Título original: Prison Break
País: Estados Unidos
Año inicio: 29 de agosto de 2005
Género: Drama - Acción
Dirigida por: Paul Scheuring (creador), Fred Gerber y Greg Yaitanes
Guión: Nick Santora Producida por: Paul Scheuring, Dawn Parouse, Marty Adelstein y Matt Olmstead Música original por: Ramin Djawadi
Reparto: Wenworth Miller (Michael Scofield), Michael Rapaport (Lincoln Scofield). Jodi Lyn O'Keefe (Gretchen), Robert Wisdom (Lechero), Rockmond Dunbar (C-Note), Amauri Nolasco (Sucre), William Fitchner (Mahone), Danay García (Sofía), Marshall Allman (LJ), Chris Vance (Whistler), Sarah Wayne (Sara), Wade Williams (Bellick), Robin Tunney (Veronica), Paul Adelstein (Kellerman), Robert Knepper (T-Bag), Peter Stormare (Abruzzi).
Recientemente he terminado de ver la tercera temporada de “Prison break” programándola a mi modo, cuando me viene bien verla y toda de tirón, como debe ser. Parece mentira que sea el único modo de poder disfrutar en toda su intensidad una serie ya que en las televisiones, salvo contada excepción, parece misión imposible. A veces pienso que esto es así porque les sale más rentable que la gente compre DVDS o pague digitales, satélites, pluses y demás. ¡¡¡Qué tiempos aquellos cuando sabías que tal televisión iba a poner tal serie a tal hora sin fallar nunca!!!!
La tercera temporada de Prison me ha hecho reflexionar sobre lo difícil que resulta mantener el nivel, sobre lo complicado que es crear una gran obra (del arte que sea) y mantener la llamémosle “gracia”, “inspiración” o “chispa creativa” y más cuando en este caso, la supuesta obra, forma parte de un medio popular condicionado por audiencias y mayorías como es la televisión.
Digo esto porque yo calificaría la primera temporada de “Prison break” como una obra maestra de la televisión y pienso que casi todos estaréis de acuerdo conmigo, pero su nivel, como ocurre tantas veces, ha ido descendiendo por causas que podemos imaginar. Porque queriendo estirar el éxito y la pasta que éste generó seguramente ha habido unos productores que han metido mano para darle al público lo que quería sin que importara demasiado la coherencia milimétrica que sí tenían los guiones de los primeros capítulos de la serie.
“Prison break” me parece el típico ejemplo de serie que avanza siendo inferior a sí misma y, no obstante, sigue siendo una serie interesante y, sobretodo, entretenida, aunque ya no sobresaliente y rompedora como al principio.
Creo que la primera temporada no pudo ser fruto de la casualidad. Seguramente se estudio milimétricamente cada uno de los episodios y el resultado fue fascinante porque además de que el argumento es apasionante (ya sabéis Michael Scofield entra en una cárcel para sacar a su hermano, condenado injustamente a muerte por un crimen que no cometió), todo, absolutamente todo, era magnífico. Desde la elección de los actores (cosa en la que esta serie ha mantenido el nivel) hasta la puesta en escena, con una dirección magnífica y un ritmo narrativo perfecto, trufada de cliffhangers en cada capítulo y con un guión y un argumento sobresalientes (no confundamos una cosa y otra que no es lo mismo). Con cada episodio te quedabas con ganas de más y como espectador se te trataba con el respeto más absoluto porque si algo caracterizaba a la serie era una gran coherencia y una gran capacidad para sorprender basada en la inteligencia de Michael y en los imprevistos, que eran los que provocaban los giros de guión.
No voy a dar detalles argumentales por si alguien no la ha visto pero acabada la primera temporada uno queda con un regusto magnífico y con esa sensación de pérdida que uno sólo siente cuando ha visto o leído algo realmente bueno. La segunda y tercera temporada no están a ese nivel, aunque yo seguiría recomendándolas porque lo que no pierden es la capacidad de entretener a los espectadores.
En la segunda temporada los acontecimientos y la situación en la que se encuentran los personajes cambian. Los primeros capítulos mantienen el nivel pero poco a poco uno nota como se intenta “estirar” el argumento y empiezan a surgir las casualidades y se empieza a rizar el rizo en exceso, que es uno de los grande males del cine de acción y aventuras actual, mal endémico en el cine sobretodo por culpa de los efectos especiales. En este caso, en “Prison” no son los efectos el problema pero sí la reiteración de casualidades, que hacen perder credibilidad a la serie.
Éste mal se hace especialmente grave en la tercera temporada, en la que, además, se producen altibajos en el ritmo de la serie con capítulos en los “pasan” muchas cosas y muy deprisa (el primer capítulo de la tercera temporada me parece de los peores por eso mismo), desafiando el tempo interno que se han marcado sus creadores y en otros se detiene la acción. Este desequilibrio y el descenso de nivel de los guiones pienso que son los principales problemas de la serie, pero ya digo que, en cualquier caso, el nivel sigue siendo aceptable y recomiendo verla porque pocas series son tan entretenidas y tienen tantas “sorpresas” para mantener tu atención.
Quitando las pegas lo que sí me parece destacadísimo en “Prison break” es el reparto. Los actores están magníficos todos y gracias a ellos y a una dirección y puesta en escena siempre con garra y atractiva se disfruta de grandes momentos y lo mejor es que en ese sentido la serie ha introducido notables cambios y siempre manteniendo el nivel con villanos magníficos como T-Bag uno de los mejores “malos” de las series de televisión de los últimos tiempos ¿alguien se ha preguntado por qué, a pesar de todo, termina cayendo bien? ¿No será que despierta “simpatías” en nuestro lado más tenebroso? Yo creo que eso es porque esta serie sabe hacernos próximos y creíbles a todos y cada uno de los personajes, estén a un lado u otro de la ley.
Otra de las grandes virtudes de la serie (y eludo conscientemente lo magníficamente realizadas que están las escenas de tensión y acción porque eso es obvio) es la capacidad que tiene para poner en duda nuestros principios éticos. Aunque no es explícito y no se nos plantea en los capítulos, de fondo está el discernimiento de qué es lo correcto y lo incorrecto, de quién es el bueno y el malo porque todos son buenos y malos en algún sentido ¿Hacer justicia a cualquier precio es realmente justo? ¿Salvar a su hermano justifica todo lo que hace Michael? Este tema es muy interesante porque de nuevo surgen conspiraciones relacionadas con el gobierno, se pone en tela de juicio a los “buenos” (los policías) y en realidad se abre con esta serie un gran debate moral que cada cual debe resolver en su foro interno. Para mí el personaje más “bueno” de la serie es Sucre y, sin embargo, también infringe la ley por salvar a su novia y a sus amigos y el más “malo” es T-Bag y, sin embargo, en ocasiones muestra compasión, compañerismo o lealtad, aunque casi siempre es por puro egoísmo.
Pero lo mejor, lo que sin duda hace que esta serie sea especial es que se ensalza la inteligencia de Michael Scofield. La inteligencia se convierte en motor y agente de la acción y es la gran protagonista de la serie y sólo por eso esta serie merece la pena, aunque también por todo y a pesar de todo lo dicho anteriormente.
País: Estados Unidos
Año inicio: 29 de agosto de 2005
Género: Drama - Acción
Dirigida por: Paul Scheuring (creador), Fred Gerber y Greg Yaitanes
Guión: Nick Santora Producida por: Paul Scheuring, Dawn Parouse, Marty Adelstein y Matt Olmstead Música original por: Ramin Djawadi
Reparto: Wenworth Miller (Michael Scofield), Michael Rapaport (Lincoln Scofield). Jodi Lyn O'Keefe (Gretchen), Robert Wisdom (Lechero), Rockmond Dunbar (C-Note), Amauri Nolasco (Sucre), William Fitchner (Mahone), Danay García (Sofía), Marshall Allman (LJ), Chris Vance (Whistler), Sarah Wayne (Sara), Wade Williams (Bellick), Robin Tunney (Veronica), Paul Adelstein (Kellerman), Robert Knepper (T-Bag), Peter Stormare (Abruzzi).
Recientemente he terminado de ver la tercera temporada de “Prison break” programándola a mi modo, cuando me viene bien verla y toda de tirón, como debe ser. Parece mentira que sea el único modo de poder disfrutar en toda su intensidad una serie ya que en las televisiones, salvo contada excepción, parece misión imposible. A veces pienso que esto es así porque les sale más rentable que la gente compre DVDS o pague digitales, satélites, pluses y demás. ¡¡¡Qué tiempos aquellos cuando sabías que tal televisión iba a poner tal serie a tal hora sin fallar nunca!!!!
La tercera temporada de Prison me ha hecho reflexionar sobre lo difícil que resulta mantener el nivel, sobre lo complicado que es crear una gran obra (del arte que sea) y mantener la llamémosle “gracia”, “inspiración” o “chispa creativa” y más cuando en este caso, la supuesta obra, forma parte de un medio popular condicionado por audiencias y mayorías como es la televisión.
Digo esto porque yo calificaría la primera temporada de “Prison break” como una obra maestra de la televisión y pienso que casi todos estaréis de acuerdo conmigo, pero su nivel, como ocurre tantas veces, ha ido descendiendo por causas que podemos imaginar. Porque queriendo estirar el éxito y la pasta que éste generó seguramente ha habido unos productores que han metido mano para darle al público lo que quería sin que importara demasiado la coherencia milimétrica que sí tenían los guiones de los primeros capítulos de la serie.
“Prison break” me parece el típico ejemplo de serie que avanza siendo inferior a sí misma y, no obstante, sigue siendo una serie interesante y, sobretodo, entretenida, aunque ya no sobresaliente y rompedora como al principio.
Creo que la primera temporada no pudo ser fruto de la casualidad. Seguramente se estudio milimétricamente cada uno de los episodios y el resultado fue fascinante porque además de que el argumento es apasionante (ya sabéis Michael Scofield entra en una cárcel para sacar a su hermano, condenado injustamente a muerte por un crimen que no cometió), todo, absolutamente todo, era magnífico. Desde la elección de los actores (cosa en la que esta serie ha mantenido el nivel) hasta la puesta en escena, con una dirección magnífica y un ritmo narrativo perfecto, trufada de cliffhangers en cada capítulo y con un guión y un argumento sobresalientes (no confundamos una cosa y otra que no es lo mismo). Con cada episodio te quedabas con ganas de más y como espectador se te trataba con el respeto más absoluto porque si algo caracterizaba a la serie era una gran coherencia y una gran capacidad para sorprender basada en la inteligencia de Michael y en los imprevistos, que eran los que provocaban los giros de guión.
No voy a dar detalles argumentales por si alguien no la ha visto pero acabada la primera temporada uno queda con un regusto magnífico y con esa sensación de pérdida que uno sólo siente cuando ha visto o leído algo realmente bueno. La segunda y tercera temporada no están a ese nivel, aunque yo seguiría recomendándolas porque lo que no pierden es la capacidad de entretener a los espectadores.
En la segunda temporada los acontecimientos y la situación en la que se encuentran los personajes cambian. Los primeros capítulos mantienen el nivel pero poco a poco uno nota como se intenta “estirar” el argumento y empiezan a surgir las casualidades y se empieza a rizar el rizo en exceso, que es uno de los grande males del cine de acción y aventuras actual, mal endémico en el cine sobretodo por culpa de los efectos especiales. En este caso, en “Prison” no son los efectos el problema pero sí la reiteración de casualidades, que hacen perder credibilidad a la serie.
Éste mal se hace especialmente grave en la tercera temporada, en la que, además, se producen altibajos en el ritmo de la serie con capítulos en los “pasan” muchas cosas y muy deprisa (el primer capítulo de la tercera temporada me parece de los peores por eso mismo), desafiando el tempo interno que se han marcado sus creadores y en otros se detiene la acción. Este desequilibrio y el descenso de nivel de los guiones pienso que son los principales problemas de la serie, pero ya digo que, en cualquier caso, el nivel sigue siendo aceptable y recomiendo verla porque pocas series son tan entretenidas y tienen tantas “sorpresas” para mantener tu atención.
Quitando las pegas lo que sí me parece destacadísimo en “Prison break” es el reparto. Los actores están magníficos todos y gracias a ellos y a una dirección y puesta en escena siempre con garra y atractiva se disfruta de grandes momentos y lo mejor es que en ese sentido la serie ha introducido notables cambios y siempre manteniendo el nivel con villanos magníficos como T-Bag uno de los mejores “malos” de las series de televisión de los últimos tiempos ¿alguien se ha preguntado por qué, a pesar de todo, termina cayendo bien? ¿No será que despierta “simpatías” en nuestro lado más tenebroso? Yo creo que eso es porque esta serie sabe hacernos próximos y creíbles a todos y cada uno de los personajes, estén a un lado u otro de la ley.
Otra de las grandes virtudes de la serie (y eludo conscientemente lo magníficamente realizadas que están las escenas de tensión y acción porque eso es obvio) es la capacidad que tiene para poner en duda nuestros principios éticos. Aunque no es explícito y no se nos plantea en los capítulos, de fondo está el discernimiento de qué es lo correcto y lo incorrecto, de quién es el bueno y el malo porque todos son buenos y malos en algún sentido ¿Hacer justicia a cualquier precio es realmente justo? ¿Salvar a su hermano justifica todo lo que hace Michael? Este tema es muy interesante porque de nuevo surgen conspiraciones relacionadas con el gobierno, se pone en tela de juicio a los “buenos” (los policías) y en realidad se abre con esta serie un gran debate moral que cada cual debe resolver en su foro interno. Para mí el personaje más “bueno” de la serie es Sucre y, sin embargo, también infringe la ley por salvar a su novia y a sus amigos y el más “malo” es T-Bag y, sin embargo, en ocasiones muestra compasión, compañerismo o lealtad, aunque casi siempre es por puro egoísmo.
Pero lo mejor, lo que sin duda hace que esta serie sea especial es que se ensalza la inteligencia de Michael Scofield. La inteligencia se convierte en motor y agente de la acción y es la gran protagonista de la serie y sólo por eso esta serie merece la pena, aunque también por todo y a pesar de todo lo dicho anteriormente.