miércoles, 16 de septiembre de 2020

"El bar" (Álex de la Iglesia, 2017)

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Arranca con un tono de suspense interesante y, más pronto de lo habitual en De la Iglesia, se deja llevar por el desenfreno y el caos (que son marca de la casa dicho sea de paso), lo cual quizás esta vez perdonamos mejor que en alguno de sus títulos anteriores porque sin mucha demora se lanza a tumba abierta y sin remilgos a lo que realmente es, una comedia negra gamberra, excesiva, exagerada y descacharrante. Es preferible no dar detalles del argumento y que se vayan descubriendo, pero sí se puede adelantar que cuenta cómo reaccionan varios personajes (que podrían definir lo que era la España de 2017) ante un extraño suceso en un bar. Técnicamente, como siempre en este director, es irreprochable y logra la tensión y la mala leche justa para funcionar bien como entretenimiento travieso, pero claro no le pidas ni mucha coherencia interna, ni tacto, ni buen gusto, ni realismo porque no se trata de nada de eso. Más bien es travesura cinematográfica que propone lo contrario para pasar el rato y echarse unas risotadas granujas (si le encuentras la gracia, que no todo el mundo lo va a lograr).