jueves, 10 de noviembre de 2016

“Beasts of no nation” (Cary Fukunaga, 2015)

Magnífico y terrible relato sobre los niños de la guerra que, como primera película de la productora televisiva Netflix, sólo se ha podido ver a través de su plataforma y vale muy mucho la pena.

*****

País: USA.

Duración: 133 min.

Género: Bélico, drama.

Reparto: Idris Elba (comandante), Abraham Attah (Agu), Ama K. Abebrese, Richard Pepple.

Guión: Cary Fukunaga; basado en la novela “Bestias sin patria”, de Uzodinma Iweala. Música: Dan Romer.

Estreno en USA: Octubre 2015.




 

Algunas de las películas que más satisfecho te dejan son esas que ves sin apenas información y de pronto te dejan pegado a tu asiento de inicio a fin, casi siempre por una temática o argumento que te noquea.

Fue lo que me pasó con “Beasts of no nation”, que aborda lo que acontece a un niño africano cuya nacionalidad nunca llegamos a conocer (y da igual porque vale tanto para cualquier país en guerra civil) que se ve obligado a pertenecer a un grupo armado rebelde. Sabía de esta película por Idris Elba (Stringer Bell en esa obra maestra que es “The wire”) y porque lo habían nominado como mejor actor de reparto en los Globos de Oro del 2015, pero su distribución en cines ha sido nula en España porque pertenece a la productora Netflix, decidida a convertir su plataforma televisiva en la número uno del mercado doméstico. Y el caso es que si hubiera un género de “películas que conviene que todo el mundo vea” tanto por su calidad como por los temas que tratan, ésta sería una del catálogo.

A parte de que el director (el de la serie “True detective”) filma con gran elegancia y que la película está muy bien hecha (magnífica fotografía, montaje, muy buen guión, etc), el indudable valor añadido que ofrece es que trata varios temas de muchísimo interés: la situación de muchos países africanos, el desamparo de ciertas zonas en la indigencia (que sin embargo viven más o menos felices apenas con recursos para vivir hasta que la guerra les pasa por encima), el sinsentido de guerras civiles montadas por facciones antagónicas que se vuelven completas carnicerías, los intereses ocultos que mueven ciertos hilos y a los que no importa el ciudadano de a pie, la indefensión del individuo ante los desmanes de los que juegan con el poder y como tema principal y central, los niños de la guerra, chavales a los que se ha privado de uno de los derechos que deberían ser universales, el de disfrutar una infancia más o menos feliz.


Ya aviso, la película no se corta, hay varios momentos más que duros que el director sólo suaviza apartando la cámara del foco de violencia o en algún caso ocultándolo a la vista del espectador mediante elipsis (terrible una de ellas a pesar de que no llegamos a ver nada y sólo se insinúa, cuando lo hace te quedas literalmente helado), pero en cualquier caso la experiencia de verla es un descenso a los infiernos en cierto modo similar al que proponía Francis Ford Coppola en “Apocalypse now” con la que la crítica ha apuntado cierto paralelismo (yo diría que sobretodo por el impacto y la huella que te deja al verla, la temática y el trasfondo claramente antibélico).

El protagonista es un niño, Agu, y la perspectiva del relato la suya, con voz en off incluida. Es un buen recurso porque nos enfrentamos al argumento en cierto modo con su inocencia y a su alrededor, al nuestro como espectador, va rodeándole / rodeándonos la guerra, la violencia, el sinsentido más absoluto. El personaje en cambio que más nos atrapa y del que guardaremos recuerdo porque sobredimensiona la película es “El Comandante”, el mencionado Idris Elba, un actor hipnótico, de presencia poderosa (no puedes ver a otro en cuanto sale en escena), que convierte a su personaje en uno de los más terribles y a la vez magnéticos del cine reciente. Te hace sencillo entender que toda la guerrilla le siga, te hace fácil entender el porqué de su liderazgo y a la vez te horroriza su carencia de escrúpulos y su proceder......su final no sólo es sorprendente sino muy aleccionador. 


Además el guión es muy bueno y la película entretiene mucho a pesar de que no se cuenta una historia al uso, sino más bien un trayecto, un recorrido, que para el protagonista es de descubrimiento, aprendizaje y  la vez un vía crucis personal. Quizás le reduciría un poquito el metraje puliendo alguna escena que dura más de la cuenta (a veces este director tiende a la contemplación), pero es buscarle tres pies al gato, a mí la película me pareció fascinante, desde luego uno de esos títulos que merecen la pena el precio de la entrada (si la tuviera, en este caso buscan más bien la suscripción a un canal de televisión en el que presumiblemente emitirán más títulos de este nivel).

En el último año, en el que no recuerdo más que un puñado de grandes películas, ésta me reconcilia de nuevo con el cine......esto es lo que yo le pido a una película, que esté bien hecha, que me remueva y que me entretenga  ¡¡¡¡Cumple las tres!!!!.....Luego la cosa va por gustos