Melodrama romántico magníficamente ambientado en el Nueva York de las clases adineradas de Long Island que seguramente es, hasta la fecha, incluida la última película de Baz Luhrman y a pesar de que es lenta y larga, la mejor adaptación de la novela de Scott Fidgerald.
Título original: The Great Gatsby
Duración: 144 min.
País: Estados Unidos
Guión: Francis Ford Coppola (Novela: Francis Scott Fitzgerald)
Música: Nelson Riddle
Fotografía: Douglas Slocombe
Reparto: Robert Redford (Jay Gatsby), Mia Farrow (Daisy Buchanan), Karen Black (Myrtle Wilson), Scott Wilson (George Wilson), Sam Waterston (Nick Carraway), Lois Chiles (Jordan Baker), Bruce Dern (Tom Buchanan), Howard da Silva (Meyer Wolfsheim)
Productora: Paramount Pictures
Género: Drama, romántica Años 20
Recomendada para quienes sean capaces de sumergirse en un tempo propio de otra época y una ambientación que suena a verosímil pero que rezuma un tono vacuo y a la vez melancólico que aburrirá si no se está preparado para asumir la propuesta.
Con el reciente estreno de la nueva adaptación de la novela
de Scott Fitgerald que ha hecho Baz Luhrman con Leonardo Di Caprio de
protagonista me ha parecido interesante recuperar antes la versión de 1974
guionizada por Francis Ford Coppola (que por cierto no estuvo de acuerdo con el
acabado final). Me da la impresión por el trailer que las dos versiones van a
ser completamente distintas, casi contrapuestas y eso me ha hecho pensar en que
es una buena ocasión para hablar de cómo va cambiando el cine.
Allá por 1974 esta versión tuvo una acogida relativamente
tibia. Consiguió dos óscars (mejor música y mejor dirección artística) que
pueden considerarse incuestionables porque sí es cierto que el lujo se nota en
pantalla y que la banda sonora contribuye decisivamente a empañar al conjunto
con ese tono triste y melancólico o animado con toques del charleston de
aquellos locos años 20 según el momento, pero ni la crítica ni el público se
rindieron a ella y ha quedado siempre como una adaptación simplemente correcta.
Hay que tener en cuenta que mucha gente opina que la novela
de Scott Fidgerald es una de las mejores novelas estadounidenses del siglo
pasado y, en efecto, posee argumento y fondo con carga de profundidad porque no
sólo habla de la esperanza, no sólo aborda una historia romántica, también
trata sobre el sueño americano, sobre una época, sobre aquellos años 20 previos
a la crisis. No resulta nada fácil adaptarla y contentar a todo el mundo, pero
sí pienso que Jack Clayton consiguió reflejar el lujo, el ambiente y
desarrollar adecuadamente la narración.
Sí es cierto que el ritmo de la película resulta quizás
moroso en exceso. Las primeras imágenes fijas, mostrándonos el interior de la
casa de Gatsby, sus cosas, sus muebles y habitaciones ya dan buena cuenta del
tempo narrativo con el que vamos a toparnos después y, en efecto, el desarrollo
podría haberse ahorrado unos minutos ya que las casi dos horas y medias
resultan quizás demasiado largas. Lo que sí me parece que se plasma a la
perfección es un ambiente, un mundo de lujo, una atmósfera cargada de sedosos
cortinajes, la luminosidad etérea de un Long Island junto a un mar de brillo
refulgente y todo empapado en el tono melancólico que emana de un deseo
inalcanzable, el de Gatsby, que lo tiene todo, que está a un paso de conseguir
su “sueño americano”, pero que la realidad, el mundo en el que vive y la
fatalidad impiden que alcance.
La esencia ambiental , propiciada además por ese relato en
off del protagonista (recuerdo que no es Gastby sino Nick Carraway, el primo de
Daisy Buchanan) creo que está francamente conseguida, incluso en esos silencios
que tanto crisparán a muchos espectadores que la vean o la vieran pero que
susurran tantas cosas (mágico momento el encuentro en privado de Gatsby y
Daisy). Quizás no está tan logrado el encontronazo entre personajes quizás
porque Robert Redford y Bruce Dern lo clavan, pero Mia Farrow resulta
insoportablemente impertinente y Sam Waterston excesivamente blandengue.
Lo que la historia tiene de pasión y de intensidad se diluye
y sólo queda el preciosismo de imágenes y músicas, esa es la pena de esta
película que sin embargo posee una extraña elegancia, una mágica forma de
encadenar sutilezas, de expresar cosas que no vemos pero que están ahí y
suceden sin que las veamos (desde esa bronca que intuimos al principio en el
matrimonio y que intuimos por lo que dice Myrtle hasta esa muerte de la que no
voy a dar más detalles pero que es el punto de partida del desenlace final).
Ya digo, una película que sin ser perfecta posee dos telones
de fondo poderosos, el propio de la ambientación y el argumental pero en la que
es evidente y más si vemos la versión de Buz Luhrman que el cine y la forma de
enfrentarse a él han cambiado....Esta película difícilmente gustará a las
nuevas generaciones. No posee ni el ritmo ni las imágenes que hoy se
estilan....avanza más lenta de lo que estamos acostumbrados y muestra sucesos y
situaciones que serán poco valorados ocultando otros que quizás sí serían
objeto de interés.....Al final verla se convierte en un ejercicio nostálgico más
que una experiencia recomendable y sin embargo, para mucha gente va a seguir siendo
sin duda la mejor adaptación que se ha hecho de la novela de Fitgerald, quizás
aún por mucho tiempo.
“Siempre que te apetezca criticar a alguien solo recuerda
que todas las personas en este mundo no han tenido las mismas oportunidades de
las que tú has gozado”.