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Tras el descomunal éxito en taquilla de "Parque jurásico" (1993), que se convirtió hasta el estreno de "Titanic" (1997) en la película más vista de la historia en una sala de cine superando a "ET"( 1982), no podían desaprovechar la ocasión de rizar más el rizo y, claro, recaudar mucho más dinero. "El mundo perdido" fue concebida por Michael Crichton y David Koepp al guión con la intención de aumentar la amenaza de los dinosaurios y multiplicar de forma exponencial su presencia en pantalla aprovechando las posibilidades que daban los avances en efectos visuales. El argumento tiene sus pegas y no es más que una escusa para entrar "en harina". No hay detrás un gran guión, pero hay que reconocer que después de un inicio que se hace un poco largo, la película da lo que prometía y va directa al grano, a la acción, que es lo que busca el espectador. Para mi gusto esta segunda entrega desaprovecha sus propias posibilidades porque contaba con opciones muy evidentes de ser una experiencia de suspense cercano al terror con mayor empaque y, en cambio, se sacrifica un poco la coherencia interna de la narración y se da rienda suelta al caos con el único objetivo de epatar al público (véase como ejemplo todo el tramo final). En cualquier caso la presencia de Spielberg en la dirección asegura un visionado entretenido, varios momentos que quitan el hipo y una puesta en escena que sí está a la altura. El truco para disfrutarla como merece es agenciarse una pantalla grande y verla sin grandes expectativas como quien va a una atracción de feria, a pasar un rato trepidante. Fue nominada a mejores efectos visuales, pero ese año arrasó "Titanic".