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Había que ser muy cinéfilo para terminar viendo esta película el año de su estreno porque la firmaba un director independiente, porque estaba rodada en blanco y negro y porque apenas se le dio bombo (salvo que Tarantino la consideró una de las diez mejores películas del año) ni tuvo apenas distribución en cines. En cambio la recompensa merecía el esfuerzo. A medio camino entre la comedia y el drama es una película muy dinámica, con mucho ritmo interno, un gran mosaico sobre la dificultad de encontrar tu rumbo personalizado en una chica de Sacramento, espontánea, inocente y peculiar que trata de abrirse camino en Nueva York, con la ilusión de ser bailarina pese a no tener talento, que comparte piso y complicidad emocional con una amiga. Para mi gusto una delicia porque laten muchas cosas en ella, pero sobretodo porque aunque Francesca es un desastre en muchas cosas, terminas conmovido y queriéndola como todos aquellos que la rodean y muchas culpa de ello es de Greta Gerwing, un gran descubrimiento tanto delante de la cámara como detrás de ella en la escritura del guión.
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