenida y espectacular, adrenalítica y aparatosa a más no poder, recomendable en las sofocantes tardes del verano por aquello de pasar el rato sin devanarse el coco mucho y sin otra preocupación que ver pasar cosas cuando más impactantes visualmente mejor, pero inferior a lo que podría haber sido y para mi gusto inferior a la de Ang Lee, pero claro, lo que demanda el público que llena las salas es acción y espectáculo visual (y auditivo porque vaya si ayudan el sonido y la banda sonora) y es lo que pretende ofrecer Marvel con esta saga de superhéroes que comienza con “Iron man” y “El increíble Hulk”. Hay fórmula para rato porque la taquilla va a responder.

miércoles, 9 de julio de 2008

"Doctor en Alaska"















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Título original Northern Exposure
Género: Comedia costumbrista
Nº episodios 110 (6 temporadas)
Duración por episodio 44 minutos
Producción CBS y Universal Studios
País EE. UU.
Creado por Joshua Brand y John Falsey
Producción ejecutiva Diane Frolov y Andrew Schneider
Reparto Rob Morrow, Janine Turner, Barry Corbin, John Corbett, Darren E. Burrows, John Cullum, Doug Ballard, Richard Cumming Jr.
Música: David Schwartz

Había una vez un tiempo en que las cadenas de televisión (algunas como Antena 3 o Tele 5) no contraprogramaban aún y las series no faltaban a su cita en horario habitual. En concreto hablo de 1993 y a los programadores de TVE se les ocurrió que el mejor horario para una serie como “Doctor en Alaska” era en torno a la medianoche de los viernes, un horario “difícil” pero si uno lo piensa a fondo apropiado y perfecto para que esta serie se convirtiera en lo que nos gusta que sea, una serie “de culto”.

Debo reconocer que yo jamás me enganché a ese horario porque por entonces tenía otras prioridades pero mi primo (que no paraba de recomendármela) o mi madre sí lo hicieron y cada viernes en torno a las doce sonaba esa musiquilla casi hipnótica que abre cada capítulo. En mi familia fueron ellos los seguidores fieles a la cita con Cicely y supongo que en muchas familias pasó lo mismo porque la serie creó una legión de fans.


Con posterioridad la serie se emitió casi siempre en los veranos y siempre terminaba cancelada con la llegada del nuevo curso laboral. En ese momento es cuando yo me enganché y me convertí en seguidor apasionado, tanto que grababa los episodios y los veía en las cálidas noches de verano. No sé por qué pero siempre he pensado que esta serie ha de verse o en la sobremesa o por la noche, quizás porque entonces todo parece más recogido o está más en calma y porque uno desarrolla una cierta relación de intimidad con esta serie y lo que gusta es disfrutarla casi en privado, prestando la máxima atención a cada diálogo y disfrutando en toda su intensidad todo lo que acontece. Los programadores de TVE seguramente pensaron en su día en audiencias, pero lo cierto es que atinaron con el horario perfecto para “Doctor en Alaska” porque así se convirtió en lo que debía ser, una serie de culto, aunque sus seguidores crezcan conforme pasa el tiempo y logramos contagiar nuestro entusiasmo por ella.

Recuerdo que en las reposiciones era fácil ver las tres primeras temporadas, pero ya no tanto el resto y para verlas con toda la calidad precisa la única manera es el DVD. Al menos ya han sacado a la venta las dos primeras temporadas y acaba de salir a la venta la tercera, así que el proyecto parece ser posible. Como muchos no habréis visto la tercera me gustaría simplemente recordar las dos primeras temporadas.


La acción comienza cuando el joven doctor Joel Fleischman tiene que abandonar a su novia y su Nueva York para ir a trabajar a Alaska, ya que el estado ha financiado sus estudios a cambio de que ejerza los cuatro primeros años de profesión en el lugar que le asigne y éste no es otro que Cicely.

Como ocurre con muchas series con las que se arriesga desde producción, las dos primeras temporadas de “Doctor en Alaska” constaban de ocho y siete capítulos respectivamente y ya con el éxito de la misma en Estados Unidos, la CBS decidió producir 23 episodios para la tercera temporada y se llegaron a hacer seis temporadas.
Lo que más sorprende de “Doctor en Alaska” es que la inquietud por los personajes por temas trascendentales convierte a Cicely en un paraíso perdido, un lugar donde vivir es una experiencia irrepetible gracias al contacto con la naturaleza y las preocupaciones de los personajes que pueblan el lugar por más que Fleischman no sepa verlo (que nosotros sí lo hacemos como espectadores). La serie adquiere así un cierto tono “existencialista” y no sólo se disfruta por los argumentos, por los tiras y aflojas del día a día de Fleischman con el lugar o amorosos con Maggie O’Connell sino también por lo que te hace reflexionar y por la atmósfera envolvente que se consigue y en la que mucha culpa tienen los monólogos a la luz de la luna de Chris Stevens desde su puesto radiofónico de la K-Bhr.

En apenas quince episodios la primera y segundas temporadas te terminan enganchando con momentos maravillosos y divertidos como los relativos a la llegada de Fleischman y su descoloque inicial, la maldición que o’Connel parece tener con sus parejas, el encuentro de Chris con su “hermano” Bernard; pero yo pienso que es a lo largo de los veintitrés capítulos de la tercera temporada cuando uno definitivamente se convierte en lugareño de Cicely.

Una serie antológica




viernes, 4 de julio de 2008

"La niebla" (Frank Darabont, 2008)

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Dirección: Frank Darabont.
País: USA.
Duración: 127 min.
Género: Thriller sobrenatural, terror.
Interpretación: Thomas Jane (David Drayton), Marcia Gay Harden (Sra. Carmody), Laurie Holden (Amanda), Andre Braugher (Norton), Toby Jones (Ollie), Bill Sadler (Jim), Jeffrey DeMunn Dan Miller), Frances Sternhagen (Irene), Alexa Davalos (Sally), Nathan Gamble (Billy Drayton).
Guión: Frank Darabont; basado en el relato de Stephen King.
Producción: Frank Darabont y Liz Glotzer.
Música: Mark Isham.
Fotografía: Rohn Schmidt.
Montaje: Hunter M. Via.
Diseño de producción: Gregory Melton.
Vestuario: Giovanna Ottobre-Melton.

Recientemente leí que “La niebla” de Frank Darabont era como la versión clásica del “Monstruoso” de J. J. Abrahams, también se recuerda que está basada en una novela de Stphen King y se remite a la película del mismo título (en castellano al menos) de John Carpenter. Bueno, como acercamiento a la película puede ser válido, aunque la comparación con “Monstruoso” me parece cogida con pinzas salvo porque ambas comparten género: terror y cine catastrofista.

Sin embargo habría que ir a ver “La niebla” sin prejuicios para toparse de lleno con lo que es, una película diferente, atípica y demodé respecto a lo que solemos ver en los cines en estos momentos. También es esta una buena razón para no recomendarla abiertamente porque tengo mis dudas de que todo el mundo la disfrute como yo lo he hecho, sobretodo si se espera otra cosa.

Frank Darabont se va convirtiendo en un director de culto para muchos. Dejando de lado su irregular homenaje al cine de Frank Capra (“The majestic”), el resto de sus películas (Cadena perpetua” o “La milla verde”) han estado a un destacado nivel y “La niebla” no decepciona, aunque tiene sus peculiaridades y ha de ser entendida para ser apreciada.

Pienso que su principal baza a favor es que es una película que, narrada con un estilo clásico basado en una filmación sobria y de recursos ajustados, termina por descolocarte tanto o más que las incontables películas del mismo género que lo hacen con un presupuesto desorbitado y apoyándose sobretodo en el impacto visual. No quiere decir esto que “La niebla” no tenga momentos visualmente impactantes que tiene varios y que provocan un profundo desasosiego, a lo que me refiero es que no es una película basada en la acción, en el montaje o situaciones trepidantes.

En realidad el espacio donde transcurren los acontecimientos está acotado y es reducido porque los personajes están “rodeados” así que Darabont juega más con el terror psicológico y deja que sus personajes dialoguen y se expliquen y la película se toma su tiempo para observar sus reacciones y analizar su comportamiento. Es una película muy basada en el diálogo y en la que son importantes los datos que se ofrecen sobre cada uno de los personajes porque condicionan sus acciones y también nuestra propia reflexión sobre si lo que hacen es o no lo más adecuado. En ese sentido es una película que te zarandea, que te obliga a tomar partido, que te lanza a la cara preguntas y te cuestiona qué harías tú en una situación similar.

Me parece muy logrado el clima de angustia y de desesperanza que consigue Darabont a lo largo de toda la película y creo que dice muchas cosas de forma implícita con el comportamiento de los personajes y con el final, del que no voy a contar nada, salvo reafirmar lo que ya habréis oído y cuya moraleja es muy clara. También puedo decir que “La niebla” te deja huella, que no es una película que ves y de la que te olvidas y pone sobre la mesa muchos asuntos sobre los que pensar entre los que la fe (religiosa o en uno mismo) ocupa un especial protagonismo.

Lastrando mi apreciación, que habría sido inmejorable de no ser por ello, está el hecho de que Darabont no consigue mantener el nivel a lo largo de todo el metraje. Para mi gusto la película sufre altibajos y aunque procura ser realista incluso con los diálogos no necesitábamos ver escenas en las que los personajes recuerdan hechos que ya hemos visto y no siempre está bien explicado por qué tal o cual individuo de pronto pierde los nervios o el juicio. Es como si en determinados momentos se hubiera pegado tijeretazos a varias escenas en la sala de montaje para aliviar metraje y se tiene la sensación de que esas escenas podrían haber explicado mejor ciertos giros argumentales. Además, aunque se cuida a los personajes desde el guión, no en todos los casos tienen la profundidad que requería una película tan basada en ellos como ésta, aunque eso puede ser también responsabilidad de los actores. En este caso Thomas Jane está correcto y Toby Jones grandioso mientras que, para mi gusto, Marcia Gay Harden muy exagerada, aunque es lo que requería su Sra. Carmody.

Un buen consejo a la hora de verla sería no rendirse. La película empieza bien, con un temporal y la llegada de la niebla, el espectador sabe que la niebla es la que generará el clima de terror y aguanta los primeros minutos expectante, pero los hechos tardan en desencadenarse. Para mi gusto Darabont dosifica bien las sorpresas iniciales para que el interés se mantengan pero hay un tramo de película en la que los diálogos abundan y se puede perder un poco la atención (un error porque todo lo que se dice es importante). No obstante hay un punto de no retorno a mitad de la película a partir del cual todo es impactante, cada vez más, hasta llegar a un final que te deja literalmente noqueado.

Yo no me la perdería porque además tengo la sensación de que esta película es de las que pierde mucho vista en televisión porque desconectar cuando no ha de hacerse resulta más fácil.

jueves, 3 de julio de 2008

"El incidente" (M.Night Shyamalan, 2008)

***
Dirección y guión: M. Night Shyamalan.
Países: USA e India.
Duración: 91 min.
Género: Drama, thriller.
Interpretación: Mark Wahlberg (Elliot Moore), Zooey Deschanel (Alma Moore), John Leguizamo (Julian), Betty Buckley (Sra. Jones), Ashlyn Sanchez (Jess), Spencer Breslin (Josh), Frank Collison, Victoria Clark, Alan Ruck, Robert Bailey Jr. (Jared).
Producción: Sam Mercer, Barry Mendel y M. Night Shyamalan.
Música: James Newton Howard.
Fotografía: Tak Fujimoto.
Montaje: Conrad Buff.
Diseño de producción: Jeannine Oppewall.


Después de “La joven del agua” M. Night Shyamalan se había metido en los problemas en los que se meten todos los directores si sus películas no hacen caja, cosa comprensible porque el cine es industria aunque muchas veces injusta porque también es arte.

Shyamalan no es desde luego el mejor ejemplo para hablar de cine de “autor” y tampoco el mejor para hablar de cine comercial, pero su vocación es lograr ambas cosas y eso, consiguiendo mejores o peores resultados, se ha visto en todas y cada una de sus películas por lo que me parece un director muy a tener en cuenta y desde luego está entre mis favoritos.

Decir que “El sexto sentido” es una buena película es algo sobre lo que supongo que todo el mundo estará de acuerdo. También puede resultar fácil defender “Señales” o “El protegido”, pero resulta ya más complicado hacerlo con “El bosque” o “La joven del agua” con la que mucha gente salió del cine defraudada. Luego explicaré por qué creo que esto es así. De momento debo decir que todas ellas me parecen excelentes y si no interesantes, entretenidas y en todas veo detalles, escenas que me encantan porque intuyo que detrás de la cámara hay una persona minuciosa que juega con los recursos fílmicos para conseguir efectos en el espectador, que hay una persona inquieta que trata de dominar el medio en el que trabaja y experimentar sin olvidar nunca que hace cine para el público. Salvando las distancias, que sé que de momento y hasta que una mayor filmografía no le avale es precipitado, Shyamalan me parece que está en la línea de Hitchcock o Spielberg ¡¡¡¡Andaaaa lo que he dicho!!!!! Ya veremos si meto la pata o dentro de unos años su cine me da la razón que confío en que sí dado lo que ya ha ofrecido.

Retomo lo que había comentado antes y dejado en el aire: creo que Shyamalan después de “El sexto sentido” y su abrumador éxito y después de mantener más o menos el nivel con “El protegido” y “Señales” siguiendo fórmulas similares para conseguir sus extraordinarios golpes de efecto finales, quedó atrapado en una fórmula y un estilo que le son propios pero que le han perjudicado en algún caso a la hora de escribir sus guiones y por las expectativas que ha creado en su público. Cuando vamos a ver una película de Shyamalan esperamos un giro inesperado al final, sabemos que se insinúan cosas que pasan fuera de la pantalla, sabemos que va a “trabajar” nuestro miedo psicológico.....y él, que lo sabe lógicamente, porque construye sus películas contando con ello, trató de usarlo con dos películas de argumento arriesgadísimo como son “El bosque” y “La joven del agua” y la gente se sintió un poco defraudada, engañada, no tomada en serio. Recuerdo abucheos y risas al acabar “El bosque” y estupefacción con “La joven del agua”, lo cual me recordó en su día esa gran tomadura de pelo que era la Hitchcockiana “¿Pero quién mató a Harry?”.

Al contrario de mucha gente a mi no me importa tanto el argumento, aunque sea importante por supuesto, para disfrutar una historia, a mí me importa la propia coherencia interna de una película. Es decir, cada película plantea desde el principio sus propias normas, cada director tiene su propio estilo y es bueno que haya variedad porque así hay cine para todos: para el que busca nuevas experiencias en una película o para quien acude a pasar un rato de evasión. Shyamalan basa su cine en el suspense y avanzamos en sus películas sin saber qué va a pasar a la vuelta de la esquina de la siguiente escena. Eso le permite mantenerte pegado a la butaca de principio a fin y creo que eso lo ha conseguido en todas y cada una de sus películas y ante eso me quito el sombrero porque lo hace con recursos que sólo son fílmicos, con una cámara que no encuadra lo que tu quieres ver para que no te quede más remedio que imaginar el resto sin saber exactamente qué pasa; con indicios de que ocurre algo extraño pero que no se sabe qué es; con comportamientos extraños de sus personajes que revelan que algo les afecta. Quizás su problema es que a veces la resolución del enigma que planteaba no ha sido la esperada y ha defraudado como sucedió el “El bosque” y en el caso de “La joven del agua” su argumento no era lo que quería ver mucha gente que fue al cine esperando ver otra cosa.

Con “El incidente” me parece que ha querido recuperar al público, pero creo que no ha renunciado a sí mismo y de hecho , analizando fríamente lo que cuenta, pienso que incluso ha arriesgado. Sin embargo los dos argumentos de la película son más asequibles para hacer taquilla. Sí, he dicho dos argumentos, casi todas las películas de Shyamalan tienen dos argumentos. “El sexto sentido” hablaba de un niño con habilidades especiales pero también sobre la paternidad; “El protegido” hablaba sobre un tipo que descubre tener una fuerza extraordinaria pero también sobre el matrimonio; “Señales” sobre una invasión pero también sobre la fe; “El bosque” era un relato de terror pero también una reflexión sobre el mundo rural y “La joven del agua” era un cuento de hadas pero también una disección sobre el amor y las relaciones humanas. “El incidente” es lo que es pero además habla sobre las relaciones de pareja, ambos asuntos muy cercanos al público potencial y la moraleja de la película también es políticamente correcta con lo que Shyamalan se asegura tener a una mayoría a su favor con lo que puede remontar los resultados de “la joven del agua”, que de hecho ya ha conseguido al menos en cuanto a recaudación.

En cualquier caso creo que no ha dejado de arriesgar porque si se piensa fríamente el argumento de “El incidente” es el más facilón de toda su filmografía y más que nunca ha confiado en su capacidad para conseguir tensión y suspense con cada escena aunque también ha sido más explícito que nunca mostrando varias escenas de terror de esas que palpitan en el cerebro de uno durante días (véase todos los impactantes momentos en que muere la gente y no digo cómo, que ese es el quiz de la cuestión). Más que nunca Shyamalan se ha currado cómo debía poner la cámara, cómo debía ser el ritmo fílmico, cómo el montaje y cuál era la mejor forma de provocar tensión en la sala. Así que esta vez ha conseguido superar un momento de crisis en su filmografía recuperando público al tiempo que ha avanzado en sus capacidades como director. Fijaros que nada es gratuito en su película, ni siquiera las imágenes con las que arranca y concluye ésta.

Lo próximo de Shyamalan puede ser un tremendo éxito. Se trata de la adapatación de la serie de animación “Avatar: The last airbender” que podría convertirse en una trilogía. La historia trata sobre un mundo de cuatro nacionales cuyos dirigentes pueden dominar cada uno de los cuatro elementos: Agua, Tierra, Fuego y Aire. Sólo un ser puede dominarlos a todos: Avatar, así que cuando éste parece haber desaparecido las naciones empiezan a declararse la guerra..........pinta muuuuuy bien ¿no?


miércoles, 2 de julio de 2008

"Prison break" (Temporadas 1, 2 y 3)











Título original: Prison Break
País: Estados Unidos
Año inicio: 29 de agosto de 2005
Género: Drama - Acción
Dirigida por: Paul Scheuring (creador), Fred Gerber y Greg Yaitanes
Guión: Nick Santora Producida por: Paul Scheuring, Dawn Parouse, Marty Adelstein y Matt Olmstead Música original por: Ramin Djawadi
Reparto: Wenworth Miller (Michael Scofield), Michael Rapaport (Lincoln Scofield). Jodi Lyn O'Keefe (Gretchen), Robert Wisdom (Lechero), Rockmond Dunbar (C-Note), Amauri Nolasco (Sucre), William Fitchner (Mahone), Danay García (Sofía), Marshall Allman (LJ), Chris Vance (Whistler), Sarah Wayne (Sara), Wade Williams (Bellick), Robin Tunney (Veronica), Paul Adelstein (Kellerman), Robert Knepper (T-Bag), Peter Stormare (Abruzzi).

Recientemente he terminado de ver la tercera temporada de “Prison break” programándola a mi modo, cuando me viene bien verla y toda de tirón, como debe ser. Parece mentira que sea el único modo de poder disfrutar en toda su intensidad una serie ya que en las televisiones, salvo contada excepción, parece misión imposible. A veces pienso que esto es así porque les sale más rentable que la gente compre DVDS o pague digitales, satélites, pluses y demás. ¡¡¡Qué tiempos aquellos cuando sabías que tal televisión iba a poner tal serie a tal hora sin fallar nunca!!!!

La tercera temporada de Prison me ha hecho reflexionar sobre lo difícil que resulta mantener el nivel, sobre lo complicado que es crear una gran obra (del arte que sea) y mantener la llamémosle “gracia”, “inspiración” o “chispa creativa” y más cuando en este caso, la supuesta obra, forma parte de un medio popular condicionado por audiencias y mayorías como es la televisión.

Digo esto porque yo calificaría la primera temporada de “Prison break” como una obra maestra de la televisión y pienso que casi todos estaréis de acuerdo conmigo, pero su nivel, como ocurre tantas veces, ha ido descendiendo por causas que podemos imaginar. Porque queriendo estirar el éxito y la pasta que éste generó seguramente ha habido unos productores que han metido mano para darle al público lo que quería sin que importara demasiado la coherencia milimétrica que sí tenían los guiones de los primeros capítulos de la serie.

“Prison break” me parece el típico ejemplo de serie que avanza siendo inferior a sí misma y, no obstante, sigue siendo una serie interesante y, sobretodo, entretenida, aunque ya no sobresaliente y rompedora como al principio.

Creo que la primera temporada no pudo ser fruto de la casualidad. Seguramente se estudio milimétricamente cada uno de los episodios y el resultado fue fascinante porque además de que el argumento es apasionante (ya sabéis Michael Scofield entra en una cárcel para sacar a su hermano, condenado injustamente a muerte por un crimen que no cometió), todo, absolutamente todo, era magnífico. Desde la elección de los actores (cosa en la que esta serie ha mantenido el nivel) hasta la puesta en escena, con una dirección magnífica y un ritmo narrativo perfecto, trufada de cliffhangers en cada capítulo y con un guión y un argumento sobresalientes (no confundamos una cosa y otra que no es lo mismo). Con cada episodio te quedabas con ganas de más y como espectador se te trataba con el respeto más absoluto porque si algo caracterizaba a la serie era una gran coherencia y una gran capacidad para sorprender basada en la inteligencia de Michael y en los imprevistos, que eran los que provocaban los giros de guión.

No voy a dar detalles argumentales por si alguien no la ha visto pero acabada la primera temporada uno queda con un regusto magnífico y con esa sensación de pérdida que uno sólo siente cuando ha visto o leído algo realmente bueno. La segunda y tercera temporada no están a ese nivel, aunque yo seguiría recomendándolas porque lo que no pierden es la capacidad de entretener a los espectadores.

En la segunda temporada los acontecimientos y la situación en la que se encuentran los personajes cambian. Los primeros capítulos mantienen el nivel pero poco a poco uno nota como se intenta “estirar” el argumento y empiezan a surgir las casualidades y se empieza a rizar el rizo en exceso, que es uno de los grande males del cine de acción y aventuras actual, mal endémico en el cine sobretodo por culpa de los efectos especiales. En este caso, en “Prison” no son los efectos el problema pero sí la reiteración de casualidades, que hacen perder credibilidad a la serie.

Éste mal se hace especialmente grave en la tercera temporada, en la que, además, se producen altibajos en el ritmo de la serie con capítulos en los “pasan” muchas cosas y muy deprisa (el primer capítulo de la tercera temporada me parece de los peores por eso mismo), desafiando el tempo interno que se han marcado sus creadores y en otros se detiene la acción. Este desequilibrio y el descenso de nivel de los guiones pienso que son los principales problemas de la serie, pero ya digo que, en cualquier caso, el nivel sigue siendo aceptable y recomiendo verla porque pocas series son tan entretenidas y tienen tantas “sorpresas” para mantener tu atención.

Quitando las pegas lo que sí me parece destacadísimo en “Prison break” es el reparto. Los actores están magníficos todos y gracias a ellos y a una dirección y puesta en escena siempre con garra y atractiva se disfruta de grandes momentos y lo mejor es que en ese sentido la serie ha introducido notables cambios y siempre manteniendo el nivel con villanos magníficos como T-Bag uno de los mejores “malos” de las series de televisión de los últimos tiempos ¿alguien se ha preguntado por qué, a pesar de todo, termina cayendo bien? ¿No será que despierta “simpatías” en nuestro lado más tenebroso? Yo creo que eso es porque esta serie sabe hacernos próximos y creíbles a todos y cada uno de los personajes, estén a un lado u otro de la ley.

Otra de las grandes virtudes de la serie (y eludo conscientemente lo magníficamente realizadas que están las escenas de tensión y acción porque eso es obvio) es la capacidad que tiene para poner en duda nuestros principios éticos. Aunque no es explícito y no se nos plantea en los capítulos, de fondo está el discernimiento de qué es lo correcto y lo incorrecto, de quién es el bueno y el malo porque todos son buenos y malos en algún sentido ¿Hacer justicia a cualquier precio es realmente justo? ¿Salvar a su hermano justifica todo lo que hace Michael? Este tema es muy interesante porque de nuevo surgen conspiraciones relacionadas con el gobierno, se pone en tela de juicio a los “buenos” (los policías) y en realidad se abre con esta serie un gran debate moral que cada cual debe resolver en su foro interno. Para mí el personaje más “bueno” de la serie es Sucre y, sin embargo, también infringe la ley por salvar a su novia y a sus amigos y el más “malo” es T-Bag y, sin embargo, en ocasiones muestra compasión, compañerismo o lealtad, aunque casi siempre es por puro egoísmo.

Pero lo mejor, lo que sin duda hace que esta serie sea especial es que se ensalza la inteligencia de Michael Scofield. La inteligencia se convierte en motor y agente de la acción y es la gran protagonista de la serie y sólo por eso esta serie merece la pena, aunque también por todo y a pesar de todo lo dicho anteriormente.