Título original: The Last of the Mohicans
Guión: Christopher Crowe y Michael Mann
Fotografía: Dante Spinotti
Música: Trevor Jones y Randy Edelman
Reparto: Daniel Day-Lewis (Ojo de Halcón), Madeleine Stowe (Cora Munro), Wes Studi (Magua), Maurice Roewes (Coronel Munro), Jodhi May (Alice Munro), Rusell Means (Chingachgook), Eric Schweig (Uncas), Steven Waddington (Mayor Duncan), Patrice Chereau (General Montcalm), Pete Postlethwaite.
Producción: 1992. EE.UU.
Género: Western, aventuras, Romance
Duración: 112 minutos.
La primera vez que vi “El último mohicano” allá por 1992 me dejó un tanto indiferente, quizás porque esperaba otra cosa o porque no era un buen momento para verla, el caso es que mis compañeros de visionado habían salido encantados de la sesión así que decidí darle otra oportunidad en cuanto me fuera posible. La segunda vez la pillé empezada en televisión y me dejó enganchado a la pantalla hasta el final. Aún han caído otros dos visionados más: el tercero me hizo cambiar definitivamente me impresión inicial sobre la película y el cuarto me ha rendido definitivamente.
Es posible que al ser una película que se toma su tiempo para desarrollar el argumento y que se recrea en escenarios naturales resulte un tanto “lenta”, más para un espectador acostumbrado al cine de acción actual, tan dado a dar una sensación de celeridad a través de un montaje vertiginoso. No obstante creo que habría que aclarar eso de “lenta” porque cuando decimos que algo es lento lo hacemos para calificarlo de forma negativa y en cambio a mí no me parece que esta película lo sea, de hecho pienso que el montaje atina con un ritmo adecuado aún cuando muchas escenas son un mero seguimiento de los personajes a través de los escenarios naturales. En concreto todo el tramo final me parece fabuloso, emocionante, intenso, espectacular....no es preciso que nadie explique qué pasa o qué sienten los personajes, sus miradas y acciones lo describen a la perfección y todo queda envuelto por una fascinante épica trágica.
Posee esta película de Michael Mann, en gran parte gracias a la extraordinaria banda sonora, a sus poderosas imágenes naturales y al argumento en sí, una mezcla entre épica y romanticismo, un tono melancólico y agridulce que la sobredimensiona y la hace idónea como adaptación de la novela de Fenimore Cooper y la convierte en un título singular en la historia del cine quizás sólo comparable con “Bailando con lobos”, con la que tiene muchos puntos en común (de hecho podríamos decir que el éxito de ésta hizo posible que un par de años después se hiciera “El último mohicano”). Particularmente hecho de menos más películas de esta índole porque westerns épicos los hay a cientos, películas que si sitúen del lado de los indios y su cultura unas cuantas sobretodo desde los años 70’s y por supuesto historias de amor interracial haberlas también haylas; pero la mezcla conseguida en esta ocasión es poco común.
La épica emana de las poderosísimas imágenes que nos regala la cámara de Michael Mann, embellecidas por una luminosa fotografía de Dante Spinotti que logra exprimir al máximo las posibilidades del scope, acompañadas siempre por la inolvidable música de Trevor Jones y Randy Edelman, con unos escenarios naturales sobrecogedores y el director refuerza muchos momentos a través de la cámara lenta, casi siempre con los mohicanos acudiendo prestos a la batalla, implacables en sus acciones, nobles en su comportamiento...Ver en este caso a Ojo de Halcón (Daniel Day-Lewis), a su padre y a su hermano corriendo a través de las espesura, o entre enemigos acudiendo a rescatar a las hermanas Murron o subiendo por las rocas persiguiendo a sus enemigos los hurones posee una fuerza arrebatadora. La película posee una fisicidad innegable, de pronto no te sientes espectador, sino que estás allí (por supuesto mucho más si ves la película en una pantalla grande).
Disfrutar de los escenarios y de esas bellas imágenes tomadas por las cámaras te ayuda a comulgar con la terrible sensación de pérdida de los indios, conscientes de que los hombres blancos llegaban para arrebatarles su paraíso. Mann consigue transmitir a la perfección la sensación de libertad que experimentan los mohicanos actuando por libre, sin asumir ningún vasallaje, dejándose llevar por su instinto; pero también muestra como quedan a expuestos a la llegada de un nuevo mundo, a la codicia de unos y otros y a las consecuencias de un enfrentamiento que sólo desata odios y muerte y en el que el amor o la fraternidad son un tesoro que merece la pena custodiar aún a costa de la propia vida. La sensación que sientes es agridulce porque entiendes que la belleza está amenazada por una tragedia que resulta inevitable.
La historia que nos narran se centra en 1757, en la zona americana de los grandes lagos, durante el tercer año de enfrentamiento entre franceses y británicos por dominar aquellas tierras. Ojo de Halcón, un hombre blanco adoptado por el mohicano Chingachgook y su hijo Uncas trata de mantenerse al margen del conflicto, pero al ayudar a la partida en la que viajan las hijas de un coronel británico (Cora y Alice Munro) contra los hurones liderados por Magua queda irremediablemente ligado al destino de éstas.
Junto con “Heat” estamos ante la mejor película de Michael Mann, brillante productor y un director eminentemente visual, que trata de transmitir a través de sus imágenes una mezcla agridulce y melancólica enfrentando lo espectacular de los entornos con lo íntimo de los personajes y que encontró quizás su mejor expresión en la serie “Corrupción en Miami” a través del personaje de Sonny Crockett. En su día la película tuvo una tibia acogida, pero ha ido ganando enteros mientras otros títulos suyos teóricamente más ambiciosos como “El dilema” (The insider)(1999), “Ali” (2001), “Collateral” (2004), “Corrupción en Miami” (2006) o “Enemigos públicos” (2009) se han ido debilitando con el paso del tiempo en la apreciación general de crítica y público.
También es uno de los mejores trabajos de un magnífico reparto en el que sobresalen por supuesto el todoterreno Daniel Day Lewis y un siempre eficaz Wes Studi, el perfecto “enemigo” indio, brutal y implacable, que con su sola presencia incrementa exponencialmente la sensación de amenaza en nosotros. Madeleine Stowe también raya a gran nivel a pesar de su corto papel porque sabe imprimir a su personaje un tono romántico que no resulta ñoño en ningún momento, a la altura de la relación que establece con un Ojo de Halcón que es todo menos un amante sensiblón.
En esencia “El último mohicano” es una película de aventuras con forma de western, pero no renuncia ni a la reivindicación del pueblo indio ni al romance y ante todo es una experiencia audiovisual a medio camino entre lo épico y lo sentimental, por eso funcionan tan bien sus mejores escenas acompañadas por el tema principal de la banda sonora, que es un perfecta conjunción de la épica visual con el lirismo musical.
Ganó un óscar a mejor sonido, su única nominación aunque seguramente merecía más, en el año que venció “Sin perdón”.
MIS ESCENAS FAVORITAS ¡¡¡NO LEER, CONTIENE SPOILERS!!!
- La persecución de arranque con los tres indios persiguiendo a un ciervo.
- El ataque sorpresa de los hurones que arranca con una imagen magnífica en primer plano del hacha de Magua apareciendo de improviso de su manga.
- El primer encontronazo de Ojo de Halcón y Cora cuando ésta le reclama que entierre a unos blancos asesinados en la frontera y él le contesta: “No son extraños y se quedarán tal y como están”. La explicación se la da luego: si los hubieran enterrado habrían delatado su paso por allí.
- El momento en que Ojo de Halcón se decide a mostrar sus sentimientos mientras Cora limpia una herida de su hermano Uncas: ¿Qué está usted mirando? / “La estoy mirando a usted?”
- La salida del mensajero, atacado por los indios fieles a los franceses siendo abatidos por los disparos de Ojo de Halcón desde el fuerte.
- Ojo de Halcón buscando a Cora junto a la hoguera del patio en el fuerte, encontrándola y llevándosela por fin a un lugar apartado.
- La discusión entre Cora y el Coronel Munro en relación a la ejecución de Ojo de Halcón.
- El encuentro entre el Coronel Munro y el Coronel francés en el que deciden la rendición de Fort William Henry.
- Magua explicando al Coronel francés su historia y las razones por las que quiere la muerte del Coronel Munro (Cabeza gris) y sus hijas.
- Desde el ataque de los hurones a los ingleses hasta el final todo es excepcional: la batalla en sí, el rescate de Ojo de Halcón a las hermanas, la forma en que Magua asesina al Coronel Munro, la huida en las canoas por el río, cómo se ocultan en la cueva tras la catarata, Ojo de Halcón saltando por ella para escapar después de asegurarle a Cora que resista porque la encontrará allá a donde vaya (“¡Manténte viva! Si te rindes te llevarán al norte a las tierras de los hurones. ¡Sométete! ¿Me oyes? Tú eres fuerte, ¡sobrevive!. Pase lo que pase manténte con vida. Te encontraré. Por mucho que me cueste, por muy lejos que estés, te encontraré”), la persecución hasta el poblado indio (mención especial para la entrada de Ojo de Halcón humillado y golpeado por los hurones), la forma en que discuten Ojo de Halcón y Magua frente al Jefe, la decisión del mayor Duncan y la conclusión.
- El final de esta película me parece extraordinario, es una explosión sin igual de sensaciones, una liberación de testosterona y adrenalina, un espectáculo visual sin parangón (es fascinante el momento en que Chingachgook sale corriendo recto e imperturbable hacia Magua destrozando enemigos a su paso con Ojo de Halcón a su rebufo librándole de enemigos con dos rifles en mano) y a la vez es un momento brutal (descomunal hachazo final) y catártico, lleno de dolor y pérdida (una vez acabado todo Chingachgook mira a Ojo de Halcón y sin decir una palabra descubres en su mirada una profunda tristeza, la de ser consciente de que él es el último mohicano).
Es posible que al ser una película que se toma su tiempo para desarrollar el argumento y que se recrea en escenarios naturales resulte un tanto “lenta”, más para un espectador acostumbrado al cine de acción actual, tan dado a dar una sensación de celeridad a través de un montaje vertiginoso. No obstante creo que habría que aclarar eso de “lenta” porque cuando decimos que algo es lento lo hacemos para calificarlo de forma negativa y en cambio a mí no me parece que esta película lo sea, de hecho pienso que el montaje atina con un ritmo adecuado aún cuando muchas escenas son un mero seguimiento de los personajes a través de los escenarios naturales. En concreto todo el tramo final me parece fabuloso, emocionante, intenso, espectacular....no es preciso que nadie explique qué pasa o qué sienten los personajes, sus miradas y acciones lo describen a la perfección y todo queda envuelto por una fascinante épica trágica.
Posee esta película de Michael Mann, en gran parte gracias a la extraordinaria banda sonora, a sus poderosas imágenes naturales y al argumento en sí, una mezcla entre épica y romanticismo, un tono melancólico y agridulce que la sobredimensiona y la hace idónea como adaptación de la novela de Fenimore Cooper y la convierte en un título singular en la historia del cine quizás sólo comparable con “Bailando con lobos”, con la que tiene muchos puntos en común (de hecho podríamos decir que el éxito de ésta hizo posible que un par de años después se hiciera “El último mohicano”). Particularmente hecho de menos más películas de esta índole porque westerns épicos los hay a cientos, películas que si sitúen del lado de los indios y su cultura unas cuantas sobretodo desde los años 70’s y por supuesto historias de amor interracial haberlas también haylas; pero la mezcla conseguida en esta ocasión es poco común.
La épica emana de las poderosísimas imágenes que nos regala la cámara de Michael Mann, embellecidas por una luminosa fotografía de Dante Spinotti que logra exprimir al máximo las posibilidades del scope, acompañadas siempre por la inolvidable música de Trevor Jones y Randy Edelman, con unos escenarios naturales sobrecogedores y el director refuerza muchos momentos a través de la cámara lenta, casi siempre con los mohicanos acudiendo prestos a la batalla, implacables en sus acciones, nobles en su comportamiento...Ver en este caso a Ojo de Halcón (Daniel Day-Lewis), a su padre y a su hermano corriendo a través de las espesura, o entre enemigos acudiendo a rescatar a las hermanas Murron o subiendo por las rocas persiguiendo a sus enemigos los hurones posee una fuerza arrebatadora. La película posee una fisicidad innegable, de pronto no te sientes espectador, sino que estás allí (por supuesto mucho más si ves la película en una pantalla grande).
Disfrutar de los escenarios y de esas bellas imágenes tomadas por las cámaras te ayuda a comulgar con la terrible sensación de pérdida de los indios, conscientes de que los hombres blancos llegaban para arrebatarles su paraíso. Mann consigue transmitir a la perfección la sensación de libertad que experimentan los mohicanos actuando por libre, sin asumir ningún vasallaje, dejándose llevar por su instinto; pero también muestra como quedan a expuestos a la llegada de un nuevo mundo, a la codicia de unos y otros y a las consecuencias de un enfrentamiento que sólo desata odios y muerte y en el que el amor o la fraternidad son un tesoro que merece la pena custodiar aún a costa de la propia vida. La sensación que sientes es agridulce porque entiendes que la belleza está amenazada por una tragedia que resulta inevitable.
La historia que nos narran se centra en 1757, en la zona americana de los grandes lagos, durante el tercer año de enfrentamiento entre franceses y británicos por dominar aquellas tierras. Ojo de Halcón, un hombre blanco adoptado por el mohicano Chingachgook y su hijo Uncas trata de mantenerse al margen del conflicto, pero al ayudar a la partida en la que viajan las hijas de un coronel británico (Cora y Alice Munro) contra los hurones liderados por Magua queda irremediablemente ligado al destino de éstas.
Junto con “Heat” estamos ante la mejor película de Michael Mann, brillante productor y un director eminentemente visual, que trata de transmitir a través de sus imágenes una mezcla agridulce y melancólica enfrentando lo espectacular de los entornos con lo íntimo de los personajes y que encontró quizás su mejor expresión en la serie “Corrupción en Miami” a través del personaje de Sonny Crockett. En su día la película tuvo una tibia acogida, pero ha ido ganando enteros mientras otros títulos suyos teóricamente más ambiciosos como “El dilema” (The insider)(1999), “Ali” (2001), “Collateral” (2004), “Corrupción en Miami” (2006) o “Enemigos públicos” (2009) se han ido debilitando con el paso del tiempo en la apreciación general de crítica y público.
También es uno de los mejores trabajos de un magnífico reparto en el que sobresalen por supuesto el todoterreno Daniel Day Lewis y un siempre eficaz Wes Studi, el perfecto “enemigo” indio, brutal y implacable, que con su sola presencia incrementa exponencialmente la sensación de amenaza en nosotros. Madeleine Stowe también raya a gran nivel a pesar de su corto papel porque sabe imprimir a su personaje un tono romántico que no resulta ñoño en ningún momento, a la altura de la relación que establece con un Ojo de Halcón que es todo menos un amante sensiblón.
En esencia “El último mohicano” es una película de aventuras con forma de western, pero no renuncia ni a la reivindicación del pueblo indio ni al romance y ante todo es una experiencia audiovisual a medio camino entre lo épico y lo sentimental, por eso funcionan tan bien sus mejores escenas acompañadas por el tema principal de la banda sonora, que es un perfecta conjunción de la épica visual con el lirismo musical.
Ganó un óscar a mejor sonido, su única nominación aunque seguramente merecía más, en el año que venció “Sin perdón”.
MIS ESCENAS FAVORITAS ¡¡¡NO LEER, CONTIENE SPOILERS!!!
- La persecución de arranque con los tres indios persiguiendo a un ciervo.
- El ataque sorpresa de los hurones que arranca con una imagen magnífica en primer plano del hacha de Magua apareciendo de improviso de su manga.
- El primer encontronazo de Ojo de Halcón y Cora cuando ésta le reclama que entierre a unos blancos asesinados en la frontera y él le contesta: “No son extraños y se quedarán tal y como están”. La explicación se la da luego: si los hubieran enterrado habrían delatado su paso por allí.
- El momento en que Ojo de Halcón se decide a mostrar sus sentimientos mientras Cora limpia una herida de su hermano Uncas: ¿Qué está usted mirando? / “La estoy mirando a usted?”
- La salida del mensajero, atacado por los indios fieles a los franceses siendo abatidos por los disparos de Ojo de Halcón desde el fuerte.
- Ojo de Halcón buscando a Cora junto a la hoguera del patio en el fuerte, encontrándola y llevándosela por fin a un lugar apartado.
- La discusión entre Cora y el Coronel Munro en relación a la ejecución de Ojo de Halcón.
- El encuentro entre el Coronel Munro y el Coronel francés en el que deciden la rendición de Fort William Henry.
- Magua explicando al Coronel francés su historia y las razones por las que quiere la muerte del Coronel Munro (Cabeza gris) y sus hijas.
- Desde el ataque de los hurones a los ingleses hasta el final todo es excepcional: la batalla en sí, el rescate de Ojo de Halcón a las hermanas, la forma en que Magua asesina al Coronel Munro, la huida en las canoas por el río, cómo se ocultan en la cueva tras la catarata, Ojo de Halcón saltando por ella para escapar después de asegurarle a Cora que resista porque la encontrará allá a donde vaya (“¡Manténte viva! Si te rindes te llevarán al norte a las tierras de los hurones. ¡Sométete! ¿Me oyes? Tú eres fuerte, ¡sobrevive!. Pase lo que pase manténte con vida. Te encontraré. Por mucho que me cueste, por muy lejos que estés, te encontraré”), la persecución hasta el poblado indio (mención especial para la entrada de Ojo de Halcón humillado y golpeado por los hurones), la forma en que discuten Ojo de Halcón y Magua frente al Jefe, la decisión del mayor Duncan y la conclusión.
- El final de esta película me parece extraordinario, es una explosión sin igual de sensaciones, una liberación de testosterona y adrenalina, un espectáculo visual sin parangón (es fascinante el momento en que Chingachgook sale corriendo recto e imperturbable hacia Magua destrozando enemigos a su paso con Ojo de Halcón a su rebufo librándole de enemigos con dos rifles en mano) y a la vez es un momento brutal (descomunal hachazo final) y catártico, lleno de dolor y pérdida (una vez acabado todo Chingachgook mira a Ojo de Halcón y sin decir una palabra descubres en su mirada una profunda tristeza, la de ser consciente de que él es el último mohicano).
NO VER EL VIDEO SI NO SE HA VISTO LA PELÍCULA