viernes, 30 de julio de 2010

“Damas del teatro” (Gregory LaCava, 1937)


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Titulo original: Stage Door
Producción: Pandro S. Berman
Guión: Morrie Ryskind y Anthony Veiller a partir de la obra de Edna Ferber y George S. Kaufman
Reparto: Katharine Hepburn (Terry Randall), Ginger Rogers (Jean Maitland), Adolphe Menjou (Anthony Powell), Gail Patrick (Linda Shaw), Constance Collier (Catherine Luther), Andrea Leeds (Kay Hamilton), Samuel S. Hinds (Henry Sims), Lucille Ball (Judy Canfield), Franklin Pangborn (Harcourt)
País: Estados Unidos
Duración: 92 minutos
Productora: RKO Radio Pictures

Con el word en blanco mi propósito inicial es convencer a todo el que me lea de que vea esta película, pero aún me gustaría más que las razones que doy para ello permitan disfrutarla al máximo. Si hay algo que resulta complicadísimo es convencer hoy por hoy a alguien que no suele ver cine del siglo pasado, de los años 30’s, en blanco y negro y con un montaje y ritmo narrativo completamente distinto al actual que una película como ésta merece muy mucho la pena. Al ritmo que vamos, con las televisiones públicas y gratuitas olvidando el cine clásico llegará un momento en que las películas con las que disfrutaron nuestros padres y abuelos quedarán en el olvido (si es que no lo están ya), así que mucho más Gregory LaCava, el director que nos ocupa.

¿Quién es Gregory LaCava? ¿Quién es Adolph Menjou? ¿Ginger Rogers? ¿Katherine Hepburn? Bueno, gracias al cielo a la Hepburn no la olvida nadie con sus cuatro óscars y su filmografía, pero tampoco deberían ser unos desconocidos el resto y cada año que pasa cientos de películas sepultan más y más aquellas que ni siquiera eran en color incluso en los estantes de la videoteca más suculenta.

Me entra una cierta nostalgia al pensar que aquellos ciclos de cine clásico de TVE y la 2 son ya historia. Ahora para ver una película como “Damas del teatro” hay que ser un espeleólogo fílmico, alguien muy interesado en desempolvar viejos títulos que fueron grandes estrenos en su tiempo y es una pena. ¡¡¡Cómo se nota que me voy volviendo un “abuelo cebolleta”? Vayamos al grano...

Gregory LaCava fue sin duda uno de los mejores directores de comedia clásica (véase también “Al servicio de las damas”) con permiso de Ernest Lutbisch, Frank Capra, George Cukor o Billy Wilder, entendida ésta como la que se rodó en la época dorada de Hollywood entre los años 30’s y 50’s del siglo pasado y “Damas del teatro” es una de sus mejores películas, nominada a cuatro óscars (mejor película, director, actriz secundaria –Andrea Leeds- y mejor guión).

La película trata sobre un grupo de chicas jóvenes se hospedan en la pensión Candilejas de Nueva York a la espera de lograr un papel en el Teatro que les lleve a la fama y el estrellato. Las protagonistas son Kay Hamilton (Andrea Leeds, que sólo por mala suerte no ha logrado su ansiada oportunidad), Linda Shaw (Gail Patrick, que intenta abrirse camino flirteando con los productores), Jean Maitland (Ginger Rogers, que no aguanta el carácter y oportunismo de Linda) y la recién llegada Terry Randall (Katherine Hepburn, hija de un millonario decidida a todo para conseguir su objetivo). Inicialmente la película se centra en el retrato coral de una situación, el microcosmos de la pensión y las aspirantes que conviven en ella, pero cuando entra en escena el productor Anthony Powell (impresionante, como siempre, Adolphe Menjou) y descubre a Jean los resortes dramáticos de la historia entran en juego y la película gana peso e intensidad.

Uno de los aspectos que más me gustan de esta película es la magnífica capacidad tanto del director como de las actrices para cambiar de registro pasando de chispeantes diálogos de la screwball más divertida (extraordinarias en esa labor Ginger Rogers y Katherine Hepburn en un comienzo de película espectacular) a un tono dramático intenso que concede al último tercio de metraje un marcado poso agridulce que es el que finalmente te impacta desde un punto de vista emotivo. El efecto es algo así como si, de improviso, la realidad se inmiscuyera en una comedia, lo cual termina siendo realista porque la vida es un poco de esa manera.

Esta película conecta con otros grandes títulos como “Eva al desnudo”, también enfocada al mundo del teatro o “Gran Hotel” en su construcción coral a medio camino entre el drama y la sonrisa y representa un tipo de comedia ya extinto basada en el ingenio de los diálogos y la presencia de los actores (en este caso actrices en su mayoría), capaces por sí mismos de atrapar todo el interés del espectador sin necesidad de escenas muy dinámicas o una puesta en escena compleja. Este tipo de películas tienen una factura muy teatral sí, pero la pantalla ofrece siempre información en lo que se dice, en lo que no se dice, en miradas, gestos y poses y por ello resultan refrescantes y desenfadadas, con desparpajo. Creo que pese a lo mucho que ha cambiado el cine y el espectador tipo esta es una de esas películas a las que no afecta el paso del tiempo.

Y por otro lado y al margen de méritos artísticos, nunca está mal recuperar a los clásicos, viene a ser en cierto modo una forma de viajar en el tiempo. En realidad las cámaras de cine son muchas veces máquinas del tiempo y ver “Damas del teatro” es en cierta manera una forma de viajar a los años 30’s y sentir cómo una generación de aspirantes a actrices de teatro vivió, padeció y luchó por cumplir sus sueños.



jueves, 29 de julio de 2010

“The blind side (Un sueño posible)” (John Lee Hancock, 2009)

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País: USA.
Duración: 123 min.
Género: Biopic, drama.
Interpretación: Sandra Bullock (Leigh Anne Tuohy), Tim McGraw (Sean Tuohy), Quinton Aaron (Michael Oher), Kathy Bates (Sra. Sue), Jae Head (S.J. Tuohy), Lily Collins (Collins Tuohy), Ray McKinnon (Burt Cotton), Kim Dickens (Sra. Boswell), Catherine Dyer (Sra. Smith).
Guión: John Lee Hancock; basado en el libro “The blind side: Evolution of a game” de Michael Lewis.
Producción: Broderick Johnson, Andrew A. Kosove y Gil Netter.
Música: Carter Burwell.
Fotografía: Alar Kivilo.
Montaje: Mark Livolsi.
Diseño de producción: Michael Corenblith.
Vestuario: Daniel Orlandi.
Distribuidora: Warner Bros.
Pictures International España.
Estreno en USA: 20 Noviembre 2009.
Estreno en España: 18 Junio 2010.

Defender una película como “The blind side” es lo que podríamos llamar un acto de suicidio dialéctico a tenor de lo que los críticos piensan de la película y si no sólo hay que abrir los Fotogramas de Junio y Julio-Agosto por la tabla de “La opinión de nuestros críticos” y comprobar qué puesto ocupa en sus preferencias. Seguramente me destrozarían dando mil razones para ello que no podría rebatir porque está claro que se trata de una película facilona, ñoña, sentimentaloide (gracias al cielo no lacrimógeno, eso la hubiera matado) y tremendamente previsible. Dicho esto la puntilla sería decir que la protagoniza, Sandra Bullock, que particularmente me ha resultado auténtico “veneno” casi siempre a la hora de decidir si iba o no a ver una película, pero hete aquí que, contra todo pronóstico, incluso sorprendiéndome a mí mismo, he decidido romper una lanza por ella basándome única y exclusivamente en mi primera impresión (craso error, lo terminaré pagando seguro).

Modulo la cuestión, me ha gustado, pero entendámonos, si le pongo tres estrellas sobre cinco tampoco quiero dar a entender que es una película imprescindible (me permito una vía de escape por lo que pudiera pasar).

La verdad es que el argumento no sé si lo he visto antes pero suena a “ya visto” y eso es algo que se mantiene desde el principio de la película hasta los créditos finales, pero en esta ocasión son otros los méritos que explicaré después. Así a bote pronto he recordado una película que sí me parece mejor, protagonizada por Michelle Pfeiffer con el racismo como telón de fondo y que sí os recomendaría con menos reparo: “Por encima de todo” (Love field, 1993) con la que fue nominada en los óscars a mejor actriz. Sea como fuere lo sorprendente del caso es que se trata de una historia basada en un hecho real, lo cual impacta porque viendo la película uno no deja de pensar que sólo en un cuento de hadas puede haber gente que, como la protagonista, esté tan dispuesta a ayudar a los demás (¿o quizás sentirse bien ayudando a los demás sea más una forma de autosatisfacción que un acto caritativo? Hay un momento puntual en el que “The blind side” lanza abiertamente este debate).

Mike Oher es un chico pobre de 17 años, sin familia y con un futuro incierto, pero unas grandiosas cualidades deportivas. Escolarizado en una escuela cristiana en la que no encaja, Big Mike se convierte en el “bicho raro”, pero la familia Tuohy lo acoge en su casa y su “madre adoptiva”, Leigh Anne, consigue que aproveche todas sus facultades.

Me ha parecido un poco el reverso amable y entrañable de otra película que este año ha arrasado, “Precious”, en la que el fondo argumental es similar aunque mucho más realista, duro y dramático. Sin embargo, aunque aquella sea mejor película, ésta me parece el necesario reducto de un tipo de cine que cada vez se estila menos y que hace unos años abundaba más. “The blind side” es una de esas películas que te hacen pensar que todo es posible, que te empujan hacia delante, que te animan la tarde y te cargan las pilas. Es sentimental y ñoña, sí, pero a veces viene bien ver este tipo de historias emotivas que te hacen sentir mejor. Este año, 2009, sólo recuerdo “Invictus” que poseyera características similares y como no andamos muy sobrados de este tipo de cine uno lo recibe con especial agradecimiento porque se echan de menos aquellas “feel good comedies” que hoy parecen en extinción de Frank Capra y otros clásicos, que te encogían el corazón en un puño al tiempo que te hacían sonreír; la comedia sofisticada de Billy Wilder o los clásicos de Audrey Hepburn y ya más cercanos en el tiempo esos títulos de los 80’s y 90’s que te hacían salir del cine con mejor ánimo del que habías entrado: “Campo de sueños”, “Cowboys de ciudad”, “Pretty woman”, “Los amigos de Peter”, “La boda de mi mejor amigo”, “Mejor...imposible”, “Big”, “Jerry Maguire”, “Cadena perpetua” y tantas otras.

Lo mejor sin duda de “The blind side” es que te anima el día, que no es poco, y eso aún cuando de fondo hay un problema real y existe un poso de tristeza que se vislumbra en algunos momentos y por supuesto, Leigh Anne Tuohy, porque yo diría que más que la oscarizada interpretación de Sandra Bullock, que no lo hace mal, lo que le da fuerza a la película es su personaje, que ilumina por completo la historia y es el que consigue conectar contigo como espectador (en casi todo momento salvo cuando se pone a dar lecciones a los entrenadores, que es cuando te dan ganas de cambiar de canal, con total seguridad el peor tramo de película).

Dicho esto entiendo perfectamente las críticas furibundas de todos aquellos que la ponen a parir por previsible y tontorrona, pero por suerte o por desgracia hay un tipo de cine para cada momento y ésta película ha acertado con el tono idóneo en un momento como el actual en el que no abundan este tipo de películas y en el que el cine “serio” parece optar sólo por los dramas realistas. De acuerdo, no es una película redonda ni mucho menos y como te pille de non y con un mando cerca puedes abandonarla antes de que te enganche; pero en un cine hacía tiempo que no me atrapaban en plan “facilón” y que menos que agradecerlo. La adaptación de la novela en que se basa me parece correcta, la narración también, entretiene y cumple con su objetivo, lo demás poco me importa. Ya sé que no pasará a la historia y que la olvidaremos pronto y que tiene factura de película televisiva de sobremesa (lo cual, admitámoslo, suele ser diana perfecta para nuestras iras) pero algo tiene, aunque sólo sea el defender un tipo de cine que ya no es habitual y desde luego los resultados en taquilla son porque gusta. El taquillazo conseguido es importante aunque luego el público esté dividido entre los que se emocionan más de lo que pensaban que iban a hacerlo y los que se sienten decepcionados ante una película blandengue, que no ofrece mucho más allá de su argumento edulcorado y sentimental. “The blind side” no deja indiferente a nadie, pero está siendo una de las películas más vistas del 2009 (tono sentimental + deporte es una fórmula muy buena).




miércoles, 28 de julio de 2010

Trailer de "Juego de Tronos"

Primer Teaser de la que puede ser una de las mejores series de la historia.

“Tropa de élite” (José Padilha, 2007)


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País: Brasil.
Año: 2007.
Duración: 115 min.
Género: Drama, thriller, policía.
Elenco: Wagner Moura (capitán Nascimento), André Ramiro (André Matias), Caio Junqueira (Neto), Milhem Cortaz (capitán Fábio), Fernanda Machado (Maria), Maria Ribeiro (Rosane), Paulo Vilela (Edu), Fernanda de Freitas (Roberta), André Mauro (Rodrigues), Fábio Lago (Baiano).
Guión: José Padilha, Rodrigo Pimentel y Bráulio Mantovani.
Producción: Marcos Prado y José Padilha.
Música: Pedro Bromfman.
Fotografía: Lula Carvalho.
Montaje: Daniel Rezende.
Diseño de producción: Tulé Peake.
Vestuario: Cláudia Kopke.
Estreno en Brasil: 12 Octubre 2007.

Seguro que os ha pasado alguna vez que os recomiendan una película u oís que se habla bien de ella o que ha ganado algún premio y la vais dejando pasar porque no termina de engancharos para verla. A menudo sucede cuando no aparecen en ella actores famosos o cuando intuyes que el galardón alcanzado no asegura realmente que vayas a ver la película que quieres y el momento va pasando hasta que un día, quién sabe por qué razón, te decides y te das de cabezazos por no haberla visto antes. Esto mismo me ha pasado durante dos años con "Tropa de élite", película del brasileño José Padilha que ganó en 2007 el oso de oro en el Festival de Berlín.

Lo que pretendo escribiendo sobre ella es que aquel que me lea tenga ganas de verla, pero soy consciente que pertenece a un tipo de cine que es minoritario o, al menos, que no es comercializado, que no es fácilmente accesible y gustará más o menos en función de muchas cosas que nada tienen que ver con que sea buena o mala.....Lo sé, acabo de desgranar unos cuantos suspenses y algunas dudas. Vayamos al grano.

“Tropa de élite” cuenta la historia del Capitán del BOPE, Nascimento, que se enfrenta a su última misión (la protección del Papa Juan Pablo II en su visita a Río de Janeiro) con el objetivo de buscarse un sustituto realmente a la altura. El BOPE son las siglas del Batallón de Operaciones Especiales de la Policía Militar de Río de Janeiro y es un grupo de élite que actúa sin miramientos en uno de los lugares más peligrosos del planeta: las favelas. La película recorre sus últimos días en el cuerpo y el proceso por el que elige a su sucesor entre dos aspirantes: Neto y Matías.

Se trata de una película dura, sin concesiones, de tono realista (ya sabéis, en estos días eso significa cámara “nerviosa”, muchas veces con una ambientación pseudodocumental), semi-ficción en la que no se eluden las escenas intensas, muchas veces violentas y dramáticas, que a menudo te dejan sin aliento. El cine de los 2000’s está plagado de este tipo de películas en las que el impacto de las imágenes y de lo que vemos en ellas asegura un visionado convulso y que deja huella. El ejemplo más claro y reciente es el óscar a mejor película “En tierra hostil”, pero en concreto esta película es, por temática y planteamiento prima hermana de la excelente “Ciudad de Dios” aunque enfocada desde el punto de vista opuesto, la policía.

Uno de los aspectos que más me han gustado es la magnífica forma en que desgrana una realidad compleja, la de una policía corrupta y una sociedad en la que hacer lo correcto es lo más complicado. En ese sentido me parece que el guión es modélico y el comportamiento de cada personaje y sus consecuencias están perfectamente descritos en la trama. La identificación que logras con los tres protagonistas, Nascimento, Neto y Matías es completo y por ello la película se sobredimensiona desde un punto de vista emotivo y sufres con ellos su situación al máximo, el callejón sin salida en el que se encuentran atrapados ya no sólo ellos sino todo el resto de tipos que van apareciendo en pantalla (magníficos todos los actores y la descripción de todos y cada uno de los personajes, Fabio, María, Baiano, etc).

La película provocó en su día importante polémica lo cual me parece precisamente algo muy positivo. Es el mismo efecto que también produjo otra película magnífica que era “Gomorra” que le valió a su novelista una persecución por parte de los grupos camorristas retratados. Cuando una película produce ese tipo de “picores” es que ha dado en el clavo y uno intuye viendo “Tropa de élite” que lo consigue, más si se leen los foros que circulan por internet hablando sobre ella y asegurando que Río de Janeiro y el submundo de las favelas provocan la inquietud, desasosiego y estrés que se palpa en la película.

Por supuesto estamos ante una película que en absoluto deja indiferente porque te convulsiona literalmente. Hay un tema de fondo para el debate y es si éticamente el comportamiento del BOPE es aceptable ¿Debe combatirse a los asesinos y traficantes al mismo nivel que ellos se manejan o cabe la posibilidad de actuar de otro modo? La película te susurra la respuesta, aunque no es ni agradable ni esperanzadora y levanta una polvareda de puntos de vista enfrentados. Hay quienes han tildado a esta película de neo-fascista, radical y una apología de la tortura. No quiero entrar en ello, es algo que emana de la película pero no me parece lo más importante, lo realmente significativo pienso que es el hecho de que lo mostrado exista y que haya personas que afirmen que responde a una realidad concreta. Es escalofriante que la realidad supere de esta manera a la ficción y que nuestras pesadillas tomen forma en ciertos lugares. Ni aún en el siglo XXI el ser humano está civilizado aún y existen muchísimas problemáticas latentes por solucionar. Eso es lo que me parece más importante porque a través de un relato tenso y adrenalítico nos explican a la perfección una realidad compleja de la que debemos ser conscientes.

Lo que uno se pregunta estos días es ¿Va a celebrarse en Río de Janeiro unos Juegos Olímpicos? Por nada del mundo me gustaría estar en el pellejo de los cuerpos de seguridad brasileiros.




martes, 27 de julio de 2010

"La saga de Crepúsculo: Eclipse" (David Slade, 2010)

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Título original: The Twilight saga: Eclipse.
País: EEUU
Duración: 124 min.
Género: Fantástico, drama, romántica.
Interpretación: Kristen Stewart (Bella Swan), Robert Pattinson (Edward Cullen), Taylor Lautner (Jacob Black), Billy Burke (Charlie Swan), Ashley Greene (Alice), Jackson Rathbone (Jasper), Dakota Fanning (Jane), Bryce Dallas Howard (Victoria), Jodelle Ferland (Bree), Nikki Reed (Rosalie), Kellan Lutz (Emmett), Peter Facinelli (Dr. Carlisle Cullen), Xavier Samuel (Riley), Anna Kendrick (Jessica), Kirsten Prout (Lucy), Catalina Sandino Moreno (María), Jack Huston (Royce King), Julia Jones (Leah Clearwater).
Guión: Melissa Rosenberg; basado en la novela de Stephenie Meyer.
Producción: Wyck Godfrey y Karen Rosenfelt.
Fotografía: Javier Aguirresarobe.
Música: Howard Shore.
Montaje: Art Jones y Nancy Richardson.
Diseño de producción: Paul D. Austerberry.
Vestuario: Tish Monaghan.
Distribuidora: Aurum.
Estreno en España: 30 Junio 2010.


De qué va: Bella sigue debatiéndose entre su amor por Edward y su amistad por Jacob, pero la amenaza de Victoria y un grupo de nuevos vampiros obligan a que todos colaboren para salvar a la protagonista.

Que la saga de Crepúsculo es superventas y tiene una legión de fans es algo evidente e incuestionable tanto en lo que se refiere a las novelas como a las películas, unas y otras definitivamente contaminadas entre sí puesto que nadie puede ya imaginarse a los personajes de otra forma que como nos los han mostrado en la gran pantalla y eso es porque, como ocurre con la saga de Harry Potter, detrás hay una sofisticada estructura industrial para sacar todo el jugo posible a lo que da de sí la historia que en su día ideara Stephanie Meyer. La idea estaba clara desde el principio, si hay un público que devora las novelas, ese mismo público tiene que ver las películas a poco que se le dé lo que quiere y de ahí es donde, bajo mi punto de vista, surge lo mejor y lo peor de esta saga.

A estas alturas, tercera película, y después del éxito comercial de la segunda, se ha apostado decididamente por darle continuidad al tono romántico adolescente, la perspectiva de la protagonista femenina (Bella) y calculadas dosis de fantástico y acción, renunciando definitivamente al tono “realista” que le dio la directora Catherine Hardwicke en la primera película.

En teoría esto significa que es una película pensada por y para un sector muy concreto de público, mayoritariamente femenino, con una edad concreta para el que los torsos desnudos o la esgrima romántica entre los protagonistas masculinos (Edward Cullen y Jacob Black) son el condimento esencial que le da la sustancia al argumento. No se excluye con esto a otros públicos, pero la acción (y eso que aumenta y mejora los episodios precedentes) y el toque fantástico quedan en un segundo plano, así que si se va a verla mejor hacerlo sobre aviso.

Ni por un momento se me ocurre dudar que el argumento resulta fascinante para muchos (mejor debería decir “muchas”), que las perchas de Robert Pattinson y Taylor Lautner (éste último con las “chocolatinas” perfectamente ubicadas) provocan suspiros infinitos y que se logra dar a la película el tono adecuado para convertirla en un referente de cine romántico adolescente o juvenil como en otros tiempos fueron “Oficial y caballero”, “Dirty dancing” y tantas otras; pero a mí me parece que es una historia ínfimamente aprovechada y que aunque la primera película era un poco chapucera en cuanto los acontecimientos se aceleraban resultaba mucho más sugerente e interesante que la segunda y desde luego que esta tercera, en la que los diálogos del triángulo protagonista comienzan a ser ya repetitivos y en algunos momentos aburridos.

Hay varios puntos de partida en el argumento de esta tercera parte que me parecen interesantes y seguramente estén mejor tratados en la novela: la esencia misma del triángulo romántico (¿qué es más valioso lo que queremos o lo que necesitamos? Se hace el guiño argumental de que el corazón no funciona según esas pautas); el enfrentamiento entre vampiros y hombres lobos y su colaboración forzada o la oculta lucha de intereses en el propio mundo vampírico (tanto la inquietante presencia de Victoria como el calculado segundo plano de los vulturi); sin embargo creo que no se acierta del todo en el desarrollo de ninguno de ellos quedando las posibilidades desaprovechadas en cierta medida.

Tanto a la productora como al director, David Slade (mucho más inquietante con “Hard Candy” o “30 días de oscuridad”) parece interesarles más el hacer una película entretenida y de una factura atractiva (grande Javier Aguirresarobe firmando la fotografía por ejemplo) que el arriesgar y así dan a su público más o menos lo que quiere pero desaprovechan la oportunidad de conferirle a Crepúsculo un tono más intenso, dramático y conmovedor, cosas que por otra parte, resulta bastante difícil con los actores elegidos (que sí, que son muy guapetes, pero más sosos que una calabaza y en estos momentos voy haciendo las maletas para huir de las hordas de fans que querrán lapidarme). ¿Qué le vamos a hacer, soy un espectador bastante exigente y “Eclipse” tiene muchas cosas que la podrían haber hecho interesante aunque para ello había que ser valiente y no hacer una película para fans sino para cualquier público? Yo sólo pregunto ¿realmente pasáis miedo, tensión, emoción u os conmueve la historia? A mí poquito y si lo hace algo es por la banda sonora de Howard Shore o por la factura de las imágenes y lo malo es que debería hacerlo a través de los personajes y el desarrollo del argumento.

Y podría seguir porque aspectos desaprovechados hay muchos: lo están tanto Bryce Dallas Howard (Victoria) como Dakota Fanning (Jane), la primera porque parecía una amenaza terrible y no lo es tanto y la segunda porque queda en segundo plano como una presencia temible que a fin de cuentas no lo es tanto porque seguramente la reservan para la entrega siguiente (por cierto, lo que sí da pavor es su doblaje) y por supuesto si iban a contarnos el pasado de algunos vampiros podrían haberlo hecho mucho mejor. Todo eso por no hablar de que el enfrentamiento y posterior alianza entre vampiros y licántropos debería ser muchísimo más intensos y los efectos colaterales en la protagonista más visibles y emotivos.

En definitiva una película confeccionada con los ingredientes precisos para contentar a un público muy concreto y que para el resto puede resultar visible si se acepta vampiro o lobo como animal de compañía, ya nos entendemos.