martes, 3 de octubre de 2017

"Fences" (Denzel Washington, 2016)


Conviene verla sobreaviso de que es la adaptación de una obra teatral de éxito interpretada por Denzel Washington que después se decidió a dirigir y como tal es más teatral que cinematográfica, se disfruta más por los diálogos que por la imagen. A su vez es un drama, intenso en muchos momentos, desarrollado casi todo en un mismo escenario y habla sobre la situación de los negros en Estados Unidos en los años 50, sobre las responsabilidades que exige ser padre, el matrimonio y la familia...y todo emana de los diálogos, a veces casi monólogos, recargados muchas veces para lograr intensidad dramática. Por todo ello gustará más a fieles del formato y las reglas teatrales y en caso contrario resultará lenta y larga, muy larga  porque a pesar de las buenas interpretaciones de los protagonistas (Viola Davis ganó el óscar como mejor atcriz secundaria) el texto impide en muchos momentos que realmente la historia emocione.

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Título original: Fences
País: Estados Unidos
Duración: 133 min.
Género: Drama
Reparto: Denzel Washington, Viola Davis, Stephen Henderson, Russell Hornsby, Mykelti Williamson, Lesley Boone, Jason Silvis
Distribuidora: Paramount Pictures Spain
Productora: Paramount Pictures, Scott Rudin Productions, Bron Creative, MACRO
Director de fotografía: Charlotte Bruus Christensen
Guión: Tony Kushner









No es fácil ver y disfrutar “Fences”. De hecho creo que hay un número reducido de espectadores potenciales a los que la película pueda gustar y que disfrutarán con ella.  Lo pienso porque es más teatro que cine y hoy en día ni el teatro es muy mayoritario ni, en general, estamos acostumbrados al ritmo y los códigos teatrales, en los que la palabra y la interpretación son la sustancia esencial de la obra. Yo mismo me considero un mal espectador de teatro, poco acostumbrado a representaciones sobre tablas.

A Denzel Washington le ha importado poco si su película la veía mucha o poca gente Pienso que simplemente quería aprovechar su bagaje en Broadway con esta obra de August Wilson (también guionista de la película) y ha intentado ser fiel al texto y al espíritu de la misma sin complicarse en la puesta en escena.

Estamos ante un drama de intensos parlamentos sobre un matrimonio negro en el Pittsburg de los años 50. Él es un antiguo jugador de baseball que se dedica a recoger basuras y  cuyos principales intereses son vivir con dignidad y educar a sus hijos con responsabilidad. A través de conversaciones entre él, su esposa y sus hijos en varios momentos vitales vamos conociendo sus problemas, sus inquietudes y sus anhelos.


Es decir, se trata de una película casi localizada por completo en un mismo escenario, carente de acción porque lo importante son los diálogos (muchas veces auténticos monólogos que se extienden durante varios minutos) y con la actuación de los actores como la baza fundamental del desarrollo. O te gusta el género o las dos horas y veinte se te harán larguísimas.



Me recordó viéndola algunos títulos ya añejos del viejo Hollywood, que solía acudir a menudo a las grandes obras teatrales (muchas de Tenesse Williams) para algunas películas que hoy son clásicos. Recordé “Un tranvía llamado deseo” (Elia Kazan, 1951), “La soga” (Alfred Hitchcock, 1948), “Doce hombres sin piedad” (Sidney Lumet, 1957), “La rosa tatuada” (Daniel Mann, 1955) o “La gata sobre el tejado de zinc” (Richard Brooks, 1958) entre otras que ahora no me vienen a la cabeza. Lo que pasa es que Denzel Washington en este caso se ha ceñido tanto al texto y a cuidar la interpretación (a menudo buscando primeros planos) que en su película todo resulta eficaz pero se ha perdido parte de la magia que tenía la puesta en escena de aquellas.

En “Fences” entras con interés, queriendo saber cómo manejan los personajes su situación, sus frustraciones y sus problemas, pero conforme la película avanza el desarrollo se te va haciendo pesado (desde luego el metraje me parece excesivo y no ayuda nada). Haciendo un análisis de los porqués creo que se debe a cómo esta filmada y a la importancia que conceden al texto original. Es ideal para que los actores se luzcan, pero la declamación termina volviéndose en contra de ellos porque termina diluyéndose parte de la emoción que debería transmitirse.

Objetivamente la actuación tanto de Denzel Washington como, sobretodo, de Viola Davis son magníficas por lo que no cabe extrañarse de la multitud de premios que ganaron en 2016, pero a mí particularmente me hubiera gustado un desarrollo más constreñido y una menor fidelidad al original en pos de una mayor emoción. Lo pido así porque ser negro en la América de los 50, ser deportista venido a menos, las frustraciones de la vida, las complejidades de ser padre o madre y marido o mujer, lo complicado que es vivir con principios y tratando de cumplir tus responsabilidades me parece que es una sustancia argumental de alto calado emocional porque es algo que en mayor o menor medida tiene que ver con todos nosotros, los espectadores.

En definitiva, que aprecio lo que quería hacer Denzel Washington, aprecio el texto original, aprecio las interpretaciones, pero la película me parece dura de pelar y la recomiendo con mucha precaución. Y que me perdonen, pero que entrara entre las candidatas a mejor película del 2016 me suena a decisión política más que otra cosa (el año anterior había habido polémica con la ausencia de afroamericanos en las nominaciones de los óscars), sin que eso menoscabe el que sea una digna película.