Guillermo del Toro apadrina al director noruego André Øvredal en una producción de terror relativamente modesta, con un reparto muy joven, pensada esencialmente como entretenimiento de género. No destaca tanto por su capacidad para encogerte en la butaca (aunque sus momentos tiene) como para plantear un correcto entretenimiento puntual por ejemplo para la celebración de Halloween. La película tiene inspiración en otros títulos adolescentes y de terror de los años 80's aunque no logra del todo ni la identificación con los protagonistas que se produce en aquellos casos ni tampoco ser audiovisualmente impactante, pero en cualquier caso es un producto digno que se puede ver y que no defraudará porque tampoco se ha vendido como algo que no es.