sábado, 28 de febrero de 2009

"El luchador" (Darren Aranofsky, 2008)

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Título: The Wrestler

País: Estados Unidos
Año: 2008
Duración: 105 min.
Género: Drama costumbrista
Reparto: Marisa Tomei, Evan Rachel Wood, Mickey Rourke, Judah Friedlander, Ajay Naidu, Mark Margolis, Ashley Springer, Angelina Aucello, Giovanni Roselli, Marcia Jean Kurtz, Todd Barry, Vernon Campbell, Ernest Miller

Guión: Robert D. Siegel
Distribuidora: Wide Pictures
Productora: Saturn Films, Protozoa Pictures
Cásting: Billy Hopkins, Kerry Barden, Mary Vernieu, Suzanne Crowley
Diseño de Producción: Tim Grimes
Fotografía: Maryse Alberti
Montaje: Andrew Weisblum
Productor: Darren Aronofsky, Eric Watson, Mark Heyman, Scott Franklin
Productor ejecutivo: Jennifer Roth
Vestuario: Amy Westcott

Lo primero que hay que saber antes de decidir si se va a ver “El luchador” es que no es una película cualquiera, es una película de Darren Aranofsky, para más señas director de “Pi”, “Réquiem por un sueño” y “La fuente de la vida” y uno de los directores más sobrevalorados o, mejor dicho, más sobreprotegidos por la crítica estadounidense. Y digo esto porque no se trata de una película de estudio, sino más bien es una película que podríamos llamar “de autor” aunque seguramente es la más asequible para la taquilla de las que ha hecho.

Creo que lo que se valora en este director es por encima de todo su deseo por escapar de los convencionalismos del cine industrial de Hollywood, por su búsqueda de un cine diferente, creativo, por su deseo de ser considerado un artesano y no un director de encargo para recaudar dinero. Lamentablemente “La fuente de la vida”, película que estrenó en el 2006 con Hugh Jackman y Rachel Weisz, no funcionó del todo bien seguramente porque pecó de pretencioso ya que se marcó un dramón con toques de fantástico que terminó siendo demasiado personal, demasiado hermético, demasiado tedioso. Ambición le sobraba, pero el resultado no fue el pretendido y quizás por eso, esta vez, ha afrontado un argumento menos rebuscado y menos trascendente e intelectualoide, al menos en apariencia, más asequible para cualquier público, vamos y más cercano a “Réquiem por un sueño”, ese fascinante drama sobre el mundo de la droga que es para mucha gente una de las mejores películas de los últimos años y en gran parte motivo de la rendición de los críticos a este director.

La historia que nos cuenta trata sobre un luchador de wrestling y una prostituta, ambos en ese momento fronterizo en que la época dorada de su vida ha quedado atrás y deben aceptar un nuevo statu quo. Y en efecto, es un drama por ello, una historia en apariencia sencilla pero que susurra muchísimas ideas a quien sabe leer entre líneas. Un argumento de perdedores que inevitablemente recuerda a esa gran película de John Huston “Fat city” con la que guarda muchos puntos en común. No obstante mi impresión es que, pese a ser un drama, pese a encogerte el ánimo en más de un momento (impresionantes todos los que Randy pasa con su hija) no es una película lacrimógena ni dramática en el sentido estricto, más bien Aranofsky la sitúa en algo así como un “realismo costumbrista” lo que le imprime una enorme fuerza, una terrible sensación de realidad que termina por atraparte de principio a fin y de llegarte. Es curioso, pero probablemente Aranofsky ha hecho su mejor película o, al menos, la que a mí más me gusta, basándose en un argumento de lo más simple y eso que parece fácil, sí me parece digno de elogio porque resulta terriblemente complicado emocionar como lo hace y llegar al espectador manteniendo el interés de inicio a fin contando una historia como ésta.

Quiero pensar que el mérito está en el director, pero sin duda, la actuación de Mickey Rourke y de Marisa Tomei son portentosas y de ahí que hayan sido nominados en los óscars y que Rourke fuera el favorito hasta que ganó Sean Penn (Tomei lo tenía más difícil porque siempre se ha rumoreado que su óscar por “Mi primo Vinny” se lo regaló un Jack Palance borracho que quiso hacer la gracia, cosa que seguramente nunca se confirmará o desmentirá). Mickey Rourke compone un personaje magnético, que despierta una irresistible empatía en el espectador aún intuyendo que su pasado le hace merecedor de todo lo que tiene, como él mismo reconoce a su hija. Para que se me entienda es una persona difícil que ha asumido su condición y que acepta su papel en la vida y su destino, sin lloriqueos ni lamentaciones y por eso mismo nos conmueve. Además en cualquiera que conozca la trayectoria del propio actor, se intuye que éste ha dejado gran parte de sí mismo en el personaje y eso hace todo más “auténtico”. Quizás por eso mismo Aranofsky siempre pensó en él aunque para tenerlo a su órdenes Nicolas Cage, el preferido de los productores, tuvo que rechazar el papel en un gesto que según he leído fue de amistad.

No va a ser esta película de grandes taquillas ni de una gran acogida popular, pero tiene algo mágico, algo poderosamente emotivo o quizás sea sólo conmigo, que me encantan las películas de “perdedores”. Puede ser su halo de nostalgia de los ochenta (¡¡¡grandiosos todos los momentos en que suena la música de Guns ‘n’ roses o Scorpions!!!), puede ser su tono realista/costumbrista (durante gran parte del metraje Aranofsky sigue a Randy justo a su espalda mientras camina, retratando de esta forma los ambientes en que se mueve, lo que hace, cómo trabaja, cómo le tratan y cómo responde a ello), puede ser lo conmovedor de la relación entre los luchadores (obsérvese cómo se “nota” el respeto que todos sienten por Randy pese a que luego, sobre el ring, se peguen auténticas palizas), puede ser el impacto de las miradas, silencios y diálogos de Randy con Cassidy o con su hija (Rourke está inmenso en todas y cada una de estas escenas) o puede ser simplemente que es una película perfecta en su simplicidad, que no sencillez. El caso es que me ha encantado y me ha llegado como no lo hacen otras muchas películas y que sí me parece un buen motivo para seguir teniendo fe en un director que terminará por estar en lo más alto haciendo “su” cine, como recientemente lo ha estado Danny Boyle, con quien creo que guarda ciertos paralelismos. Seguiremos su pista.

Y para acabar de ofrecer mi impresiones decir que Mickey Rourke ganó el máximo premio que podía lograr en la ceremonia de los óscars. Su premio no tenía forma de estatuilla dorada, su premio era la derrota. Mickey Rourke, como su Randy de “El luchador” es un perdedor, un actor hundido por sus propias miserias y que en el afán por salir del pozo profesional (ignoro si también personal pero intuyo que sí) va a alcanzar el reconocimiento y su auténtico valor. Su triunfo no son los premios, aunque ya ganó el Globo de oro por esta actuación, su verdadero triunfo es la autosuperación, el reencontrarse consigo mismo, con lo mejor de sí mismo, con el actor que encandiló en “Nueve semanas y media”, “El corazón del ángel” o “Manhattan sur”, el outsider, el contracorriente, el maldito. Si algo demuestra “El luchador” es cada uno es lo que es, que cada cual tiene su propia familia aunque ésta no sea la sanguinea y que cada cual tiene su propio destino, que aunque no sea, el de los príncipes y princesas azules, no tiene por qué ser menos importante ni menos reconfortante si se sabe vivir con dignidad y humanidad, toda la que revosa este personaje del luchador, que queda para la historia del cine gracias a un inmenso Mickey Rourke.




lunes, 23 de febrero de 2009

Óscars - 2009 (Vencedores)

Más información en: http://www.via-news.es/


No hubo grandes sorpresas en la gala de entrega de los óscars de este año y la gran favorita “Slumdog Millionaire”, del británico Danny Boyle, se llevó ocho de las diez estatuillas a las que aspiraba derrotando a “El curioso caso de Benjamín Button”, que pese a ser una destacada película no logra en el espectador el tremendo impacto que sí consigue la historia de Jamal y Latika.

Los grande derrotados, a parte de un David Fincher que tendrá más oportunidades en el futuro, fueron la película israelí “Vals with Basir” que fue derrotada por la japonesa “Departures” en el apartado de mejor película de habla no inglesa y Mickey Rourke, que era la alternativa de Sean Penn y se quedó con las ganas.

La gala fue a toda velocidad, entregando premios uno tras otro sin parar y sólo se detuvo en los premios importantes, especialmente con los actores, a los que cinco de los ganadores anteriores les fueron presentando en una innovación que me pareció positiva. También me lo pareció el cambio de escenario, en una sala donde los nominados están mucho más cerca de la zona de entrega y eso hace que la ceremonia sea algo más “íntima” y que lleguen al micrófono de agradecimientos más rápido (A Vic esto no le gustó tanto porque le quita fastuosidad a la gala. Por su puesto volvimos a verla en directo como todos los años y como buenos frikies).

En próximos días presentaremos reseñas de las principales películas pero antes de eso decir que el triunfo de “Slumdog millionaire” me parece justo y eso a pesar de que ya ha surgido una corriente crítica en contra que se empezó a gestar en el mismo momento en que la película comenzó a ser favorita en detrimento de “El curioso caso de Benjamín Button”. En mi opinión Danny Boyle jamás hubiera soñado estar donde estuvo ayer y ganar lo que ganó, hizo su película pensando en lo que le interesaba contar, ajeno a las necesidades de ninguna productora de hacer la “película de los óscars”. Por eso mismo su historia tiene encanto y desparpajo y llega y emociona porque está hecha con el único propósito de contar de la mejor manera una historia pensada para conmover y los personajes lo consiguen. “El curioso caso de Benjamín Button” en cambio era un caballo ganador desde el principio, con un argumento apasionante, una película de gran estudio, pensada por y para presentarse como la película del año y disponía de todos los medios para conseguirlo, pero aún siendo una película que juega con nuestra emotividad no logra sacudirnos del todo como espectadores y pierde en la comparación por una mera cuestión de proximidad. La historia de “Slumdog millionaire” se nos hace cercana, la de “El curioso caso de Benjamín Button” no tanto, aunque esto no quita para que ambas sean grandes películas y pienso que la segunda será mejor valorada cuando pase el tiempo.

En cuanto al resto de premiados decir que éste me ha parecido un buen año y que títulos como “Wall-e” o “El caballero oscuro” perdurarán en nuestra memoria por mucho tiempo. En líneas generales, una buena cosecha y un buen reparto de premios. Si no habéis visto las películas vencedores merece la pena recuperarlas.

PALMARÉS

- Slumdog millionaire 8 óscars
- El curioso caso de B. Button 3 óscars
- El caballero oscuro 2 óscars
- Mi nombres es Harvey Milk 2 óscars
- Wall-e 1 óscar
- El lector 1 óscar
- The duchess 1 óscar
- Vicki Cristina Barcelona 1 óscar
- Departures 1 óscar


MEJOR PELÍCULA

"Slumdog millionaire"

MEJOR DIRECTOR

Danny Boyle "Slumdog millionaire"

MEJOR ACTOR PROTAGONISTA

Sean Penn "Milk"

MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA

Kate Winslet "The reader"

MEJOR ACTOR SECUNDARIO

Heath Ledger "The dark knight"

MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA

Penélope Cruz "Vicky Cristina Barcelona"

MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA

"Departures" (Japón)

MEJOR PELÍCULA ANIMADA

"Wall-E"

MEJOR GUIÓN ORIGINAL

Dustin Lance Black "Milk"

MEJOR GUIÓN ADAPTADO

Simon Beaufoy "Slumdog millionaire"

MEJOR FOTOGRAFÍA

"Slumdog millionaire"

MEJOR MONTAJE

"Slumdog millionaire"

MEJOR DIRECCIÓN ARTÍSTICA

"The curious case of Benjamin Button"

MEJOR BANDA SONORA

"Slumdog millionaire"

MEJOR CANCIÓN

"Jai ho" ("Slumdog millionaire")

MEJOR VESTUARIO

"The duchess"

MEJOR MAQUILLAJE

"The curious case of Benjamin Button"

MEJORES EFECTOS VISUALES

"The curious case of Benjamin Button"

MEJOR SONIDO

"Slumdog millionaire"

MEJOR MONTAJE DE SONIDO

"The dark knight"

MEJOR PELÍCULA DOCUMENTAL

"Man on Wire"

MEJOR CORTOMETRAJE DOCUMENTAL

Smile Pinki

MEJOR CORTOMETRAJE DE FICCIÓN

Spielzeugland (Toyland)

MEJOR CORTOMETRAJE DE ANIMACIÓN

Presto


NOMINACIONES y ÓSCARS TOTALES

1. El curioso caso de Benjamin Button 13 / 3
2. Slumdog millionaire 10 / 8
3. El caballero oscuro 8 / 2
4. Mi nombres es Harvey Milk 8 / 2
5. Wall-e 6 / 1
6. Frost/Nixon 5
7. The reader 5 /1
8. Doubt 5
9. El intercambio 3
10. Revolutionary road 3
11. The duchess 2/ 1
12. The wrestler 2
13. Frozen river 2
14. Wanted 2
15. Iron man 2
16. The visitor 1
17. Rachel getting married 1
18. Trophic thunder 1
19. Vicky Cristina Barcelona 1 / 1
20. Hellboy II 1
21. Australia 1
22. Defiance 1
23. In burges 1
24. Happy so lucky 1
25. Kung fu panda 1
26. Bolt 1
27. Waltz with Bashir 1
28. La clase 1
29. The Baader Meinhof Complex 1
30. Departures 1 /1
31. Revancha 1

sábado, 7 de febrero de 2009

"El curioso caso de Benjamin Button" (David Fincher, 2008)

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Título original: The Curious Case of Benjamin Button
Dirección: David Fincher
País: Estados Unidos
Año: 2008
Duración: 159 min.
Género: Fantástico
Reparto: Brad Pitt, Cate Blanchett, Tilda Swinton, Elle Fanning, Elias Koteas, Jason Flemyng, Julia Ormond, Taraji P. Henson, Josh Stewart, Faune A. Chambers
Guión: Robin Swicord, Eric Roth
Distribuidora: Warner Bros. Pictures
Productora: Warner Bros. Pictures, The Kennedy/Marshall Company, Paramount Pictures
Cásting: Laray Mayfield
Dirección artística: Kelly Curley, Randy Moore, Tom Reta
Diseño de Producción: Donald Graham Burt
Fotografía: Claudio Miranda
Montaje: Angus Wall, Kirk Baxter
Música: Alexandre Desplat
Productor: Cean Chaffin, Frank Marshall, Kathleen Kennedy
Productor asociado: Jim Davidson
Vestuario: Jacqueline West


Que “El curioso caso de Benjamin Button” es una película especial y distinta es algo que se aprecia desde el primer fotograma, que deja huella es indudable y que no deja indiferente también, ahora bien, las sensaciones que provoca pienso que van a ser dispares y a la hora de escribir sobre ella a mí se me ocurren en principio una reflexión y un consejo.

La reflexión parte del hecho de que ésta película, como muchas otras que también son “distintas”, te obliga a pensar a quién se la vas a recomendar para hacerlo con o sin reservas. Muchas veces pienso que igual que hay o había calificación de películas para mayores de X años debería haber recomendaciones de películas según edades, aunque eso no les interesa a los distribuidores claro, porque reducirían potencialmente las posibilidades de taquilla y por supuesto porque es difícil generalizar sin caer en el error. Yo, pese a todo, voy a arriesgarme a decir que esta película le va a gustar a mucha gente, pero que sólo le va a parecer magnífica a un sector del público pareciéndole al resto lenta y larga (y no es larga sólo por su duración).

El consejo viene a cuento de lo predispuestos que vamos siempre como espectadores cuando toda la publicidad de una película sólo habla maravillas de ella para sacarle punta al más mínimo fallo. Evidentemente “El curioso caso de Benjamín Button” despierta una curiosidad extraordinaria tras la excelente cosecha de trece nominaciones en los óscars y después de lo que se ha ido diciendo de ella. Mi consejo no obstante es que no se vaya a ver como el no va más de este año porque no lo es. Para mi gusto es una gran película, pero no es la película perfecta ni es una película fácil de digerir y la verdad es que toda la publicidad que se está haciendo de ella le va a perjudicar.

El director David Fincher (“Seven”, “Alien 3”, “The game”, “El club de la lucha”, “La habitación del pánico”, “Zodiac”) opta en esta película por una atmósfera plácida, melancólica y amable y envuelve a la historia con un halo fantástico de cuento potenciado por la extraordinaria fotografía crepuscular de Claudio Miranda y la banda sonora de Alexandre Desplat. Se me ocurrió en varios momentos que a Tim Burton (“Eduardo manostijeras”) y Jean Pierre Jeunet (“Amelie”) hubieran estado encantados filmando esta historia y lo hubieran hecho también francamente bien (la sucesión de casualidades que provocan un accidente encantará seguro al director francés porque parece un homenaje a su cine). Por ello mismo los sucesos que se relatan transcurren narrados por una hija (Julia Ormond) a su madre (Cate Blanchet) en su lecho de muerte en el hospital a partir de un diario que viene a causar en realidad el mismo efecto que un cuento en nosotros.

En realidad toda la película se caracteriza por una atmósfera de una cierta irrealidad más lírica y poética que otra cosa, los sucesos fluyen con cierta parsimonia y los acontecimientos se suceden centrándose más en los efectos anímicos de los personajes que en acciones concretas y por eso mismo es una película que crispará los nervios de quienes busquen otro tipo de cine. Esto le permite por su parte a Fincher lanzarse a una filmación contemplativa en la que abundan primeros planos de los personajes y escenas de una bella calma serena y tranquila (magníficas casi todas las que muestran el momento en que confluyen los intereses de Benjamín y Daisy y su amor se encuentra justo en el medio). De hecho la dicción del propio Benjamín Button se caracteriza siempre por la mesura, como haciendo propio un convencimiento que es una de las moralejas de esta película-cuento: “Puedes encabritarte como un caballo desbocado, puedes gritar y protestar, pero ante la vida sólo puedes resignarte”.

Pienso que lo mejor de esta película y del argumento que ha hecho Eric Roth a partir del relato de F. Scott Fitgerald es que genera multitud de reflexiones sobre la vida y la muerte, el destino, el amor y el tiempo y lo hace a partir de una puesta en escena fascinante, irrepetible, distinta a cualquier otra película. Cuando unas líneas más arriba me he referido a que esta película no es la película perfecta sólo lo he hecho pensando en que como tal deberíamos considerar a una que gustase a todo el mundo y no es el caso; pero si cambiamos el criterio y consideramos como tal a aquella película que logra exactamente lo que pretende ésta lo es. David Fincher ha llegado a un punto como cineasta en el que la forma en que “cuenta” sus argumentos podría decirse que es perfecta. Ya lo fue con “Zodiac” y no lo fue menos con sus películas anteriores. Sin duda estamos ante uno de los genios del cine moderno y eso es algo que casi todos intuimos desde que filmó “Seven”.

Me gustaría detenerme algo más en la puesta en escena y para ello voy a aludir a varios momentos que me parecen irrepetibles: lo es todo el comienzo de la película, cuya primera media hora me parece que es fascinante de principio a fin con escenas antológicas como la de Thomas Button corriendo con Benjamín en sus brazos por las calles (es imposible colocar mejor la cámara y diseñar mejor una filmación); me parece irrepetible el fragmento en que se relata la sucesión de casualidades que demuestran como el destino a veces es caprichoso; son hermosísimas todas y cada una de las escenas de amor (y no me refiero sólo a las obvias, sino también a las paterno-filiales o a las que derivan de la amistad) y en ello tienen mucha culpa los actores que están todos magníficos; me resulta fascinante el momento en que Benjamín se dedica a viajar por la India buscándose a sí mismo y sus límites y me parece emocionante por cómo está contado todo el tramo final. Por así decirlo David Fincher ha estado en esta película en un auténtico estado de gracia y le ha salido todo. Sólo voy a reconocer un cierto descenso de interés a mitad de película, pero probablemente en su intento de transformar su historia en una “película río” tan grande como la vida misma, a Fincher se le ha ido un poquito el metraje. No me parece un error grave porque de hecho permite contrastar los sucesos del montacargas y en Rusia (menos apasionantes que el resto para mi gusto) con los que sí nos llegan con una mayor carga emotiva.

Los actores en esta película están, como no, magníficos, Cate Blanchett (Daisy, ¡¡¡qué actriz tan maravillosa!!!), Tilda Swinton (Elizabeth Abbott), Taraji P. Henson (Queenie), Julia Ormond (Caroline), Jason Flemyng (Thomas Button), Elias Koteas (Gateau) y, como no, Brad Pitt, que digámoslo claro, es un actor maravilloso y da lo mismo que digan que el maquillaje y los efectos especiales hacen mucho en esta película, él también está sensacional en un papel contenido que contrasta por ejemplo con otros como el de “Doce monos” o el graciosísimo este año de “Quemar antes de leer”. Las actuaciones unidas a la sensibilidad que desborda Fincher con su filmación y a la melancolía que desprende la historia consiguen que el argumento nos emocione de la manera más complicada, sin momentos especialmente intensos y desgarradores, sino con el mero fluir de las vidas de los personajes, de una manera plácida y pausada.

La clave para disfrutar al máximo de esta película reside realmente en todo esto, en la capacidad que tengamos cada uno de nosotros de sacarle todo su jugo a una historia narrada como un cuento lírico, como un poema melancólico de tono existencial. Es cierto que no se hace mucho cine de este tipo y que nuestras vidas son demasiado rápidas para detenernos tanto como nos obliga esta película, pero quienes sí sepan hacerlo se irán a sus casas con un maremágnum de imágenes, sensaciones y reflexiones para el recuerdo y sobre las que meditar. En apenas un día la valoración y el poso de “El curioso caso de Benjamín Button” está creciendo en mi interior como no había hecho ninguna película desde hacía muchísimo tiempo y estoy convencido que no la he visto en el mejor momento para disfrutarla en toda su intensidad.

Por favor, si la queréis ver disfrutadla en pantalla grande y dejando el estrés diario en la puerta del cine. Esta película requiere ensimismarse, meterse en uno mismo y abstraerse de todo. David Fincher nos ha regalado una película para siempre.