Arantxa Echevarria, que también es autora del guión, firma una ópera prima valiente, comprometida y necesaria en torno a dos chicas gitanas (a las que hace referencia el título) describiendo el mundo en que se mueven con nervio y verdad, fijándose con tono costumbrista y casi documental en tradiciones, creencias, folklore, gracia, carácter... e introduciendo un sentimiento que en sí mismo es un tabú porque desencadena el drama, el rechazo y la marginación social. Es una película que te va atrapando lentamente, que te conmueve y que te termina ganando esencialmente gracias a sus personajes y a la verdad que transmiten y lógicamente eso lo logran un grupo de actores (ellas nóveles) en estado de gracia y fantásticamente dirigidos. Una de esas películas que te pueden gustar más o menos, pero que hay que ver porque cuenta mucho más que una historia de amor.