Meritoria adaptación de la obra de Lorca, "Bodas de sangre", que transmite la intensidad dramática del argumento al espectador actual a través de un sofisticado montaje de primeros planos, metáforas visuales y una música arrebatadora. Es un cuidadísimo ejercicio de estilo potenciado por unas interpretaciones viscerales aunque también una película recomendable casi en exclusiva para quien vibre con grandes pasiones y dramas.
Género: Drama, romance.
Reparto: Inma Cuesta, Álex García, Asier Etxeandía, Leticia Dolera, Manuela Vellés, Luisa Gavasa, María Alfonsa Rosso, Carlos Álvarez-Novoa, Ana Fernández
Guión: Paula Ortiz y Javier García; basada libremente en la obra “Bodas de sangre”, de Federico García Lorca.
Producción: Alex Lafuente.
Música: Shigeru Umebayashi y Dominik Johnson
Fotografía: Miguel Ángel Amoedo
Montaje: Javier García
Distribuidora: Betta Pictures.
Estreno en España: 11 Diciembre 2015.
Tras su primera película “De tu ventana a la mía”, la aragonesa Paula Ortiz (y me encanta que sea de estas tierras), había provocado notable interés en el cine español. Su debut tenía vocación de autor, un estilo muy personal, atmósfera melancólica y una especial delicadeza y sensibilidad cercana a lo poético. Una vez vista su segunda película hay que decir que confirma esas características y las potencia con estudiados primeros planos, escenarios escogidos con mimo, una banda sonora que envuelve a los personajes y sus pulsiones internas y un reparto brillante.
Debo decir que aunque comprendo la fuerza dramática de “Bodas de sangre” (obra de Federico García Lorca, en la que se inspira el guión) y aunque entiendo el impacto que su exacerbado romanticismo y sus versos provocan en el público, yo no formo parte de ese público escogido porque mis preferencias son otras. En cambio, esta película me llega, me impacta emocionalmente y me convence sobretodo porque creo que adecúa perfectamente forma y fondo para lograr sus objetivos y remover al espectador.
En su primer título Paula Ortiz entrecruzaba tres historias dramáticas con “cielo encapotado” (no se me ocurre símil mejor para describir su tono) que te dejaban el ánimo como un guiñapo. Esta vez se centra en una sólo, haciendo que se intensifique el drama al fijarse sólo en un grupo reducido de personajes que son azotados por una pasión incontenible que no conoce interés ni conveniencia. El resultado es poderoso e intenso, muy intenso, tanto que si logras identificarte con la novia (y es muy sencillo porque Inma Cuesta está inmensa) se te termina cayendo el alma a los pies. Aviso, como seas impresionable, esta película te va a dejar con pocas ganas de fiestas.
Aunque el argumento es sencillo e incluso previsible (eso hasta para quien no haya leído a Lorca y el que sí se sabrá la historia de pe a pa), la estructura del relato y el guión no lo son. La directora entremezcla pasado y presente, salta atrás y adelante en el tiempo y además incorpora imágenes que pertenecen al mundo de lo imaginado y lo metafórico (sublima tanto lo pasional que se convierte en pura ensoñación), así que no es una película sencilla ni de ver (habrá quien le parezca lenta) ni de entender (te obliga a ir atando cabos porque no te dan las explicaciones mascaditas salvo con imágenes en un lenguaje puramente cinematográfico). Y sin embargo, pese a sus “dificultades” para asimilarla te engancha y no te suelta, se apodera de tu interés y te mantiene en vilo hasta el final. Yo lo achaco sobretodo al extraordinario trabajo de unos actores en estado de gracia, que crecen con los primerísimos planos y a una hipnótica atmósfera entre lo poético y lo mágico que lo envuelve todo y te transporta. Ambas cosas son muy difíciles de conseguir y en esta ocasión las bordan.
No es muy arriesgado decir sin haber visto todo que ésta es sin duda una de las mejores películas de la cosecha del cine español del 2015. Los Goyas ya lo han reconocido así con 12 nominaciones (película, director, actor principal, actriz principal, actriz de reparto, actor revelación, guión adaptado, música original fotografía, dirección artística, maquillaje y peluquería y sonido). Ganará un buen puñado de premios a buen seguro y entre ellos deberían ser obligatorios los de Inma Cuesta y Luisa Gavasa, ambas al mejor nivel de sus respectivas carreras. A mí particularmente y porque para gustos están los colores me gustó más “Truman” de Cesc Gay, pero yo diría que si gana “La novia” el premio de mejor película será muy digna y merecida vencedora.