jueves, 26 de mayo de 2011

“No tengas miedo” (Montxo Armendáriz, 2011)

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País: España. Año: 2011.
Duración: 89 min.
Género: Drama.
Reparto: Michelle Jenner (Silvia), Lluís Homar (padre de Silvia), Belén Rueda (madre de Silvia), Nuria Gago (Maite), Rubén Ochandiano (Toni), Cristina Plazas (psicóloga), Javier Pereira (Víctor).
Guion: Montxo Armendáriz; basado en un argumento de Montxo Armendáriz y María Laura Gargarella.
Producción ejecutiva: Puy Oria.
Fotografía: Álex Catalán.
Montaje: Fernando Franco.
Dirección artística: Julio Torrecilla.
Vestuario: Nereida Bonmatí.
Distribuidora: Alta Classics.
Estreno en España: 29 Abril 2011.
No recomendada para menores de 16 años.


Hace unas semanas se estrenó “No tengas miedo”, la última película del cineasta navarro Montxo Armendáriz, un director que siempre me ha parecido fascinante y que ha ido formando una filmografía muy peculiar repleta de títulos cuando menos interesantes como “Tasio” (1984), “27 horas” (1986), “Las cartas de Alou” (1990), “Historias del Kronen” (1995), “Secretos del corazón”(1997), “Silencio roto” (2001), “Obaba” (2005). En todos ellos muestra una especial habilidad para mirar como por el ojo de la cerradura de problemas sociales y personales, ya sea el deseo de permanecer en la libertad del mundo campesino (¡¡¡qué bella “Tasio”!!!!), la inmigración, la juventud desmandada, los secretos de familia, la guerra civil, etc. Con su nueva película le toca el turno a los abusos a menores.

¡¡¡Qué tema más complicado de tratar, qué valentía al hacerlo y qué bien filmada está la historia!!!! Lo que Armendáriz garantiza es una visión serena, equilibrada y profundamente respetuosa del problema, que nadie dude que pese al tema que trata la película no hay ni una sola escena de mal gusto o hiriente; aunque evidentemente hay alguna demoledora y lo es de un forma elaborada fílmicamente, mostrando sin enseñar, siendo obvio sin ser explícito (véase la escena en la que la protagonista descubre por primera vez quién y qué es su padre, simplemente con un primer plano, con la cámara enfocando a su rostro, no es necesario mostrar ni decir más y es un momento de una crudeza que me causó impacto pese a todo). Armendáriz da por hecho que vamos a saber leer entre líneas, que vamos a comprender lo que no se explica más que con silencios y tomas fijas y que vamos a deducir lo que pasa tras las puertas y en la mente de los personajes.

No quiero hablar mucho del argumento. Además en esta película no es que “pasen” muchas cosas, es lenta, se toma su tiempo, la cámara persigue a la protagonista y nos muestra sus cambios, su dolor contenido y su deseo de seguir adelante pese a todo. Más bien relata un estado, un proceso, una toma de conciencia; pero por dar algún detalle digamos que nos habla de Silvia, una chica marcada por una infancia difícil y lo dejamos ahí. Ya sabréis todos que sus padres los interpretan Lluis Homar (qué grande es este actor) y Belén Rueda (no es menos grande, aunque en esta ocasión no es centro de la función). Estos dos actores repiten actuación matrimonial tras “Los ojos de Julia” aunque habla muy bien de ambos la completamente distinta factura de sus interpretaciones en una película y otra.

La protagonista de la película es Silvia, que está interpretada por Irene Cervantes (7 años), Irantzu Erro (14 años) y finalmente Michelle Jenner (25 años). Magníficas todas, pero me ha sorprendido Michelle Jenner a quien no conocía porque yo no veía “Los hombres de Paco” y tampoco vi “Nubes de verano”, ni “Íntimos y extraños”, ni tampoco “Spanish movie”. Creo que esta chica tiene un gran futuro por delante, es fotogénica, se gana a la cámara y además actúa bien. Sus silencios en esta película son abrumadores y transmite a la perfección el desamparo y la lucha interna que vive su personaje para abrirse camino. Silvia ha de tomar una decisión, pero esa decisión no es fácil y tampoco es nada fácil explicar los porqués sin palabras, sin explicaciones, con una simple mirada, una cabeza baja o unos ojos llorosos mientras se camina por la calle.



La película, por supuesto tratándose de una temática como la que nos ocupa, es exigente. Se relata un drama personal, una lucha interna para superar una adversidad y se nos sumerge en ese drama colocándonos en la perspectiva de la chica, compartiendo su soledad, su tristeza, su abatimiento y por eso vemos lo que ella ve al menos hasta donde lo conveniente lo permite. Armendáriz sitúa la cámara a la altura de la niña cuando es pequeña o se centra exclusivamente en ella sacando del plano al resto de personajes. Es un recurso estilístico, pero también narrativo porque eso le permite también evitar lo sórdido, aunque sabemos que queda fuera de campo.

Hay que ser muy conscientes de lo que se va a ver en esta película y hay que querer verla. Es una película de ritmo lento, que se toma su tiempo para mostrar la soledad en la que se encuentra la protagonista. A menudo la cámara la sigue por la calle, sola en medio de todos, cabizbaja y absorta en su propio mundo mientras a su alrededor hay bullicio y movimiento. También hay escenas en interiores, en penumbra, con la chica oculta tras un sillón o en silencio con la mirada perdida. Todo ayuda para que sepamos como se siente, pero no resulta una experiencia divertida. No estamos ante cine de evasión, sino ante una obra comprometida con una realidad y que pretende mostrarla para que pensemos en ella, para que entendamos que el abuso a menores es una realidad más cercana de lo que parece.

La película también quiere concienciar, está dirigida desde su mismo título a las víctimas del abuso y les tiende una mano, pretende ser un flotador al que asirse, ofrece un atisbo de esperanza. Es por ello una película muy íntima, susurra al oído de quien quiera escucharla o más bien al ojo de quien quiera verla. En cierto modo es terapéutica y por ello apuesta también por intercalar relatos de personas afectadas por el problema que cuentan sus vivencias a cámara, cosa que me parece muy interesante porque enriquece la visión global de la cuestión.

Y me ha gustado especialmente que no se ponga el acento en buenos ni en malos, aunque los haya, aunque haya comportamientos que parecen inexplicables y enfermizos. Armendáriz no se ceba, no demoniza, ofrece una versión respetuosa con todos y pienso que por eso mismo su trabajo es más notable, más imparcial.....En el fondo no deja de ser un relato de personas con problemas, unos más graves e imperdonables porque afectan a los demás y otros más inocentes y conmovedores porque son consecuencia de terceros.

En suma, una película difícil, que exige a un espectador comprometido, deseoso de experimentar en cabeza ajena y de implicarse con un terrible drama, que está filmada con suma sensibilidad y valentía y que nace del deseo de constatar una realidad que a menudo permanece oculta pero que es importante destapar para que sus afectados se sientan arropados y tengan un asidero más con el que hacer frente a su dolor. Una película dura pero necesaria, como en su día lo fueron por ejemplo “Te doy mis ojos” o “Solas”.

sábado, 21 de mayo de 2011

“Piratas del Caribe 3, en el fin del mundo” (Gore Verbinski, 2007)

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País: EEUU.
Duración: 168 min.
Género: Acción, aventuras, fantasía.
Reparto: Johnny Depp (capitán Jack Sparrow), Orlando Bloom (Will Turner), Keira Knightley (Elizabeth Swann), Geoffrey Rush (capitán Barbossa), Bill Nighy (Davy Jones), Chow Yun Fat (capitán Sao Feng), Stellan Skarsgård (Bill Turner), Jack Davenport (James Norrington), Naomie Harris (Tia Dalma), Tom Hollander (lord Cutler Beckett), Jonathan Pryce (gobernador Weatherby Swann).
Guión: Ted Elliott y Terry Rossio; basado en los personajes creados por Ted Elliott, Terry Rossio, Stuart Beattie y Jay Wolpert.
Producción: Jerry Bruckheimer.
Música: Hans Zimmer.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Stephen E. Rivkin y Craig Wood.
Diseño de producción: Rick Heinrichs.
Vestuario: Penny Rose.
Estreno en USA: 24 Mayo 2007.
Estreno en España: 24 Mayo 2007.

Me ha pasado algo muy curioso con la serie de “Piratas del Caribe”. La primera la esperaba como una película de aventuras en el mar muy al estilo clásico y a rebufo de la magnífica y no siempre valorada “Master and commander” y me llevé un chasco inicialmente quizás porque Gore Verbinski y Jerry Bruckheimer habían preparado algo distinto, de corte más fantástico que realista, con cierto toque humorístico y dando destacada importancia a la espectacularidad y la épica visual y sonora (siempre he pensado que la banda sonora y el sonido en esta saga son muy importantes y elevan tu apreciación al salir del cine incluso por encima de lo que son realmente las películas). Superado el chasco inicial y “metido en canción” lo cierto es que la película era muy entretenida y, aceptando ya las reglas del juego, la segunda lo fue aún más y me lo pasé pipa sin que me importara demasiado si el guión tenía flecos sueltos o si la acción que se veía en pantalla se atropellaba a sí misma. En la última entrega sí que creo que la fórmula no ha cuajado del todo.

Creo que muchas películas tenemos que ir a verlas conscientes de lo que son y creo que nadie puede salir engañado de “Piratas del Caribe 3” (PDC3 a partir de ahora) una vez vista la primera película si lo que se busca es un espectáculo de acción y efectos especiales, pero aún siendo un buen espectador potencial para este tipo de cine, que hay que serlo para que te guste, la verdad es que no creo que valga todo y en cierto modo, aún pasándomelo bien, esta tercera parte en cierto modo me ha defraudado. Pienso que siempre ha de haber un equilibrio interno, una columna vertebral argumental o artística que sustente el conjunto aún en el caso de que éste delire de la manera más absoluta. Por así decirlo, un autor, un creador, un director puede crear un universo propio, pero tiene que ser consistente y tener su propia coherencia interna y si no sentimos que algo no marcha.

Aunque las dos primeras partes de PDC también se dejaban llevar por ciertos excesos casi siempre visuales y argumentalmente se apostaba por el fantástico (en el que casi todo vale), lo cierto es que había una cierta mesura o quizás equilibrio, al menos eso me pareció. Sin embargo esta tercera parte si se caracteriza por algo es por la total desmesura con la que se pretende rizar el rizo, un defecto demasiado habitual en continuaciones que obligan a los productores a ir siempre un poquito más allá. Para empezar el querer llevar a los personajes más allá de la muerte es un exceso argumental difícil de asumir, pero después de haber visto lo que ya habíamos visto no parecía una pega excesivamente grave y no esta mal resuelta del todo, incluso resulta simpática; pero lo malo es que es el menor de los excesos que se cometen en la película y uno la termina “empachado” tanto rizo rizado. Creo que el problema es que te piden demasiadas veces que aceptes vueltas del tuerca.

El viaje al otro lado de la muerte, las múltiples casualidades en las escenas de acción, los imposibles que conseguimos ver en pantalla sólo demuestran que todo es posible en una pantalla de cine y que los efectos especiales mejoran a una velocidad impresionante, pero tuve viéndola la sensación de que éstos no estaban tanto al servicio de la historia como la historia al servicio de los efecto, lo cual llega un momento en que se pierde la intensidad que se pretendía.

La culpa de todo esto creo que la tiene el productor Jerry Buckheimer, un tipo empeñado en ofrecer siempre el no va más, incluso a veces a costa de la coherencia interna de sus películas (aún siento escalofríos cuando recuerdo el armadillo volador de “Armageddon”). Lo malo de PDC3 es que ha regresado el peor Bruckheimer. Gracias a Dios dejándose el montaje mareante de otras ocasiones, pero apostando una vez más por el más difícil todavía en detrimento del equilibrio de la historia.

La historia que nos propone esta tercera entrega completaba la saga en principio aunque ya hemos visto que no pretendía cerrarla y lo hace mostrando lo que es más espectacular y no lo que tiene más sentido (por poneros un ejemplo para que me entendáis creo que la primera parte en Asia con Sao Peng sobra bastante, aunque claro, permite montar una bonita batalla campal que queda vistosa en pantalla y la montaña rusa final con el remolino de agua peca de lo mismo). Seguramente estamos ante el peor guión de los tres primeros títulos y si somos un puntín exigentes es un trabajo bastante flojo.

Como en las películas anteriores lo mejor vuelven a ser la pirotecnica visual y acústica y los personajes y entre ellos Jack Sparrow (incluso con Johnny Deep dejándose llevar y sobreactuando al máximo, como espectadores nuestros momentos favoritos de PDC3 son cuando él está en pantalla). Visualmente la saga al completo es el mayor espectáculo que nos puede deparar una sala de cine con imágenes asombrosas, efectos visuales nunca vistos y un sonido envolvente que nos mete en escena literalmente. El director, Gore Verbinski, tiene mucha culpa de ello pues ha demostrado sobradamente saber encontrar la mejor solución para cada escena de acción...en ese sentido tiene un carrerón por delante y toma el relevo de los grandes de siempre en el cine de aventuras.

En suma nos encontramos ante uno de los grandes acontecimientos de taquilla del año. Una de esas películas que los estudios (en este caso la Disney) preparan cada año coincidiendo con los meses de verano y destinadas a llenar los cines y dentro de lo que cabe cumple con su misión y es de lo más entretenido que podemos ver en cartelera. Si nos ponemos “exquisitos” sólo es una película fantástica de aventuras de segunda fila, lo cual en el fondo no deja de ser un calificativo positivo puesto que no es muy habitual que un trabajo de este tipo se presente con este despliegue de medios.

Para disfrutarla sólo hay que saber qué es lo que uno se va a encontrar (y a estas alturas todo el mundo lo sabe) y no tomarla tan en serio como para sacarle punta al argumento. En realidad los propios creadores de la saga se la toman un poco a chunga....o de otro modo no se puede entender la presencia de Keith Richards (guitarrista de Rolling Stones en el que Deep se basó para el personaje del capitán) haciendo de padre de Jack Sparrow y soltando un par de chistes malos.

jueves, 19 de mayo de 2011

"Piratas del Caribe 2 , el cofre del hombre muerto" (Gore Verbinski, 2006)

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Título original: Pirates of the Caribbean: Dead Man´s Chest
Dirección: Gore Verbinski.
País: USA.
Año: 2006.
Duración: 150 min.
Género: Acción, comedia, aventuras.
Interpretación: Johnny Depp (Capitán Jack Sparrow), Orlando Bloom (Will Turner), Keira Knightley (Elizabeth Swann), Stellan Skarsgard (Bill), Bill Nighy (Davy Jones), Jack Davenport (Norrington), Kevin R. McNally (Gibbs), Jonathan Pryce (Gobernador Weatherby Swann), Naomie Harris (Tia Dalma), Tom Hollander (Lord Cutler Beckett), Lee Arenberg (Pintel), Mackenzie Crook (Ragetti), David Bailie (Cotton).
Guión: Ted Elliott y Terry Rossio; basado en los personajes creados por Ted Elliott, Terry Rossio, Stuart Beattle y Jay Wolpert.
Producción: Jerry Bruckheimer.
Música: Hans Zimmer.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Craig Wood y Stephen Rivkin.
Diseño de producción: Rick Heinrichs.
Vestuario: Penny Rose.
Estreno en USA: 7 Julio 2006.
Estreno en España: 11 Agosto 2006.

Seguimos recordando y allá por agosto del 2006 se estrenó la segunda parte de “Piratas del Caribe”, “El cofre del hombre muerto” y me sucedió lo impensable porque así como la primera parte en su día me había parecido “facilona” la segunda me encantó. Seguramente no había tanta diferencia entre ambas y lo constato con la seguridad que da la perspectiva del paso del tiempo, sobretodo porque la primera no estaba tan mal ni la segunda tan bien, pero el caso es que la segunda película de la saga me hizo disfrutar como un enano.




Por aquel entonces la recomendé vivamente, asegurando que pocas películas íbamos a encontrar aquel verano en un cine que nos entretuvieran más quizás con la excepción de "Cars" y "Poseidón". Y, en efecto, la segunda parte, es más diversión, más efectos especiales, más espectacularidad. Cine de evasión y entretenimiento en estado puro, una película construida única y exclusivamente para divertirse.

Para entonces ya todos sabíamos lo que nos íbamos a topar, por así decirlo estábamos mejor preparados, éramos más conscientes. Ya no era posible desengaño de ningún tipo. Y lo digo porque yo en la primera esperaba una recuperación de la aventura clásica y no se trata de eso puesto que el fantástico y la comedia son tan importantes en la construcción de los argumentos de esta saga como la aventura en sí.

Esencialmente identifiqué en ella dos virtudes: por un lado su capacidad para dejarte con la boca abierta a base de escenas espectaculares diseñadas casi como una serpentina de piezas de dominó en el que cada acción provoca una reacción que a su vez es causa de otra acción y así sucesivamente (quizás un procedimiento argumental algo sobrecargado y poco verosímil, pero que resulta divertidísimo la gran mayoría de las veces) y por otro lado algo a lo que no estamos muy acostumbrados, la risa, pero no a costa de ese humor "payaso" que nos brindan las típicas comedias "chorronas", sino con ironía, picaresca y picardía (algo en lo que Johnny Depp, con su sobreactuación, se muestra insuperable). Todo ello consigue que sus más de dos horas y media se pasen en un suspiro, aunque sí, es cierto, que ajustando un poco más el metraje la película hubiera quedado más redonda.

La gran ventaja de una segunda parte que es nexo de unión entre la primera y la tercera (la Disney dio permiso para dos secuelas tras el éxito de "La maldición de la perla negra" y se rodaron seguidas) es que no tienes que presentar a los personajes y que no tienes que acabar la historia (en esta ocasión los cabos sueltos son innumerables) con lo que el director se puede lanzar a la acción desde el principio y casi hasta el final sin miedo a que tilden a su película de incompleta porque en esencia una segunda parte que tiene tercera es eso. En ese sentido esta película es una auténtica montaña rusa, aunque lo curioso es que comienza como el Dragon Khan, subiendo lentamente, de pronto se lanza a hacer unos "loopings" monumentales y acaba en alto, justito antes de la gran caída libre......porque ese final es....bufff.....INMEJORABLE. Aunque claro, ¿a cuál me refiero?.....al que vimos todos o al que sólo vimos los que nos quedamos hasta el final de los títulos de crédito jeje. Voy a ser bueno, me refiero al final que todos vimos, que el otro es un mero chascarrillo, pero si la recuperais quedaros a verlo, que las películas hay que verlas hasta que sale el copyright.


Por no ponerlo todo por las nubes, cosa con la que en el fondo no estoy de acuerdo, decir que me sigue pareciendo escasa la química entre Keira Knightley y Orlando Bloom y menos mal que no les dio por derivar la historia hacia el lado romántico (ya veremos en la cuarta) porque en ese caso naufragaría el asunto, sobretodo después de comprobar que, como en Star Wars, mola mucho más la química de la princesa con Han Solo que con Luke Skywalker y con esto he dicho más de la cuenta (perdón, al menos no destripo nada). El trío protagonista para mi gusto está mejor que en la primera parte, aunque a Johnny Depp le basta con repetirse y exagerar sus maneras aún más y sí crecen un poquito más los personajes de Knightley y Bloom, que están algo más entonados aunque sin llegar al nivel de Depp, que consiguió un Capitán Jack Sparrow que ya es historia del cine. Los que de verdad están insuperables son los personajes digitales y en concreto Davy Jones, que es otro de esos personajes con los que te quedas hipnotizado ante la pantalla y los secundarios son parte muy importante de la película en un esfuerzo que hay que alabar por dar profundidad a la historia y que no quede concentrado el protagonismo en unos pocos personajes.

Pienso que a parte de la espectacularidad indudable de la película (su mejor baza), hay que reconocerle a la Disney y al director Gore Verbinski que hicieron apuestas arriesgadas (quizás sea la mano de John Lasseter ya al frente de la compañía tras la absorción de Píxar, aunque lo ignoro). Primero habría que destacar que la historia acaba por ser coral aunque haya tres protagonistas principales o, mejor dicho, tres estrellas al frente de su reparto, y es que si nos fijamos son multitud de personajes los que influyen en la trama y los que entrecruzan sus intereses haciendo que el argumento avance y eso es muy complicado de hacer y sobretodo de dirigir y mucho más cuando estos personajes modifican a cada momento el estado de las cosas en las escenas de acción (brillantísima y muy divertida por ejemplo la escena de la rueda de molino).

En segundo lugar me gustaría llamar la atención sobre la estética mugrienta y en ocasiones viscosa de la película, sobre sus aspectos más truculentos y oscuros lo cual no es muy habitual en una película para toda la familia y menos siendo de Disney (se nota que el cambio de directiva influyó en estos cambios).

En tercer lugar hay que reconocer que de nuevo se puso sumo cuidado en todos los detalles técnicos y estéticos. Si "La maldición de la perla negra" cosechó 5 nominaciones a los óscars (actor secundario, maquillaje, sonido, efectos sonoros, efectos visuales) "El cofre del hombre muerto" logró cuatro (Dirección artística, sonido, efectos sonoros, efectos visuales) y ganó el óscar por los efectos especiales.

En resumen, que merece muy mucho la pena, que me lo pasé bomba y me lo he pasado igual cada vez que la he visto, que de vez en cuando se precisa de películas como éstas para disfrutar del cine en todo lo que puede aportar como espectáculo (fijaros que muchas escenas son cine puro y duro porque ningún otro espectáculo puede ofrecértelas). No es preciso que sean una obra de arte o que los argumentos estén perfectamente acabados si entretienen tanto como lo hace "El cofre del hombre muerto". Ha de haber cine y películas para todo y para todos y ésta es de lo mejor que podemos encontrar en la estantería del entretenimiento.

miércoles, 18 de mayo de 2011

“Piratas del Caribe, la maldición de la perla negra” (Gore Verbinski, 2003)

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País: EEUU.
Duración: 143 min.
Interpretación: Johnny Depp (Capitán Jack Sparrow), Geoffrey Rush (Capitán Barbossa), Orlando Bloom (Will Turner), Keira Knightley (Elizabeth Swann), Jack Davenport (Comodoro Norrington), Jonathan Pryce (Gobernador Weatherby Swann), Lee Arenberg (Pintel), Mackenzie Crook (Ragetti), Damian O'Hare (Gillette), Giles New (Murtogg), Zoe Saldana (Ana María).
Guión: Ted Elliott y Terry Rossio; basado en un argumento de Stuart Beattie, Ted Elliott y Terry Rossio.
Producción: Jerry Bruckheimer.
Música: Klaus Badelt.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Craig Wood, Stephen Rivkin y Arthur Schmidt.
Diseño de producción: Brian Morris.
Dirección artística: Richard Earl, Derek R. Hill y James E. Tocci.
Vestuario: Penny Rose.
Estreno en USA: 9 Julio 2003.
Estreno en España: 14 Agosto 2003.

Con aquello de la migración de servidores que hemos tenido en Vianews me he puesto a rebuscar y he encontrado la vieja reseña de la primera película de “Piratas del Caribe” que fuimos a ver en tropel con un buen suministro de palomitas allá por 2003 y de la que salimos con buenas sensaciones con la impresión unánime de que había sido una peli entretenida.

En líneas generales tengo ahora una impresión algo distinta de la película y por así decirlo ha mejorado en el recuerdo y con los sucesivos visionados. Por entonces me pareció una película facilona de esas que llamamos con cierto tono crítico “palomiteras” y no jugaba a su favor en mi opinión ni que la Disney la hubiera ideado para relanzar sus atracciones de parques temáticos, ni que andara en la producción Jerry Bruckheimer, a pesar de que por entonces yo hablara maravillas de “Pearl harbor” para que la viera algún que otro amiguete con prejuicios que después sí que pudo ponerla a caldo jeje

Es curioso como a veces no te das cuenta del impacto que puede llegar a tener una película que ves o un libro que lees y que consideras un mero divertimento. A veces ese buen rato se convierte con el tiempo en uno de los mejores ratos que has pasado en un cine o con una lectura. Seguramente minusvaloramos la diversión y la evasión y las consideramos de segunda fila, pero a fin de cuentas los buenos ratos terminan siendo los que más a gusto se recuerdan ¿o no?

Ahora me parecen un poco tontos mis argumentos de que era una película hecha por y para el público, para que entrara por los ojos con ajustadas dosis de comedia, acción y romance, con personajes arquetípicos. Pues muy bien, sí, lo era, como todas las que han llegado después antes de este fin de semana que viene que se estrena la cuarta parte, pero ¿y qué? La cuestión es tener claro si divierte o no, si funciona o no.....Y claro que funciona, como que me ha pasado con ella lo mismo que me pasa con “Depredador”, “Terminator 2”, “Mentiras arriesgadas” y otros muchos clásicos de acción y aventuras, que si los pillo por casualidad haciendo zapping por las televisiones me quedo enganchado sin remedio. Me consuela saber que muchos críticos la consideraron también por entonces un pastiche comercial sin más (sólo un ejemplo, la opinión del crítico del Washington Post: "Un barco de celuloide que no puede evitar hundirse ante el peso de su propia estupidez”, vaya patinazo de opinión).

“Piratas del Caribe” no es una película redonda, ni mucho menos, pero se ha convertido por méritos propios en un clásico moderno del cine de acción y aventuras y miente aquel que no reconozca que le entretiene o es un triste, que también puede ser.

La principal virtud de la propuesta de Gore Verbinski (a quien se le auguraba un futuro muy prometedor como director aunque se ha quedado un poco atrancado) es que resucitaba un género muy atractivo para el público dándole una nueva factura en la que la comedia y la acción son tan importantes como la aventura misma y en la que los efectos especiales y el tono fantástico permiten que podamos ver literalmente cualquier cosa en la pantalla. Las aventuras marinas de los Errol Flynn, Burt Lancaster y compañía quedaban ya muy lejos y resucitarlas con un toque actual fue todo un acierto sobretodo después del fracaso rotundo de Renni Harlin con “La isla de las cabezas cortadas” y de que además la historia se zambulle en el fantástico, que ofrece nuevas y sugerentes propuestas argumentales.

En esta primera película de la saga el capitán Jack Sparrow (inolvidable Johnny Depp encarnando al personaje más recordado de su carrera como actor) pierde su barco, la Perla Negra, que queda en poder de su enemigo el Capitán Barbossa, que además rapta en Port Royal a Elizabeth Swann, hija del gobernador y prometida de Will Turner, quien se unirá a Sparrow para recuperar la nave y a la dama.

El argumento es bastante sencillo y muchos diálogos hemos de reconocer que son facilones, por no hablar de que lo que es propiamente la historia romántica naufraga; pero a pesar de todo la película entretiene como pocas y eso es lo que cuenta y lo que pretendían lograr.

Guste más o menos casi todo el mundo estuvo y está de acuerdo en que lo mejor de la película es el enfrentamiento entre Johnny Depp y Geoffrey Rush, ambos perfectos en sus papeles. Sus personajes desprenden magia por así decirlo y son los que hacen que la historia sea emocionante y divertida. Y los efectos le daban el plus necesario para pasar de una aventura al uso a una sugerente historia fantástica. Yo eché de menos en su día que no tuviera un tono más terrorífico y desafiante, pero la apuesta por la comedia no desmerece realmente.

Verbinski cumple con una puesta escena grandilocuente y por momentos espectacular, pero también contaba con los mejores y más amplios recursos de la productora. Evidentemente todo lo que son efectos, decorados, vestuario, fotografía etc es espectacular y en esta saga el soundtrack siempre ha ayudado mucho para sobredimensionar todas las escenas ya sea por el sonido en sí o por la banda sonora (Ay, esa tonadilla del tema principal cómo resuena en la mente).



En definitiva una película hecha por y para entretener que no sólo lo consiguió, sino que se ha convertido en un referente inevitable de este tipo de cine. Para mucha gente de hecho es una de sus películas favoritas.

MIS ESCENAS FAVORITAS

- Jack Sparrow llegando a Port Royal y bajando de su barco justo para caer en el muelle.
- Casi todas las que Jack Sparrow hace alguna de sus gracias
- El ejército de los muertos caminando bajo el agua.

domingo, 15 de mayo de 2011

“Alemania, año cero” (Roberto Rossellini, 1948)

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Países: Francia, Alemania, Italia
Guión: Roberto Rossellini, Carlo Lizzani, Max Coplet
Fotografía: Robert Juillard
Escenografía: Piero Filippone
Vestuario: Piero Tosi
Música: Renzo Rossellini
Montaje: Eraldo Da Roma
Producción: Salvo D'Angelo, Roberto Rossellini
Duración: 75’
Reparto: Edmund Moeschke (Edmund Koeler), Ingetraud Hinze (Eva Koeler), Franz-Otto Krüger (Karl-Heinz Koeler), Ernst Pittschau (Father Koeleri), Profesor Erich Gühne (Herr Enning)
Género: drama, neorrealismo


Por fin he visto “Alemania, año cero”, un clásico del neorrealismo italiano que siempre se cita junto a “Roma, ciudad abierta” (1945) y “Camarada” (1946) en los manuales porque forman una personal trilogía de postguerra, son la cumbre del cine del director Roberto Rossellini y porque explican la mísera situación de postguerra en la que quedaron los derrotados tras la Segunda guerra mundial.

Da que pensar que haya tardado tanto tiempo en verla y da que pensar que este tipo de películas queden olvidadas en cineclubs, canales temáticos y manuales de historia del cine. Supongo que así ha pasado siempre, nos atrae más todo aquello que pretende divertirnos mucho más que aquello que pretende aleccionarnos. A parte del intenso drama que relata esta película su valor como documento histórico, su explícita intención didáctica y su factura (próxima a los albores del cine por los reducidos recursos con los que se rodó) la convierten en un título nada apropiado para horarios de máxima audiencia y hablemos claro, si no nos programan una película de este tipo en la televisión el mero hecho de rastrearla en el baúl de los recuerdos es algo que casi nadie hacemos de motu propio. Tiene que gustarte mucho el cine para conseguirla y verla.


En cambio qué importantes son este tipo de películas. Nos refrescan la memoria de los errores históricos para no volverlos a cometer y nos alertan de las consecuencias de los conflictos bélicos. Sabiendo que las imágenes que se ven del Berlín de 1947 son reales, que no hay decorados (sólo lo son los interiores), se te encoge el ánimo. La ciudad era una ruina inmensa, un completo desastre y no cuesta advertir las tremendas dificultades que habrían de pasar los supervivientes, obligados a malvivir con las cartillas de racionamiento o a lanzarse a la picaresca de los bajos fondos del mercado negro y el estraperlo.

Si cabe esta película impresiona mucho más en los tiempos que corren, con la crisis económica como una espada de Damocles sobre nuestras cabezas, pero analizando a fondo la situación uno se da cuenta que incluso ahora es difícil que todos los miembros de una familia se encuentren en la más absoluta miseria. Por suerte, la familia como célula social, nos permite escapar de algún modo a la indigencia (no a todos lamentablemente), pero la historia que nos cuenta “Alemania año cero” deja claro que por aquel entonces, en la Europa masacrada por la segunda guerra mundial, sí había familias en las que todos sus miembros vivían en la desgracia.

La película se centra en Edmund Koeler, un chaval que vive en el Berlín de postguerra, gestionado por los norteamericanos, que aún no ha cumplido los trece años y que cada día sale a la calle haciéndose pasar por un chico de más de quince para que le dejen trabajar cavando fosas o quitando escombros y conseguir así algo de comida para su familia, que vive en la cocina de un piso compartido en un edificio destartalado con el padre enfermo y postrado en cama, el hijo mayor oculto por su pasado como soldado nazi y la hija mayor prostituyéndose por las noches.

A pesar de que la película es del año 1948 debido a las ideas estilísticas del neorrealismo, Rossellini la filmó con luz natural, prácticamente sin iluminación, sin equipos de rodaje excesivamente avanzados y centrándose en personajes zarandeados por la misería, así que la película tiene un aspecto que la hace parecer más antigua, que en cierto modo la aproxima al expresionismo por los contrastes que se crean entre luces y sombras. No obstante, a pesar del estilo sobrio y directo, desprovisto de preciosismos, la cámara sí se mueve de forma elegante siguiendo a los personajes por ambientes y localizaciones y huyendo del tono teatral en el que podía haber caído la historia con el objetivo de mostrar el terrorífico escenario real en el que suceden los hechos.

Escenario y argumento están impregnados de desesperanza y acongoja ver al pequeño Edmund cabizbajo, paseando por las calles de la ciudad, buscándose la vida, en cambio parece latir una leve esperanza en todo momento, al menos hasta el tramo final y por ello todo acontecimiento dramático de los que ocurren resultan más demoledores.

Es la intención de Rossellini, concienciar y la deja clara desde el mismo comienzo con ese párrafo leído en off que abre la película: “Cuando las ideologías se alejan de las leyes eternas de la moral y de la piedad cristiana, que son la base de la vida de los hombres, terminan convirtiéndose en una locura criminal. Incluso la bondad de la infancia resulta contaminada y arrastrada por un horrendo delito hacia otro no menos grave, en el cual, con la ingenuidad de la inconsciencia, cree encontrar una liberación del alma”. No hay posibilidad de duda, la película habla claro y deja clara su moraleja. Preocupante es que moraleja y documento queden en las estanterías del olvido porque creo que merecerían verse en las clases de historia.

La sensación final que te queda es similar a otros clásicos del neorrealismo como la ya citada “Roma, ciudad abierta” o “El ladrón de bicicletas”, la de un fuerte impacto y es que aunque no siempre la crudeza es explícita (sólo se sospecha por ejemplo tras las caricias del pervertido maestro que se ofrece a ayudar a Edmund) todo lo que vemos nos hace comprender que la desesperanza invada al protagonista y el exceso de responsabilidad le haga sucumbir, a él y de algún modo a toda una nación abatida por el engaño y la guerra.

Rossellini lo explica a través de su narrador: “No se trata de una acusación contra el pueblo germano, ni tampoco de una defensa, más bien es una constatación de los hechos”

MIS ESCENAS FAVORITAS.

-Edmund caminando cabizbajo por las calles del Berlín devastado. Hay varias, pero alguna de ellas es icónica y muestra sin palabras, sólo con imágenes la crudeza de una situación que nunca se debería haber producido.

- El momento en que el padre enfermo intenta que su hijo recluido en casa reaccione para ayudar a su hermano: “Todo me ha sido arrebatado. Mi dinero por la inflación y mis hijos por Hitler. Debería haberme rebelado pero era demasiado débil. Como tantos otros de mi generación. Hemos presenciado cómo se acercaba la desgracia y no la hemos detenido y ahora sufrimos las consecuencias. Hoy estamos pagando por nuestros errores. Todos. Yo igual que tú. Debemos ser conscientes de nuestra culpa. Porque con lamentos no se soluciona nada. Tengo los días contados pero tú aún eres joven. Todavía puedes hacer muchas cosas buenas. Demuestra que eres un hombre (…) No te rindas más. Termina con esta vida de animal acosado. Debes volver a vivir entre las gentes, tienes que volver al mundo. No es una vergüenza fabricar tu propio destino. Yo también fui soldado en la 1ª Guerra Mundial (...) Parecía que ninguna fuerza del mundo pudiera detenernos. Pero de repente todo cambió. Primero la derrota y luego la Revolución. Incluso lloré cuando me arrancaron los galones. No se me puede acusar de no haber sido un buen alemán. A pesar de ello, durante estos años tan difíciles...ahora puedo confesarlo; no he esperado otra cosa que la caída del tercer Reich y su destrucción. No quiero ni pensar cuál hubiera sido la suerte del mundo si las cosas hubiesen sido de otro modo.”


Todas las películas ganadoras del óscar

viernes, 13 de mayo de 2011

“Valor de ley” (True Grit) (Joel y Ethan Coen, 2010)

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Título original: True grit.
País: USA.
Duración: 108 min.
Género: Drama, western.
Reparto: Jeff Bridges (Rooster Cogburn), Matt Damon (LaBoeuf), Josh Brolin (Tom Chaney), Barry Pepper (Lucky Ned), Hailee Steinfeld (Mattie Ross).
Guion: Joel Coen y Ethan Coen; basado en la novela de Charles Portis.
Producción: Scott Rudin, Ethan Coen y Joel Coen.
Producción ejecutiva: Steven Spielberg, Robert Graf, David Ellison, Paul Schwake y Megan Ellison.
Música: Carter Burwell.
Fotografía: Roger Deakins.
Montaje: Roderick Jaynes.
Diseño de producción: Jess Gonchor.
Vestuario: Mary Zophres.
Distribuidora: Paramount Pictures Spain.
Estreno en USA: 22 Diciembre 2010.
Estreno en España: 11 Febrero 2011.

Hay que rendirse a la evidencia, Joel y Ethan Coen, a base de un ritmo de trabajo similar al de Woody Allen y un talento ya innegable, han conseguido labrarse una filmografía espectacular que crece año a año y que sigue sorprendiendo. Parecía que con “No es país para viejos” habían conseguido su cima, al menos en lo que a premios se refiere, ya que ganó 4 óscars de las 8 nominaciones a las que aspiraba; sin embargo cuando se leyeron las nominaciones este año allá por Enero nos topamos con una grata sorpresa y es que su último trabajo “Valor de ley (True grit)” acumulaba nada menos que diez (mejor película, director, actor, actriz de reparto, guión adaptado, fotografía, dirección artística, vestuario, sonido y efectos de sonido) aunque a la postre se quedó sin estatuilla alguna, cosa que para nada ha de considerarse un fracaso.

Observando los títulos que han dirigido cualquiera puede advertir que dominan tanto la comedia como el drama pero su tendencia más habitual es aunar ambas cosas, cambiando de género e intentando impregnar a todas sus películas de un estilo propio en el que un humor muy particular (muchos dirían “inteligente”), una cierta fijación por los personajes atípicos y la búsqueda de un realismo más argumental que estilístico confieren a sus películas una entidad propia que es como su “marca de la casa”.

En esta ocasión todo ello en forma de western que es una versión de aquel otro de mismo título protagonizado por John Wayne y dirigido por Henry Hathaway en 1969 que le permitió al actor conseguir su único óscar como actor (Wayne aseguró entonces que de haberlo sabido se hubiera puesto un parche antes) y yo estoy convencido de que si Jeff Bridges no hubiera ganado la estatuilla el año pasado por “Corazón rebelde” se lo habría llevado por este trabajo). Para mi gusto, que nunca me ha fascinado la película de Hathaway aunque reconozca que no está mal, la de los Coen le gana de goleada y no sólo eso, además pienso que precisamente en el western es posible que hayan encontrado terreno trillado para hacer germinar unas cuantas obras maestras porque es un género que a mi parecer va como anillo al dedo a su estilo fílmico, aunque dudo que quieran repetirse.

Tiene este “Valor de ley” algo que la hace única, una mezcla de drama contenido y comedia picaresca, de aventura y viaje iniciático, de mezcla de cine clásico y cine realista que la convierten en una película peculiar, distinta a todo lo que se vio el pasado 2010 y sin duda la colocaría entre mis favoritas, como hicieron los de la Academia de Hollywood, a los que alabo el gusto.

Pienso que el humor ese característico de los Coen, que se basa en situaciones con las que no sabes si te están tomando el pelo o quieren que te rías con ellos encuentra en esos tipos desarrapados que pululan por el western, ya sean sheriffs, cazadores de recompensas, forajidos o vagabundos y trotamundos los personaje perfectos (véase por ejemplo la escena del trampero vestido de oso con el que se topan los protagonistas, que dejará a más de un espectador completamente descolocado pero forma parte de la idiosincrasia de los dos directores) y además su estilo desmitificador se adapta perfectamente a un género que necesita en cierto modo un giro, puesto que aunque ya se hizo en los 70’s un western ausente de la épica y la lírica que le dieron los John Ford, Howard Hawks o Anthony Mann; aunque Clint Eastwood ya le dio un toque más realista en “Sin perdón” y aunque Kevin Costner ya aprovechó las posibilidades estéticas de los escenarios naturales a través de la puesta en escena han sido pocos los que han logrado aunarlo todo como han hecho los Coen demostrando que una historia del viejo oeste puede ser bella visualmente; sucia, dura y realista; dramática y apasionante a un tiempo; temible para los que son disparados y difícil de asimilar para los que tienen que hacerlo y desconcertante para un espectador que no está habituado a ver historias en las que los personajes terminan siendo más humanos de lo que esperaba ver y el tempo fílmico es más acorde a lo real que el que suele verse en este género.

Sólo un apunte. A los Coen hay que cogerles el punto, no hacen cine de evasión y a veces resultan crípticos, ralentizan escenas y aceleran otras en función de lo que les interesa, crean personajes exóticos que a veces uno no sabe muy bien porque aparecen, su sentido del humor es en ocasiones difícil de entender y les gusta descolocarnos. Es por ello que en ocasiones los diálogos se toman su tiempo (véase las conversaciones de la protagonista al principio y final de la película), que la cámara se detiene en detalles que parecen no tener demasiada importancia y las escenas de acción no se resuelven “al uso” (basta comprobarlo en alguno de los tiroteos, especialmente en el del final).

Por decir de qué va sin chafar nada a quien no la haya visto basta decir que una chica de catorce años llamada Mattie Ross decide vengar la muerte de su padre contratando a un agente de la ley que vaya tras la pista de su asesino, Tom Chaney y para ello se ofrece un tal Rooster Cogburn, hombre maduro, alcohólico y desastrado.

Sin ser sobresaliente “True grit” me parece una buena suma de aciertos con un buen argumento (quizás peor que el de otros westerns y otras películas de los Coen, eso ya es cuestión de gustos), con una grandiosa puesta en escena (sensacional todas las tomas en los escenarios naturales consiguiendo siempre una imponente fisicidad, yo diría que es esencial verla en pantalla grande), con una colección de grandes interpretaciones gracias a un reparto excepcional (no nos quedemos con lo obvio de lo bien que están Jeff Bridges o Hailee Steinfeld porque Matt Damon, Josh Brolin y sobretodo Barry Pepper están descomunales) y con un grandioso trabajo detrás de las cámaras en todos los aspectos técnicos (me pregunto si el que esté Steven Spielberg en labores de producción tiene que ver....seguro que sí).

Pero sin duda, lo mejor, es el guión no sólo por lo que cuenta sino por lo que no cuenta y por como cuenta lo que cuenta. La historia parte de una novela de Charles Portis y aprovecha magníficamente personajes y situaciones para hablar sobre ese mundo ya perdido de la América del siglo XIX, sobre los individuos que poblaban esos pueblos desérticos y las llanuras y montañas entre ellos. Como siempre en las películas de los Coen cada personaje no es una mera comparsa, está trabajado, tiene cosas que decir y que hacer, se le descubre un pasado y se le augura un futuro y no hay buenos y malos, hay personas a un lado y otro de la ley con sus motivaciones y su forma de entender las circunstancias que les ha tocado vivir. Y aunque los Coen ni escriben ni filman para explorar los sentimientos de los personajes y simplemente los ilustran con breves primeros planos, en esta ocasión si se descubre un afecto sutil y soterrado entre Mattie y Cogburn o la seguridad en el rostro de Chaney cuando le encañonan, consciente de que disparar a un hombre no es algo tan sencillo o el temor de aquel que se enfrenta cara a cara a un tipo que sí le va a disparar para cobrar una recompensa.

A mí me gusta esa meticulosidad en los personajes y en las situaciones, creo que como ocurría en “Sin perdón” sobredimensionan esta historia de gente solitaria, ese detenerse en cosas que en otras películas damos por sabidas o lógicas consigue sorprendernos y aumentar la intensidad dramática ¿O acaso no sorprende que el héroe, el pistolero, no quiera afrontar siempre el peligro de cara y se oculte? ¿acaso no sorprenden la mayor parte de las escenas de acción que vemos en esta película?

Y desde luego el tramo final de la película es algo completamente distinto a lo visto en cualquier western y posee una extraña belleza, un cierto encanto poético y una verosimilitud muy distinta a lo que estamos habituados. Me gustó mucho aún siendo un mero detalle que se cuente cómo acaba Mattie Ross, narradora del relato, por otra parte algo lógico teniendo en cuenta que realmente es un “chicazo” en un mundo machista que no entiende que las mujeres sean otra cosa que señoras o prostitutas.

En definitiva una buena película, otra más, de los Coen de la que se podría estar hablando durante horas.

MIS ESCENAS FAVORITAS


- El momento en que Mattie alcanza con su caballo a Cogburn y Labouef.
- El encuentro en la cabaña de los hombres de Chaney y el acecho posterior desde un altillo
- El momento en que Mattie se encuentra con Tom Chaney.
- La escena de las serpientes.
- El tiroteo final con Cogburn galopando por la llanura. Mattie da un respingo en un momento dado que demuestra su afecto contenido
- El epílogo con Mattie contando el final de su historia. Genial cuando aparece ante dos tipos y le suelta a uno "No te levantes escoria".