Género
Drama histórico
Creador
Bruno Heller, John Milius, William J. Macdonald, David Frankel, Adrian Hodges y Alexandra Cunninghan
País: Reino Unido
Productor: Bruno Heller, John Milius, William J. Macdonald, Franck Doelger, Anne Thomopoulos y John Melfi
Duración por episodio: 55 minutos
No. de episodios: 12 (primera temporada)10 (segunda temporada)
Producida por: HBO y BBC
Reparto: Kevin McKidd (Lucio Voreno)Ray Stevenson (Tito Pullo)Ciarán Hinds (Cayo Julio César (personaje de Roma)Cayo Julio César)Kenneth Cranham (Pompeyo)
Fecha emisión:
28 de agosto de 2005 (EE.UU)13 de diciembre de 2005 (España) – 7 de enero de 2007 (EE.UU)
La verdad es que es inagotable la capacidad de sorpresa que atesoran las series de televisión que se hacen hoy en día. Cuando crees que has visto el no va más, de pronto encuentras otra serie que te deja boquiabierto y así viene siendo desde hace años (Sí Vic, aún no he visto “How I meet your mother” pero tampoco “24”, “Los Soprano” o la tercera y cuartas temporadas de “House”).
Estos días he estado viendo “Roma”. Mi primo Fernando, mi “gurú” personal de series después de la recomendación de “Doctor en Alaska” que nunca podré agradecerle suficiente, me dijo que ni se me ocurriera perdérmela y ahí he estado y estaré con la segunda temporada que veré en breve. La verdad es que es otra serie grandiosa de esas que apasionan y creo que aún me queda ver lo mejor según me han contado.
“Roma” se centra en la historia de la ciudad italiana allá por el siglo I. antes de Cristo y relata los hechos que rodearon los mandatos de Julio César y Octavio Augusto, el meollo mismo del esplendor romano.
La producción corre a cargo de HBO y la BBC que han hecho un sensacional trabajo de ambientación procurando en todo momento ser lo más fieles posibles a los hechos de la época y a la ambientación de la misma. De hecho lo que más sorprende de la serie es su minuciosidad con los pequeños detalles y su esfuerzo por ser realista. No se ocultan por ello los aspectos más sórdidos de la condición humana en lo referente a sexo, violencia o corrupción y se trata de ser lo más fieles posible a la época, eso sí, con un cuidadísimo diseño de producción que se nota en decorados, vestuario o fotografía.
Pero aunque las mejores virtudes de esta serie tienen que ver con la recreación de la época, pienso que lo que la hace redonda son sus guiones y el tratamiento de los personajes. El planteamiento de partida es magnífico porque la serie se centra en hechos históricos relacionados con Julio César y Octavio Augusto, pero los verdaderos protagonistas son plebeyos, dos legionarios, Lucio Voreno y Tito Pullo, con lo que la serie puede hacer un retrato profundo y amplio de la sociedad romana alternando según interese entre la realidad socio-política o las inquietudes personales de los protagonistas. Me parece un gran acierto porque se alterna el drama histórico con el drama cotidiano de dos personajes con los que se identifican los espectadores porque vienen a ser prototipo del “hombre de la calle” en aquellos tiempos, lo que seríamos la mayoría de nosotros de vivir en aquella época.
Los actores, todos ellos, están inmensos y la interrelación entre los mismos, los odios, las pasiones, las intrigas son por ello mucho más intensas. La primera temporada alcanza momentos de máxima calidad gracias a ello en sus últimos episodios donde varias escenas se convierten en inolvidables como la lucha de Pullo en el circo romano al grito de “¡¡¡¡¡Decimotercera!!!!” o el final de Julio César en el Senado y no digo más porque hay que verlo. A lo largo de la serie hay muchas más.
Quizás aquellos que esperen ver grandes despliegues bélicos como los que se ven en otras películas tipo “Gladiator” queden un poco decepcionados porque aquí no es que no los haya, es que se evitan. No vemos vencer a Julio César a los galos, ni a los ejércitos de Pompeyo, ni vemos esa magna grandiosidad de películas como la “Cleopatra” del Hollywood clásico porque la serie, de tener algún referente cinematográfico sería en todo caso el “Julio César” de Marlon Branco y Joseph L. Mankiewicz (grandiosa película por cierto). A cambio hay una mayor sensación de verismo y donde la serie es grande es en las intrigas, en los diálogos, en las miradas y silencios o en escenas en interiores donde cada frase va cargada de dobles intenciones o cada actuación de los personajes es una calculada maniobra en un magno ajedrez de intereses.
En cualquier caso lo que a mí me ha atrapado por completo y creo que será así para la mayoría de espectadores es la historia de Lucio Voreno y Tito Pullo, su relación de amistad y todo lo que les acontece y rodea. Intensa, conmovedora y se hace muy cercana, muy próxima, en el sentido de que se logra entender gracias a ellos lo que fue ser ciudadano romano o, mejor dicho, legionario.
No os la perdáis si tenéis ocasión y ¡¡¡¡VIVA LA DECIMOTERCERA!!!!
Estos días he estado viendo “Roma”. Mi primo Fernando, mi “gurú” personal de series después de la recomendación de “Doctor en Alaska” que nunca podré agradecerle suficiente, me dijo que ni se me ocurriera perdérmela y ahí he estado y estaré con la segunda temporada que veré en breve. La verdad es que es otra serie grandiosa de esas que apasionan y creo que aún me queda ver lo mejor según me han contado.
“Roma” se centra en la historia de la ciudad italiana allá por el siglo I. antes de Cristo y relata los hechos que rodearon los mandatos de Julio César y Octavio Augusto, el meollo mismo del esplendor romano.
La producción corre a cargo de HBO y la BBC que han hecho un sensacional trabajo de ambientación procurando en todo momento ser lo más fieles posibles a los hechos de la época y a la ambientación de la misma. De hecho lo que más sorprende de la serie es su minuciosidad con los pequeños detalles y su esfuerzo por ser realista. No se ocultan por ello los aspectos más sórdidos de la condición humana en lo referente a sexo, violencia o corrupción y se trata de ser lo más fieles posible a la época, eso sí, con un cuidadísimo diseño de producción que se nota en decorados, vestuario o fotografía.
Pero aunque las mejores virtudes de esta serie tienen que ver con la recreación de la época, pienso que lo que la hace redonda son sus guiones y el tratamiento de los personajes. El planteamiento de partida es magnífico porque la serie se centra en hechos históricos relacionados con Julio César y Octavio Augusto, pero los verdaderos protagonistas son plebeyos, dos legionarios, Lucio Voreno y Tito Pullo, con lo que la serie puede hacer un retrato profundo y amplio de la sociedad romana alternando según interese entre la realidad socio-política o las inquietudes personales de los protagonistas. Me parece un gran acierto porque se alterna el drama histórico con el drama cotidiano de dos personajes con los que se identifican los espectadores porque vienen a ser prototipo del “hombre de la calle” en aquellos tiempos, lo que seríamos la mayoría de nosotros de vivir en aquella época.
Los actores, todos ellos, están inmensos y la interrelación entre los mismos, los odios, las pasiones, las intrigas son por ello mucho más intensas. La primera temporada alcanza momentos de máxima calidad gracias a ello en sus últimos episodios donde varias escenas se convierten en inolvidables como la lucha de Pullo en el circo romano al grito de “¡¡¡¡¡Decimotercera!!!!” o el final de Julio César en el Senado y no digo más porque hay que verlo. A lo largo de la serie hay muchas más.
Quizás aquellos que esperen ver grandes despliegues bélicos como los que se ven en otras películas tipo “Gladiator” queden un poco decepcionados porque aquí no es que no los haya, es que se evitan. No vemos vencer a Julio César a los galos, ni a los ejércitos de Pompeyo, ni vemos esa magna grandiosidad de películas como la “Cleopatra” del Hollywood clásico porque la serie, de tener algún referente cinematográfico sería en todo caso el “Julio César” de Marlon Branco y Joseph L. Mankiewicz (grandiosa película por cierto). A cambio hay una mayor sensación de verismo y donde la serie es grande es en las intrigas, en los diálogos, en las miradas y silencios o en escenas en interiores donde cada frase va cargada de dobles intenciones o cada actuación de los personajes es una calculada maniobra en un magno ajedrez de intereses.
En cualquier caso lo que a mí me ha atrapado por completo y creo que será así para la mayoría de espectadores es la historia de Lucio Voreno y Tito Pullo, su relación de amistad y todo lo que les acontece y rodea. Intensa, conmovedora y se hace muy cercana, muy próxima, en el sentido de que se logra entender gracias a ellos lo que fue ser ciudadano romano o, mejor dicho, legionario.
No os la perdáis si tenéis ocasión y ¡¡¡¡VIVA LA DECIMOTERCERA!!!!