Absorbente thriller con un suspense interno que te atrapa y te zarandea de inicio a fin. Es una de esas películas de las que conviene no decir nada si alguien no la ha visto, pero que cuando la ves resulta irresistible no hablar sobre ella tanto por lo que cuenta como por cómo lo cuenta.
Título original: Gone girl.
Dirección: David Fincher.
País: EEUU
Duración: 149 min.
Género: Drama, thriller., suspense
Interpretación: Ben Affleck (Nick Dunne), Rosamund Pike (Amy Dunne), Neil Patrick Harris (Desi), Tyler Perry (Tanner Bolt), Carrie Coon (Margo Dunne), Kim Dickens (detective Rhonda Boney), Patrick Fugit (detective Jim Gilpin), Emily Ratajkowski (Andie), Missi Pyle (Ellen), Casey Wilson (Noelle).
Guión: Gillian Flynn; basado en su novela.
Producción: Arnon Milchan, Joshua Donen, Cean Chaffin y Reese Witherspoon. Música: Trent Reznor y Atticus Ross.
Fotografía: Jeff Cronenweth.
Montaje: Kirk Baxter.
Diseño de producción: Donald Graham Burt.
Vestuario: Trish Summerville.
Distribuidora: Hispano Foxfilm. Estreno en España: 10 Octubre 2014.
Ir a ver “Perdida” no es ir a ver un thriller policiaco sobre la investigación de una desaparición sin más, hay mucho más y conviene leer entre líneas, estar atento a miradas, conversaciones y pistas, importa atar cabos y sacar conclusiones. No te lo dan mascadito y tendrás que “sacarle punta” al argumento, así que NO la veas si sólo quieres cine de evasión......eso sí, es de lo mejor de este año, te guste o no.
Es curioso, al parecer “Perdida” es un título “de encargo” y lo digo porque David Fincher, aunque no ha hecho ni una sola película en la que no pensara en epatar al público con su argumento, es un director con una personalidad muy marcada y un estilo muy personal con tendencia al suspense; al que gusta ambientar las escenas con una estética visual lúgubre, otoñal, desvaída, de un cierto tono amargo y turbio que casa muy bien con las complejidades de sus personajes (y a la que le va muy bien la banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross) y con una fijación por temas trascendentes a los que se accede escarbando en sus historias.....vamos, que tras una carrera imponente y un puñado de títulos memorables a David Fincher te lo imaginas como un “autor”, escogiendo sus propios proyectos y construyéndolos a su gusto.
No es exactamente así, el guión parte de una novela de Gillian Flynn cuyos derechos compró la actriz Reese Whiterspoon, seguramente con la intención de hacer de protagonista intuyendo que era un filón.....Fincher fue escogido para dirigirla para la 20Th Century Fox y a partir de ese momento sí hizo suyo el proyecto descartando para el reparto a Whiterspoon y escogiendo a la propia autora de la novela para que sintetizara su obra y la adaptara para el cine.
“Perdida” sigue teniendo en cualquier caso el “toque Fincher” y cuadra perfectamente con el resto de su filmografía convirtiéndose en uno de sus títulos más sugerentes e interesantes, lo cual es mucho decir teniendo en cuenta que estamos hablando del director de “Alien 3” (1992), “Seven” (1995), “The game” (1997), “El club de la lucha” (1999), “La habitación del pánico” (2002), “Zodiac” (2007), “El curioso caso de Benjamín Button” (2008), “La red social” (2010) y “Millennium: Los hombres que no amaban a las mujeres” (2011), casi nada al aparato.
No es una película sencilla, uno tiene la sensación en todo momento de estar viendo sólo la punta de un iceberg mucho más complejo y lo cierto es que es así. Narrada en off en muchos tramos, intercala presente y pasado, cambia de perspectiva, te hace pensar una cosa y después te obliga a reconsiderar lo que piensas. Hay una suerte de suspense interno que te mantiene alerta de inicio a fin, atando cabos, interpretando sutilezas, indagando en la verdadera naturaleza de los protagonistas y sus motivaciones (ni que decir tiene que Ben Affleck y Rosamund Pike están soberbios...sí, él también, aunque parezca un papel más simple).
Evidentemente el asunto central es una investigación policial, pero hay más, mucho más. A poco que uno le dé vueltas al coco se acaba topando con varios asuntos sobre los que pensar desde lo evidente hasta otras cosas que no lo son tanto.....la manipulación de los medios, las complejidades de las relaciones de pareja, lo difícil que es interpretar correctamente ciertos comportamientos, sobre las apariencias y la cruel realidad, cómo la perspectiva desde la que se analiza algo puede condicionar completamente las conclusiones, cómo la inteligencia puede ser perversa, el efecto devastador de la rutina en el individuo....el guión y cómo lo resuelve Fincher en pantalla dan para hablar largo y tendido.
En cambio es una película de la que conviene no hablar mucho antes de verla porque lo idóneo es verla sin nociones previas, sin prejuicios ni demasiada información previa. A posteriori en cambio es perfecta para sacarle punta. Intuyo claramente que, además, es necesario más de un visionado para sacarle todo su jugo porque tiene muchos aspectos en los que como espectador puedes fijarte. En el primero, lo mejor es dejarse llevar y que los acontecimientos te vayan sacudiendo, que sin duda lo van a hacer porque pocas veces un argumento ha enseñado mejor que no hay que sacar conclusiones precipitadas.
Dicho todo esto pienso que queda claro que es una película que merece la pena verse, muy y bien trabajada, cuidada hasta el más mínimo detalle y desde luego impactante, tanto por lo que ves en pantalla como por las cargas de profundidad que su desarrollo hace estallar conforme avanza. No me equivocaré mucho si aseguro que recibirá premios y que sonará entre las favoritas de los próximos Óscars porque acumula razones de peso para ello.
Y sí, no son casuales la presencia de Neil Patrick Harris en el reparto, supongo que mucho tiene que ver con su personaje de “How I met your mother”, lo cual no deja de tener su ironía, o de Emily Ratajkowski, la belleza de moda desde el “Blurred lines” de “Robin Thickle”. David Fincher es perfeccionista hasta el límite, no deja nada al azar, quizás (salvando las distancias), estamos ante un heredero artístico de Kubrick y sí, mucho decir es eso, pero su meticulosidad me lo recuerda.