Conviene verla sobreaviso de que es la adaptación de una
obra teatral de éxito interpretada por Denzel Washington que después se decidió
a dirigir y como tal es más teatral que cinematográfica, se disfruta más por
los diálogos que por la imagen. A su vez es un drama, intenso en muchos
momentos, desarrollado casi todo en un mismo escenario y habla sobre la
situación de los negros en Estados Unidos en los años 50, sobre las
responsabilidades que exige ser padre, el matrimonio y la familia...y todo
emana de los diálogos, a veces casi monólogos, recargados muchas veces para
lograr intensidad dramática. Por todo ello gustará más a fieles del formato y
las reglas teatrales y en caso contrario resultará lenta y larga, muy larga porque a pesar de las buenas
interpretaciones de los protagonistas (Viola Davis ganó el óscar como mejor
atcriz secundaria) el texto impide en muchos momentos que realmente la historia
emocione.
Título original: Fences
País: Estados Unidos
Duración: 133 min.
Género: Drama
Reparto: Denzel Washington, Viola Davis, Stephen Henderson,
Russell Hornsby, Mykelti Williamson, Lesley Boone, Jason Silvis
Distribuidora: Paramount Pictures Spain
Productora: Paramount Pictures, Scott Rudin Productions,
Bron Creative, MACRO
Director de fotografía: Charlotte Bruus Christensen
Guión: Tony Kushner
No es fácil ver y disfrutar “Fences”. De hecho creo que hay
un número reducido de espectadores potenciales a los que la película pueda
gustar y que disfrutarán con ella. Lo
pienso porque es más teatro que cine y hoy en día ni el teatro es muy
mayoritario ni, en general, estamos acostumbrados al ritmo y los códigos
teatrales, en los que la palabra y la interpretación son la sustancia esencial
de la obra. Yo mismo me considero un mal espectador de teatro, poco
acostumbrado a representaciones sobre tablas.
A Denzel Washington le ha importado poco si su película la veía
mucha o poca gente Pienso que simplemente quería aprovechar su bagaje en
Broadway con esta obra de August Wilson (también guionista de la película) y ha
intentado ser fiel al texto y al espíritu de la misma sin complicarse en la
puesta en escena.
Estamos ante un drama de intensos parlamentos sobre un
matrimonio negro en el Pittsburg de los años 50. Él es un antiguo jugador de
baseball que se dedica a recoger basuras y
cuyos principales intereses son vivir con dignidad y educar a sus hijos
con responsabilidad. A través de conversaciones entre él, su esposa y sus hijos
en varios momentos vitales vamos conociendo sus problemas, sus inquietudes y
sus anhelos.
Es decir, se trata de una película casi localizada por
completo en un mismo escenario, carente de acción porque lo importante son los
diálogos (muchas veces auténticos monólogos que se extienden durante varios
minutos) y con la actuación de los actores como la baza fundamental del
desarrollo. O te gusta el género o las dos horas y veinte se te harán larguísimas.
Me recordó viéndola algunos títulos ya añejos del viejo
Hollywood, que solía acudir a menudo a las grandes obras teatrales (muchas de
Tenesse Williams) para algunas películas que hoy son clásicos. Recordé “Un
tranvía llamado deseo” (Elia Kazan, 1951), “La soga” (Alfred Hitchcock, 1948),
“Doce hombres sin piedad” (Sidney Lumet, 1957), “La rosa tatuada” (Daniel Mann,
1955) o “La gata sobre el tejado de zinc” (Richard Brooks, 1958) entre otras
que ahora no me vienen a la cabeza. Lo que pasa es que Denzel Washington en
este caso se ha ceñido tanto al texto y a cuidar la interpretación (a menudo
buscando primeros planos) que en su película todo resulta eficaz pero se ha
perdido parte de la magia que tenía la puesta en escena de aquellas.
En “Fences” entras con interés, queriendo saber cómo manejan
los personajes su situación, sus frustraciones y sus problemas, pero conforme
la película avanza el desarrollo se te va haciendo pesado (desde luego el
metraje me parece excesivo y no ayuda nada). Haciendo un análisis de los
porqués creo que se debe a cómo esta filmada y a la importancia que conceden al
texto original. Es ideal para que los actores se luzcan, pero la declamación
termina volviéndose en contra de ellos porque termina diluyéndose parte de la emoción
que debería transmitirse.
Objetivamente la actuación tanto de Denzel Washington como,
sobretodo, de Viola Davis son magníficas por lo que no cabe extrañarse de la
multitud de premios que ganaron en 2016, pero a mí particularmente me hubiera
gustado un desarrollo más constreñido y una menor fidelidad al original en pos
de una mayor emoción. Lo pido así porque ser negro en la América de los 50, ser
deportista venido a menos, las frustraciones de la vida, las complejidades de
ser padre o madre y marido o mujer, lo complicado que es vivir con principios y
tratando de cumplir tus responsabilidades me parece que es una sustancia
argumental de alto calado emocional porque es algo que en mayor o menor medida
tiene que ver con todos nosotros, los espectadores.
En definitiva, que aprecio lo que quería hacer Denzel Washington,
aprecio el texto original, aprecio las interpretaciones, pero la película me
parece dura de pelar y la recomiendo con mucha precaución. Y que me perdonen,
pero que entrara entre las candidatas a mejor película del 2016 me suena a
decisión política más que otra cosa (el año anterior había habido polémica con
la ausencia de afroamericanos en las nominaciones de los óscars), sin que eso
menoscabe el que sea una digna película.