Fritz Lang volvió a Alemania después de hacer su mejor cine para rodar un díptico de aventuras en la india formado por esta película y su continuación "La tumba india". Está basada en un título suyo previo de 1921 y cuenta con guión de su mujer, Thea Von Harbou, con la que ya había colaborado en "Metrópolis". Vista hoy ha perdido bastante sobretodo porque sus puntos fuertes son su ambientación exótica y una narración clásica, de corte muy decimonónico, en algunos momentos marcadamente maniquea y algo naif. Tampoco ayuda demasiado un protagonista con tan poco gancho y unos efectos que hoy han quedado muy añejos. En cambio su visionado es un viaje evocador que recupera esas ensoñaciones de otros lugares que se vendían a los lectores que sólo viajaban en el pasado a través de las novelas y, a parte de la magia de su fotografía y ambientación, cuenta con alguna escena memorable como la del faquir o aquella del baile cargado de erotismo que dio fama a Debra Paget.
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