Título internacional: The skin I live in.
País: España.
Duración: 120 min.
Género: Drama.
Reparto: Antonio Banderas (Robert Ledgard), Elena Anaya (Vera), Marisa Paredes (Marilia), Jan Cornet (Vicente), Roberto Álamo (Zeca), Blanca Suárez (Norma), Eduard Fernández (Fulgencio), José Luis Gómez (Presidente del Instituto de Biotecnología), Bárbara Lennie (Cristina), Susi Sánchez (madre de Vicente), Fernando Cayo (médico). Guion: Pedro Almodóvar; inspirado en la novela “Tarántula”, de Thierry Jonquet. Producción: Agustín Almodóvar y Esther García.
Música: Alberto Iglesias.
Fotografía: José Luis Alcaine.
Montaje: José Salcedo.
Vestuario: Paco Delgado, con la colaboración de Jean-Paul Gaultier.
Distribuidora: Warner Bros. Pictures International España.
Estreno en España: 2 Septiembre 2011.
No recomendada para menores de 16 años.
Pedro Almodóvar entró hace años en una especie de estado de gracia con el que ha sabido imprimir a su cine un estilo propio inconfundible y un interés que va más allá de nuestras fronteras gracias siempre a argumentos pasionales, personajes peculiares con los que los actores pueden lucirse y una puesta en escena de diseño muy cuidado y un atractivo visual innegable.
Con más acierto (“Volver”, “Todo sobre mi madre”, “Hable con ella”) o menos acierto (“La mala educación”, “Los abrazos rotos”) estos últimos años ha puesto la guinda a una filmografía espectacular que te puede gustar o no, porque sus argumentos no nos gustan a todos por igual, pero que es indiscutible por repercusión, por reconocimiento de crítica y público en todo el mundo y porque representan una forma de expresión personal e intrasferible (véanse créditos, tomas cenitales, decorados, la inserción del tema musical de Buika o la banda sonora de Alberto Iglesias, una vez más sorprendente y muy bien entroncada con el particular universo que recrea Almodóvar).
“La piel que habito” yo diría que es otro tanto más que sumar a los aciertos y es seguramente una de sus películas más asequibles y más recomendables incluso para los que no comulgan mucho con su cine. Posee desde su arranque una suerte de suspense que te empuja a querer saber más sobre los personajes y su estructura narrativa, saltando en el tiempo, descolocándote para que luego vayas encajando piezas, hace que la trama se te haga entretenida y la película se te pase en un suspiro.
Como siempre la piedra angular del relato son los personajes, bien construidos desde el guión, peculiares en sus formas o en sus fondos todos ellos, capaces de sorprenderte por lo que hacen, por cómo se comportan o por lo que son...y con motivaciones que son los engranajes en esta ocasión de un complejo argumento trágico repleto de obsesiones, erotismo y venganza. Es decir, Almodóvar en estado puro, pero además con ese plus del suspense del que hablaba antes.
Casi es obvio en una película del director manchego decir que los actores están sensacionales, pero es que es verdad. Incluso ha conseguido eliminar en Antonio Banderas todo rastro de acento y sobreactuación, que era algo que a mi juicio le estaba perjudicando mucho últimamente, cuando nadie duda que es un magnífico actor. Elena Anaya también está estupenda y no me refiero sólo a lo literal, que también, cosa a la que hay que referirse porque Almodóvar lo aprovecha para insuflar un cierto toque erótico a la historia y el resto del elenco está a buen nivel, como no podría ser de otra manera, desde esa Marisa Paredes siempre eficaz a una Blanca Suárez que es una de las presencias emergentes más sobresalientes del cine español (Si sigue así esta chica puede llegar muy lejos porque domina todos los registros y su presencia en pantalla es como un agujero negro que acapara toda tu atención en cuanto aparece).
Del argumento mejor no decir mucho, simplemente que todo gira en torno a Robert, ambicioso cirujano plástico marcado por el drama de su pasado cuyo deseo de venganza (no digo de qué) origina una historia que se resuelve de forma sorprendente. En algunas cosas, también por Banderas, recuerda a “Átame” en otras a “Hable con ella” o a “El coleccionista” (William Wyler, 1965) o a “Vértigo” (Alfred Hitchcock, 1958)
En el debe quizás lo más llamativo es ese efecto de “comedia involuntaria” que produce alguna de sus escenas más salidas de madre, en el haber que pocas veces un guión de Almodóvar ha tenido tanta capacidad de sorpresa y pocas veces ha sido menos previsible su cine, así que en lo que a eso respecta una baza a favor para conquistar espectadores reticentes. Yo diría que por ello es de las películas de Almodóvar más recomendables para cualquier tipo de público.
Como siempre mi opinión nunca será tan preclara como la de Oti Rodríguez Marchante o Carlos Boyero
MIS ESCENAS FAVORITAS ¡¡¡¡NO LEER MÁS, CONTIENE SPOILERS!!!!
La película posee varias escenas muy "marca de la casa":
- Robert mirando en una pantalla gigante a Vera y ampliando su rostro con un zoom.
- La violación de Vera por Zeca disfrazado de tigre.
- La orgía en los jardines donde Vicente trata de acostarse con Norma (antológica Blanca Suárez haciendo de tontita).
- El cameo de Agustín Almodóvar en un breve papel.
- La persecución de la moto.
- La elipsis temporal con la que descubrimos el cambio que se opera en Vicente y el secreto mejor guardado del argumento.
- El intento de huida de Vera y el corte en el cuello cuando no lo consigue.
- La escena del aspirador en la que éste retrocede hasta la pared cuando Vera termina de usarlo.
- Vera pintando en la pared de su encierro creando un enorme mural.
- Robert poniendo alambre a un bonsai.
- La escena final en la que Vera toma la iniciativa para huir.
Con más acierto (“Volver”, “Todo sobre mi madre”, “Hable con ella”) o menos acierto (“La mala educación”, “Los abrazos rotos”) estos últimos años ha puesto la guinda a una filmografía espectacular que te puede gustar o no, porque sus argumentos no nos gustan a todos por igual, pero que es indiscutible por repercusión, por reconocimiento de crítica y público en todo el mundo y porque representan una forma de expresión personal e intrasferible (véanse créditos, tomas cenitales, decorados, la inserción del tema musical de Buika o la banda sonora de Alberto Iglesias, una vez más sorprendente y muy bien entroncada con el particular universo que recrea Almodóvar).
“La piel que habito” yo diría que es otro tanto más que sumar a los aciertos y es seguramente una de sus películas más asequibles y más recomendables incluso para los que no comulgan mucho con su cine. Posee desde su arranque una suerte de suspense que te empuja a querer saber más sobre los personajes y su estructura narrativa, saltando en el tiempo, descolocándote para que luego vayas encajando piezas, hace que la trama se te haga entretenida y la película se te pase en un suspiro.
Como siempre la piedra angular del relato son los personajes, bien construidos desde el guión, peculiares en sus formas o en sus fondos todos ellos, capaces de sorprenderte por lo que hacen, por cómo se comportan o por lo que son...y con motivaciones que son los engranajes en esta ocasión de un complejo argumento trágico repleto de obsesiones, erotismo y venganza. Es decir, Almodóvar en estado puro, pero además con ese plus del suspense del que hablaba antes.
Casi es obvio en una película del director manchego decir que los actores están sensacionales, pero es que es verdad. Incluso ha conseguido eliminar en Antonio Banderas todo rastro de acento y sobreactuación, que era algo que a mi juicio le estaba perjudicando mucho últimamente, cuando nadie duda que es un magnífico actor. Elena Anaya también está estupenda y no me refiero sólo a lo literal, que también, cosa a la que hay que referirse porque Almodóvar lo aprovecha para insuflar un cierto toque erótico a la historia y el resto del elenco está a buen nivel, como no podría ser de otra manera, desde esa Marisa Paredes siempre eficaz a una Blanca Suárez que es una de las presencias emergentes más sobresalientes del cine español (Si sigue así esta chica puede llegar muy lejos porque domina todos los registros y su presencia en pantalla es como un agujero negro que acapara toda tu atención en cuanto aparece).
Del argumento mejor no decir mucho, simplemente que todo gira en torno a Robert, ambicioso cirujano plástico marcado por el drama de su pasado cuyo deseo de venganza (no digo de qué) origina una historia que se resuelve de forma sorprendente. En algunas cosas, también por Banderas, recuerda a “Átame” en otras a “Hable con ella” o a “El coleccionista” (William Wyler, 1965) o a “Vértigo” (Alfred Hitchcock, 1958)
En el debe quizás lo más llamativo es ese efecto de “comedia involuntaria” que produce alguna de sus escenas más salidas de madre, en el haber que pocas veces un guión de Almodóvar ha tenido tanta capacidad de sorpresa y pocas veces ha sido menos previsible su cine, así que en lo que a eso respecta una baza a favor para conquistar espectadores reticentes. Yo diría que por ello es de las películas de Almodóvar más recomendables para cualquier tipo de público.
Como siempre mi opinión nunca será tan preclara como la de Oti Rodríguez Marchante o Carlos Boyero
MIS ESCENAS FAVORITAS ¡¡¡¡NO LEER MÁS, CONTIENE SPOILERS!!!!
La película posee varias escenas muy "marca de la casa":
- Robert mirando en una pantalla gigante a Vera y ampliando su rostro con un zoom.
- La violación de Vera por Zeca disfrazado de tigre.
- La orgía en los jardines donde Vicente trata de acostarse con Norma (antológica Blanca Suárez haciendo de tontita).
- El cameo de Agustín Almodóvar en un breve papel.
- La persecución de la moto.
- La elipsis temporal con la que descubrimos el cambio que se opera en Vicente y el secreto mejor guardado del argumento.
- El intento de huida de Vera y el corte en el cuello cuando no lo consigue.
- La escena del aspirador en la que éste retrocede hasta la pared cuando Vera termina de usarlo.
- Vera pintando en la pared de su encierro creando un enorme mural.
- Robert poniendo alambre a un bonsai.
- La escena final en la que Vera toma la iniciativa para huir.