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País: USA.
Duración: 136 min.
Interpretación: Ewan McGregor (Obi-Wan Kenobi), Natalie Portman (Senadora Padmé Amidala), Hayden Christensen (Anakin Skywalker), Ian McDiarmid (Canciller Supremo Palpatine / Darth Sidious), Samuel L. Jackson (Mace Windu), Pernilla August (Shmi Skywalker), Jack Thomson (Cliegg Lars), Christopher Lee (Conde Dooku / Darth Tyranus), Anthony Daniels (C-3PO / Teniente Dannl Faytonni), Frank Oz (Yoda; voz versión original), Andrew Secombe (Watto; voz v.o.), Oliver Ford Davies (Sio Bibble), Silas Carson (Nute Gunray / Ki-Adi-Mundi), Kenny Baker (R2-D2), Ahmed Best (Jar Jar Binks; voz v.o.), Jimmy Smits (Senador Bail Organa), Ayesha Dharker (Reina Jamillia), oel Edgerton (Owen Lars), Bonnie Piese (Beru Whitesun), Temuera Morrison (Jango Fett), Daniel Logan (Boba Fett).
Guión: George Lucas y Jonathan Hales; basado en una historia de George Lucas.
Producción: Rick McCallum.
Producción ejectiva: George Lucas.
Música: John Williams.
Fotografía: David Tattersall.
Montaje: Ben Burtt.
Diseño de producción: Gavin Bocquet.
Dirección artística: Phil Harvey y Jonathan Lee.
Vestuario: Trisha Biggar.
Decorados: Joanne Tastula y Peter Walpole.
Tras la dispar acogida que tuvo “La amenaza fantasma” con muchos frikies de la saga defraudados por el cambio de planteamiento de Star Wars, Lucaas seguramente tuvo que plantearse que camino seguir. Una opción era volver al estilo y espíritu de la trilogía original, más basada en lo puramente aventurero y envuelta siempre en un cierto suspense como motor argumental y la otra opción era seguir apostando por la renovación, derivando la saga más en un drama de intrigas políticas y acción, aprovechando las nuevas posibilidades de los efectos especiales para asombrar a los nuevos públicos.
En esta tesitura creo que Lucas optó por no echar la vista atrás y seguir hacia delante, tratando eso sí, de contentar a los frikies que se manifestaban contrarios de ese cierto tono pueril que achacaban al Episodio I. Desde luego a lo que renunció fue a aprovechar estos tres primeros episodios para tratar de avasallar visualmente a los espectadores con las posibilidades de Industrial Light and magic, ahora capaces de hacer escenas tan brillantes como la persecución de vehículos por los cielos de Coruscant al comienzo de la película o la de Obi Wan y Jango Feet por el cinturón de asteroides, para crear un mundo marino como Camino o una legión de clones o para mostrarnos por primera vez cómo fueron las guerras clon.
Pienso que esa decisión de no volver a la línea de trabajo del pasado es una apuesta arriesgada pero era necesaria. Lo que ocurre es que gran parte del trabajo de Lucas queda condicionado por su deseo de contentar a la gente adoptando más la posición de un productor que de un autor. Creo que ese es el principal problema de la nueva trilogía, ya que para hacerlo, para asombrar visualmente, los efectos especiales cobran especial protagonismo y algunas escenas se alargan demasiado o parecen excesivamente pensadas para la galería como Episodio I la carrera de vainas o en Episodio II el momento en que Annakin y Amidala tienen que evitar las máquinas de Geonosis o en la peculiar escena del circo al final, donde además, los efectos “cantan” y eso perjudicará un poco a la película con el paso del tiempo.
Hay en este sentido una escena visualmente impactante pero que cambia por completo nuestra percepción del universo de Star Wars. Me refiero a la escena de la persecución del asesino cambiante por los cielos de Coruscant. Creo que esta escena supone un cambio radical respecto a la trilogía original. Por primera vez vemos a un jedi desafiando las leyes de la gravedad consciente de que “la fuerza” lo mantendrá a salvo. El hecho de que Obi Wan se lance por la ventana para atrapar a la sonda espía sin que le importe el hecho del vacío que tiene bajo sí, el hecho de que Annakin pilote como lo hace, de que se lance de su vehículo para atrapar el del asesino que se encuentra metros más abajo, el hecho de que salga indemne del aterrizaje forzoso confieren a los jedis unas capacidades que les acercan más a los poderes de los superhéroes que a seres humanos. Eso aumenta las posibilidades de la espectacularidad de las acciones que vemos y permite que por ejemplo en la primera versión animada de “Clone wars” Mace Windu nos sorprenda desafiando la gravedad, pero también nos hace a los personajes más ajenos a nosotros y se disuelve en gran parte un cierto tono realista que rezumaba en la primera trilogía pese a que también fuera ciencia-ficción o fantástico a fin de cuentas.
No obstante, lo que si mejora respecto a Episodio I es la densidad de los sucesos narrados. Lucas renuncia a un narración tan sencilla y lineal como la de Episodio I, película que está concebida para ser disfrutada por sí misma, para multiplicar los hilos argumentales y convertir esta segunda parte en un nudo narrativo que no puede ser disfrutado independientemente por los temas que deja en el aire, un poco en la línea de “El imperio contraataca” en su día, con la que algunos críticos quisieron ver una cierta proximidad que más allá de esta circunstancia yo no veo.
Vista la película sin las ansias del estreno y vista también “La amenaza fantasma” con la perspectiva de haber visto ya toda la saga y estarla disfrutando indagando en sus resortes internos, cada vez más me parece que lo que es el argumento propiamente dicho y sobretodo los entresijos políticos y el plan de Darth Sidious está francamente bien urdido. De hecho creo que es lo que mejor funciona de esta primera trilogía. Tiene sentido, una cierta densidad que le da verismo y es la espina dorsal de todos los acontecimientos que se nos narran.
A parte de ello Episodio II concentra su atención en otros dos asuntos narrativamente hablando. Por un lado la historia de amor entre un arrogante Annakin y una Amidala rendida a los sentimientos que no controla y por otro lado la investigación de Obi Wan para descubrir quien trata de asesinar a Amidala nada más comenzar la película, impulsada por el consejo Jedi. La alternancia de estas dos líneas narrativas hace avanzar la película a un buen ritmo y no se hace pesada en ningún momento, salvo quizás por su duración.
Podríamos hablar además de una cuarta línea argumental que se va explicando y es el proceso de derrumbamiento de Annakin Skywalker que será un asunto central en Episodio III. Aquí ya se anticipan sus miedos, su arrogancia, cómo crece la rabia en él al perder a su madre, cómo aumenta su ego alentado por el canciller Palpatine, como desafía a la autoridad de Obi Wan y el consejo Jedi. Hayden Christensen cumple en su papel y le acompaña bien una Natalie Portman que es la que fortalece las escenas de amor en las que Christensen flojea más, pero hay esencialmente cinco presencias más que revalorizan lo que vemos en pantalla. Por un lado Ewan McGregor, que se muestra ya como el Obi Wan que queríamos ver; Temuera Morrison como Jango Feet que realmente es un personaje que consigue un notable desasosiego en nosotros y que se podría haber aprovechado más y mejor; Christopher Lee, magnífico como Conde Dooku mejorando en lo que ha amenaza suponía Darth Maul y favoreciendo la dimensión dramática de la historia al ser un antagonista por motivos idealistas y ser además nada menos que el padawan de yoda; Ian McDiarmind, que en todo momento está grandioso en su papel de Canciller Palpatine y de manera inesperada Yoda, que tiene un gran protagonismo en este Episodio II y pese a ser un personaje digital y notarse está francamente logrado por las expresiones que consiguen mostrar a través de su rostro.
A parte de la acción propiamente dicha y del ritmo narrativo, que como ya dije en Episodio I me parece que están realmente conseguidos y dejando de lado esas pegas aquí y allá que todos, seguro, podemos verle creo que “El ataque de los clones” no desmerece a la saga y sí, aunque le da un nuevo impulso al nuevo planteamiento, más acorde con los nuevos tiempos, se ve con interés y pienso que no defrauda. Además tiene un cierto tono agridulce potenciado por la magnífica, una vez más, banda sonora de John Williams, que la hace especialmente adecuada antes del desenlace que se verá en “Episodio III” y anticipa perfectamente los trabajos de animación de las guerras clon, que fue un acierto de Lucas dejarlas de lado porque aunque fuera lo que muchos frikies querían ver me parece más acertado concentrarse en lo que lo hizo, en definitiva el meollo del asunto.
Tras la dispar acogida que tuvo “La amenaza fantasma” con muchos frikies de la saga defraudados por el cambio de planteamiento de Star Wars, Lucaas seguramente tuvo que plantearse que camino seguir. Una opción era volver al estilo y espíritu de la trilogía original, más basada en lo puramente aventurero y envuelta siempre en un cierto suspense como motor argumental y la otra opción era seguir apostando por la renovación, derivando la saga más en un drama de intrigas políticas y acción, aprovechando las nuevas posibilidades de los efectos especiales para asombrar a los nuevos públicos.
En esta tesitura creo que Lucas optó por no echar la vista atrás y seguir hacia delante, tratando eso sí, de contentar a los frikies que se manifestaban contrarios de ese cierto tono pueril que achacaban al Episodio I. Desde luego a lo que renunció fue a aprovechar estos tres primeros episodios para tratar de avasallar visualmente a los espectadores con las posibilidades de Industrial Light and magic, ahora capaces de hacer escenas tan brillantes como la persecución de vehículos por los cielos de Coruscant al comienzo de la película o la de Obi Wan y Jango Feet por el cinturón de asteroides, para crear un mundo marino como Camino o una legión de clones o para mostrarnos por primera vez cómo fueron las guerras clon.
Pienso que esa decisión de no volver a la línea de trabajo del pasado es una apuesta arriesgada pero era necesaria. Lo que ocurre es que gran parte del trabajo de Lucas queda condicionado por su deseo de contentar a la gente adoptando más la posición de un productor que de un autor. Creo que ese es el principal problema de la nueva trilogía, ya que para hacerlo, para asombrar visualmente, los efectos especiales cobran especial protagonismo y algunas escenas se alargan demasiado o parecen excesivamente pensadas para la galería como Episodio I la carrera de vainas o en Episodio II el momento en que Annakin y Amidala tienen que evitar las máquinas de Geonosis o en la peculiar escena del circo al final, donde además, los efectos “cantan” y eso perjudicará un poco a la película con el paso del tiempo.
Hay en este sentido una escena visualmente impactante pero que cambia por completo nuestra percepción del universo de Star Wars. Me refiero a la escena de la persecución del asesino cambiante por los cielos de Coruscant. Creo que esta escena supone un cambio radical respecto a la trilogía original. Por primera vez vemos a un jedi desafiando las leyes de la gravedad consciente de que “la fuerza” lo mantendrá a salvo. El hecho de que Obi Wan se lance por la ventana para atrapar a la sonda espía sin que le importe el hecho del vacío que tiene bajo sí, el hecho de que Annakin pilote como lo hace, de que se lance de su vehículo para atrapar el del asesino que se encuentra metros más abajo, el hecho de que salga indemne del aterrizaje forzoso confieren a los jedis unas capacidades que les acercan más a los poderes de los superhéroes que a seres humanos. Eso aumenta las posibilidades de la espectacularidad de las acciones que vemos y permite que por ejemplo en la primera versión animada de “Clone wars” Mace Windu nos sorprenda desafiando la gravedad, pero también nos hace a los personajes más ajenos a nosotros y se disuelve en gran parte un cierto tono realista que rezumaba en la primera trilogía pese a que también fuera ciencia-ficción o fantástico a fin de cuentas.
No obstante, lo que si mejora respecto a Episodio I es la densidad de los sucesos narrados. Lucas renuncia a un narración tan sencilla y lineal como la de Episodio I, película que está concebida para ser disfrutada por sí misma, para multiplicar los hilos argumentales y convertir esta segunda parte en un nudo narrativo que no puede ser disfrutado independientemente por los temas que deja en el aire, un poco en la línea de “El imperio contraataca” en su día, con la que algunos críticos quisieron ver una cierta proximidad que más allá de esta circunstancia yo no veo.
Vista la película sin las ansias del estreno y vista también “La amenaza fantasma” con la perspectiva de haber visto ya toda la saga y estarla disfrutando indagando en sus resortes internos, cada vez más me parece que lo que es el argumento propiamente dicho y sobretodo los entresijos políticos y el plan de Darth Sidious está francamente bien urdido. De hecho creo que es lo que mejor funciona de esta primera trilogía. Tiene sentido, una cierta densidad que le da verismo y es la espina dorsal de todos los acontecimientos que se nos narran.
A parte de ello Episodio II concentra su atención en otros dos asuntos narrativamente hablando. Por un lado la historia de amor entre un arrogante Annakin y una Amidala rendida a los sentimientos que no controla y por otro lado la investigación de Obi Wan para descubrir quien trata de asesinar a Amidala nada más comenzar la película, impulsada por el consejo Jedi. La alternancia de estas dos líneas narrativas hace avanzar la película a un buen ritmo y no se hace pesada en ningún momento, salvo quizás por su duración.
Podríamos hablar además de una cuarta línea argumental que se va explicando y es el proceso de derrumbamiento de Annakin Skywalker que será un asunto central en Episodio III. Aquí ya se anticipan sus miedos, su arrogancia, cómo crece la rabia en él al perder a su madre, cómo aumenta su ego alentado por el canciller Palpatine, como desafía a la autoridad de Obi Wan y el consejo Jedi. Hayden Christensen cumple en su papel y le acompaña bien una Natalie Portman que es la que fortalece las escenas de amor en las que Christensen flojea más, pero hay esencialmente cinco presencias más que revalorizan lo que vemos en pantalla. Por un lado Ewan McGregor, que se muestra ya como el Obi Wan que queríamos ver; Temuera Morrison como Jango Feet que realmente es un personaje que consigue un notable desasosiego en nosotros y que se podría haber aprovechado más y mejor; Christopher Lee, magnífico como Conde Dooku mejorando en lo que ha amenaza suponía Darth Maul y favoreciendo la dimensión dramática de la historia al ser un antagonista por motivos idealistas y ser además nada menos que el padawan de yoda; Ian McDiarmind, que en todo momento está grandioso en su papel de Canciller Palpatine y de manera inesperada Yoda, que tiene un gran protagonismo en este Episodio II y pese a ser un personaje digital y notarse está francamente logrado por las expresiones que consiguen mostrar a través de su rostro.
A parte de la acción propiamente dicha y del ritmo narrativo, que como ya dije en Episodio I me parece que están realmente conseguidos y dejando de lado esas pegas aquí y allá que todos, seguro, podemos verle creo que “El ataque de los clones” no desmerece a la saga y sí, aunque le da un nuevo impulso al nuevo planteamiento, más acorde con los nuevos tiempos, se ve con interés y pienso que no defrauda. Además tiene un cierto tono agridulce potenciado por la magnífica, una vez más, banda sonora de John Williams, que la hace especialmente adecuada antes del desenlace que se verá en “Episodio III” y anticipa perfectamente los trabajos de animación de las guerras clon, que fue un acierto de Lucas dejarlas de lado porque aunque fuera lo que muchos frikies querían ver me parece más acertado concentrarse en lo que lo hizo, en definitiva el meollo del asunto.