miércoles, 22 de junio de 2011

“Hanna” (Joe Wright, 2011)

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País: EEUU.
Duración: 111 min.
Género: Acción, thriller.
Reparto: Saoirse Ronan (Hanna), Eric Bana (Erik), Tom Hollander (Isaacs), Olivia Williams (Rachel), Jason Flemyng (Sebastian), Cate Blanchett (Marissa), Jessica Barden (Sophie).
Guion: Seth Lochhead y David Farr; basado en un argumento de Seth Lochlead. Producción: Leslie Holleran, Marty Adelstein y Scott Nemes.
Música: The Chemical Brothers.
Fotografía: Alwin Küchler.
Montaje: Paul Tothill.
Diseño de producción: Sarah Greenwood. Vestuario: Lucie Bates. Distribuidora: Sony Pictures Releasing de España. Estreno en USA: 8 Abril 2011. Estreno en España: 10 Junio 2011. No recomendada para menores de 12 años.


Después de dos dramas de época de notable éxito y aplaudidos por la Academia de Hollywood (“Orgullo y prejuicio” y “Expiación”) y de “El solista” (que no he visto), el director británico Joe Wright cambia completamente de registro y se zambulle a tumba abierta y con ciertas pretensiones de “autor” en el thriller de acción.

“Hanna” comienza fuerte, muy fuerte, con Saoirse Roan (ojo a esta actriz que ya alcanzara una nominación como secundaria por su trabajo en “Expiación” y era lo mejor de “The lovely bones” y vuelve a estar espléndida) abatiendo a un reno en un aislado y remoto paraje helado y sacándole literalmente las tripas. A continuación alguien se acerca por su espalda (Eric Bana), le asegura que está muerta, le asalta, le noquea y a continuación descubrimos qué relación tiene con ella. El director juega con su ventaja y aprovecha que no sabemos quiénes son, por qué están allí ni qué pretenden para brindarnos una primera media hora de película trepidante, repleta de suspense e intriga.

Da la sensación que Joe Wright no pretende hacer un thriller al uso, ni argumental ni estilísticamente, así que tanto la puesta en escena como los acontecimientos que se suceden resultan peculiares, en cierto modo hipnóticos, la pena es que las “reglas del juego” funcionan bien sobretodo en el arranque (brillante y efectiva la escena de la huida de Hannah) pero van perdiendo fuelle conforme avanza la película porque afectan a la verosimilitud e interés del argumento.

No dudo que Joe Wright sea y se sienta un buen director, pero da la sensación que ha tratado de demostrar con esta película su vocación de “autor” y que la ha hecho para autopromocionarse, quizás tratando de demostrar que no mereció quedarse fuera del quinteto de nominados a mejor director cuando “Expiación” sí logró colarse entre las cinco mejores películas en los óscars. Y esa sensación se tiene porque más que la historia o los personajes que maneja parece que le interesa más demostrar que es capaz de hacer algo nunca visto desarrollando una puesta en escena y una ambientación bizarras, eclécticas en cierto modo. Vamos, que parece que ha querido acercarse con esta película al rumbo que desde hace años le funciona tan bien a Danny Boyle, el director de “Slumdog millionaire” y la reciente “127 horas”.

El caso es que en la película aparece de pronto Marissa (Cate Blanchet), cuya vinculación con los protagonistas se explica con otra brillante escena y se inicia una persecución precipitada, explicada de una forma algo burda e incoherente, absurda en algún instante, que nos va llevando por varios países (Marruecos, España y Alemania), lo que aprovecha Wright para intercalar alguna escena autóctona que resulta más relleno que otra cosa (el número flamenco por ejemplo sobra completamente para mi gusto), como también lo es la familia junto a la que viaja Hannah (desaprovechadísima Olivia Williams) que parece un recurso del guionista para alargar la historia hasta la hora y pico.

En el tramo final de película todo enloquece en cierto modo, aunque queda la intriga de la resolución y mantienes el interés. Los personajes secundarios y las situaciones son de lo más atípico, por momentos Wright parece que quiere parecerse al Ridley Scott de “Blade runner” con esos matones contratados para perseguir a Hannah (también desaprovechado Tom Hollander) y el colmo es ese final montado a base de metáforas visuales con esa gran cabeza de lobo de la que aparece Marissa para llevar a cabo el enfrentamiento final.Visual y escénicamente Wright sí consigue su propósito, pero dramática y emocionalmente el argumento va desmayándose hasta quedar prácticamente en nada.

La sensación que te queda una vez vista es la de una película con altibajos, con varias escenas cuasi oníricas pero un argumento insípido y a la postre poco original. Una pena porque la intención era otra muy distinta, la de sorprender, la de descolocar y la de ofrecer algo distinto a lo hecho con anterioridad. En cualquier caso Wright parece que se revela como una personalidad inquieta y es plausible que con un material como el de esta película haya intentado ser original. Ha tenido un leve resbalón, pero puede recuperarse en próximos títulos. Es posible en cualquier caso que “Hanna” no tenga una mala trayectoria comercial, sobretodo en el comienzo de verano, cuando aún no han llegado los blockbusters y cualquier entretenimiento de acción es bien recibido, sobretodo si es en una sala fresquita.

MIS ESCENAS FAVORITAS

- La escena inicial con Hannah cazando al reno.
- La trepidante huida de Hannah al comienzo de la película (por el montaje, la puesta en escena y el uso de la música).
- El plano secuencia en el que conocemos cómo comenzó el enfrentamiento entre el personaje de Cate Blanchet y el de Eric Bana.
- El perseguidor de Hannah silbando antes de comenzar una también brillante persecución por los contenedores del puerto.

Trailer - "El señor de los anillos" en Blue Ray

martes, 7 de junio de 2011

“Winter’s bone” (Debra Granik, 2010)

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Título original: Winter’s bone.
País: EEUU.
Duración: 100 min.
Género: Drama.
Interpretación: Jennifer Lawrence, John Hawkes, Kevin Breznahan, Dale Dickey, Garret Dillahunt, Sheryl Tate Taylor.
Guión: Debra Granik y Anne Rosellini; basado en la novela de Daniel Woodrell. Producción: Anne Rosellini y Alix Madigan-Yorkin.
Música: Dickon Hinchliffe.
Fotografía: Michael McDonough.
Montaje: Affonso Gonçalves.
Diseño de producción: Mark White.
Vestuario: Rebecca Hofherr.
Distribuidora: Golem.
Estreno en EEUU: 11 Junio 2010.
Estreno en España: 11 Febrero 2011.


“Winter’s bone” fue en el 2010 la sorpresa agradable del cine independiente que encandila a la crítica (la abala sobretodo la buenísima acogida en el Festival de Sundance, en el que ganó) y se colóen los óscars como de tapadillo como otros años pasó con “Precious” (Lee Daniels, 2009) o en menor medida con “En la habitación” (Todd Field, 2001), aunque realmente a las que más me recuerda ya sea por temática o factura es a películas como “Río helado” (Courtney Hunt, 2008), “Lone star” (John Sayles, 1996) o “El otro lado de la vida” (Billy Bob Thornton, 1996).

Lo más importante antes de verla es saber precisamente que tiene ese sello, el de película independiente, entendiendo por esto que está hecha por un estudio pequeño, con recursos escasos (se rodó apenas en veinticuatro días y con presupuestos bajísimo), con actores poco conocidos y un planteamiento completamente ajeno al de los grandes estudios.

Esencialmente su principal mérito sobre todos los demás es que aunque argumentalmente no da para mucho seconvierte en un relato excepcional en el que el tono de cine negro y la descripción de ambientes es casi tan importante o más que lo que ocurre en pantalla.

Si la veis lo entenderéis, contar cuenta poco, realmente los hechos se centran en apenas unos días y más que una historia con su presentación, nudo y desenlace la película se centra en un suceso y sus consecuencias, lo que permite a la directora penetrar en un ambiente, en un estilo de vida, exponer un drama personal y utilizar un conflicto entre personajes para hacer una ajustada descripción de los mismos.

Ni es una película al uso, ni es recomendable para quien no le guste explorar formas de expresión fílmica distintas a las habituales. De hecho arranca lenta, muy lenta y pasados unos minutos uno se pregunta de qué va porque tarda en quedar claro y exige ir juntando pistas para entender lo que sucede y sus implicaciones. La cámara de Debra Granik capta la vida cotidiana de una familia desestructurada en los montes de Missouri, en la llamada “América profunda”, esa en la que el paisaje es tan gris como el ánimo de sus habitantes, esa en la que desde el duelo de banjos de “Deliverance” (John Boorman, 1972) nunca falta un tipo tocando, esa de los bares llenos de vaqueros rudos e inquietantes que te amenazan con sus miradas nada más entrar por la puerta mientras suena música country.

La descripción en sí de lugares y gentes es casi tan importante como el propio argumento porque es la que nos permite dar explicación a lo que ocurre, conocer los porqués e intuir lo que ocurrirá más allá de los títulos de crédito al acabar de verla.

La factura visual de la película está a medio camino entre el realismo que pretendieron los creadores de “El proyecto Bruja de Blair” (hablo sólo de estilo visual, ojo) y la ambientación y tono dramático de “Río helado” (Frozen river). Por cierto, ésta última la aconsejo vivamente, es tan buena como “Winter’s bone” y pasó en España lamentablemente desapercibida. Se entiende gracias al estilo con el que está filmada, que el contexto es tan hostil como los personajes que rodean a la protagonista y eso provoca en nosotros una cierta inquietud que nos zarandea en las escenas más tensas del desarrollo, que las tiene y son impactantes por cortantes, frías y en cierto modo deshumanizadas.


El relato se centra en Ree Dolly (brillantísima y prometedora Jennifer Lawrence que tuvo gracias a su actuación una nominación a mejor actriz), una chica de diecisiete años que debe cuidar de dos hermanos pequeños y una madre trastornada ante la desaparición de su padre (Jesup) y no sólo eso, sino que debe lidiar con la amenaza de perder su casa, su medio de subsistir, a su familia, de perderlo todo....Su única opción indagar dónde está Jesup y hacer frente a ello con toda la entereza de la que sea capaz. Su única ayuda, su tío “Teardrop”, un tipo esquivo y tan enfangado como su padre en asuntos turbios sobre los que es mejor no hablar.

Uno de los aspectos más conseguidos y alabados por la crítica es el tamiz de cine negro que adquiere la película con la protagonista convertida en un particular detective rastreando allí donde no debe hacerlo. Aunque no se parece en nada por momentos me recordó al Jack Nicholson de “Chinatown” por aquello de que también Ree debe pagar físicamente un peaje por inmiscuirse en busca de la verdad (tremenda la escena en cuestión y no digo nada por no chafársela a nadie).

El caso es que el guión (de Debra Granik y Anne Rossellini a partir de una novela de Daniel Woodrell, también nominado en los óscars) aprovecha perfectamente las características del lugar donde suceden los hechos y de sus gentes para crear los resortes argumentales que hacen avanzar la historia. Se respira soledad, desamparo, el frío del entorno (no sólo el físico sino también el frío emotivo), penetramos en una sociedad hostil si no acatas sus normas, con una jerarquía patriarcal y machista (uno de los personajes le pregunta a Ree “¿No tienes un hombre que haga esto por ti?”), se palpa la rudeza montañesa. Los protagonistas son conscientes de que las normas sociales son complicadas y más en una zona donde se han mantenido a base de traspasar la frontera de lo legal. Teardrop lo deja claro en un momento en que defiende a su sobrina: “Lo que Jesup hizo iba en contra de nuestras costumbres, pero ella no es mi hermano. Es una chica que nunca dirá nada a nadie”. Las alternativas son acatar lo que hay o atenerse a las consecuencias.

Lo que más me gusta sin duda es que vamos urdiendo la trama nosotros mismos con información que nos va llegando con cuenta gotas con cada escena, a veces con lo que vemos, a veces con diálogos y otras con silencios y miradas. Los actores están magníficos como no puede ser de otra forma para que funcione una película de este tipo y son más las veces que sabemos qué ocurre bajo lo aparente por lo que no dicen que por lo que expresan en diálogos.

Es una película repleta de escenas fantásticas con un transfondo que hay que saber ver y ambientes y rostros muy descriptivos que hay que interpretar. No te dan el argumento mascado, pero tienes en pantalla todo lo que necesitas para atar los cabos sueltos. Particularmente me gusta encontrarme de vez en cuando con una de estas perlas extrañas en el panorama cinematográfico actual, que te exigen un esfuerzo, pero que al mismo tiempo te están alagando por considerarte un espectador inteligente, capaz de comprender lo que no te dan mascado. Al principio no sabes de qué va y andas perdido, recién llegado al lugar, pero poco a poco intuyes, comprendes y participas del relato y del drama (es una historia intensa aunque no haya lagrimeos ni un tratamiento compasivo o efectista). Probablemente lo más espectacular sea la entereza con la que los personajes y en concreto Ree van soportando los reveses.

Ree es un personaje fabuloso, una mujer de una pieza pese a su edad y su entorno y como diríamos coloquialmente “los tiene bien puestos”, es seguramente uno de los grandes aciertos de la película y de su directora porque la actriz que la interpreta tiene un aspecto que para nada corresponde con esa determinación de la que hace gala. Lo cierto es que Jennifer Lawrence está descomunal en su actuación.

En definitiva una película distinta pero fascinante y que tiene la enorme virtud de reescribir géneros, de moldearlos en una forma diferente, todo ello contando con la complicidad del espectador y mediante un estilo propio, distintivo y peculiar ajeno a modas y a grandes presupuestos. Un ejemplo más de que en cine no está todo dicho ni explorado.

A PARTIR DE AQUÍ ¡¡¡CUIDADDDDOOOOOO!!!! SPOILERS



LA CURIOSIDAD

Uno de los personajes está interpretado por Sheryll Lee, a la que recordaréis por su papel en “Twin peaks” como Laura Palmer.

MIS ESCENAS FAVORITAS

- La cruda forma en la, nada más aparecer en escena, Teardrop intenta convencer a Ree para que no siga adelante con sus indagaciones.
- Los niños pequeños jugando junto a la casa, ajenos a lo que se “cuece”.
- La escena de la casa quemada: “Seguro que piensas que soy imbécil, en ese sitio había hierba que me llegaba a la rodilla, seguro que hace un año que explotó”.
- La clase de tiro de Ree a sus hermanos.
- Desollando la caza: “Sony, hay un montón de cosas que tienes que aprende a hacer sin miedo”
- El momento en que Ree, desesperada le pide ayuda a su madre y llora sin llanto.
- Las conversaciones de Teardrop en privado con Ree explicándole lo que va a averiguando y nadie más debe saber. En especial es muy buena aquella que tienen por la noche en el coche. Ree: “Siempre me has dado mucho miedo” / Teardrop: “Porque eres lista”.
- El momento más difícil de Ree y cómo le rescata su tío en la hacienda de Thump Milton.
- La escena en la que Ree trata de alistarse y la comprensión que demuestra el reclutador.
- El momento en que les para el policía. Una escena con muchísima tensión.
- El terrible momento del río en el que Ree tiene que afrontar la realidad para salvar su futuro.
Con los hermanos: “Estaría perdida sin el peso de vosotros dos sobre mis espaldas”

RECOMIENDO EL REPORTAJE DE DÍAS DE CINE

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jueves, 2 de junio de 2011

“Rio” (Carlos Saldanha, 2011)

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País: EEUU.
Duración: 96 min.
Género: Animación, comedia.
Doblaje original: Anne Hathaway (Perla), Jesse Eisenberg (Blu), Leslie Mann (Linda), Jamie Foxx (Nico), George Lopez (Rafael), Jemaine Clement (Nigel), Rodrigo Santoro (Tulio), Tracy Morgan (Luiz).
Guion: Don Rhymer.
Producción: Bruce Anderson y John C. Donkin.
Música: John Powell.
Fotografía: Renato Falcao.
Distribuidora: Hispano Foxfilm.
Estreno en USA: 15 Abril 2011.
Estreno en España: 8 Abril 2011.

Reconozco que nada más salir de la película lo primero que pensé es que el Comité Olímpico brasileiro había escrito el guión y financiado el rodaje de esta película, porque te entran unas ganas locas de ir a Río de Janeiro y el 2016 empieza a no quedar tan lejos ¿quién lo diría?

Luego ya me di cuenta indagando un poco que el director es Carlos Saldanha, responsable de las tres entregas (hasta la fecha) de “Ice age” (La edad de hielo) y de “Robots”, brasileño para más señas, así que las cosas me empezaron a cuadrar más.

Lo cierto es que tampoco está mal quitarle el sambenito cinematográfico a Río de Janeiro tras películas con tantas aristas como “Ciudad de Dios” o “Tropa de élite” que son un atracón de la más dura realidad en las favelas y que si no habéis visto os recomiendo que veáis. “Río” es, como no podía ser de otro modo al ser una película de animación para toda la familia, una película para entretenerse y sonreír cuando menos y también un espectáculo visual gracias al 3D, a sus dibujos panorámicos y a su colorido.

Muy en la línea de “Ice age” Carlos Saldanha apuesta por los animalillos como protagonistas y en concreto por Blu, un guacamayo en extinción que ha vivido toda su vida en Minessota en cautividad y no sabe volar; pero además aquí entran en juego también personajes humanos, la dueña de Blu (Linda) y un científico ecologista (Tulio) que pretende perpetuar la especie llevando a éste junto a Perla, una hembra salvaje de la selva amazónica.

Ya os podéis imaginar que el guión trabaja el choque entre el animal de compañía y el salvaje, entre la ciudad y la selva y entre comodidad y aventura y tiene su toque ecologista de fondo. Además la historia incorpora la mafia de las favelas a través de un pequeño ladronzuelo, de modo muy inocente y amable todo hay que decirlo, así que el argumento se amolda más a los más pequeños de la casa para los que está pensado toda la parte central de la película, que se basa en el ir y venir de los guacamayos (a los que se unen dos pajarillos), sueltos por la selva y la ciudad y perseguidos por una banda de monos liderados por una cruel cacatúa (genial en algún momento) que son el punto fuerte para el público más adulto porque a fin de cuentas son los que permiten soltar unas cuantas carcajadas.

La historia de fondo en sí es bastante tópica, pero el desarrollo entretiene porque apuesta decididamente por la acción y la comedia y en cuanto arranca ya no para hasta el final.

Me gustaron especialmente todas las escenas en las que se juega con el entorno de los personajes, aquellas en las que se ve el carnaval o la selva, los números musicales (no tanto por las canciones en sí, como por la coreografía, el colorido de todos ellos y por supuesto la banda sonora basada en la samba de John Powell) y las escenas en las que los personajes se desplazan, huyen o vuelan. En concreto el momento en que intentan enseñar a volar a Blu y puede verse Rio desde el cielo es espectacular y en cierto modo recuerda las sensaciones que nos proporcionó “Avatar” en su día.

Y también me gustaron los monos, que atesoran algunos de los momentos cómicos más logrados, de una manera similar a como lo hacían los pingüinos en “Madagascar”. Es curioso, pero casi lo de menos son los protagonistas porque todo lo que les rodea resulta más atractivo. De hecho ¿no resulta un poco cargante Blu? Buen tipo, sí, pero cargante. En fin, no sólo importa lo que le pasa a Blu, es una escusa para todo el carrusel de situaciones con las que se busca entretener a toda costa.

En definitiva una comedia romántica de acción más que se apunta un tanto en el terreno de la animación y que es ante todo una película de evasión y entretenimiento, lo cual no es poco si lo que se busca es precisamente pasar un rato divertido. Quizás no esté a la altura de los Pixar, pero tampoco se puede pedir que todas las películas de animación logren la excelencia. ¿Entretiene? La respuesta es sí, por tanto: misión cumplida.