jueves, 24 de mayo de 2018

"El instante más oscuro" (Joe Wright, 2017)

Una interpretación y un maquillaje de óscar convirtieron a Gary Oldman en Winston Churchill para que podamos conocer a través del cine su figura y los entresijos políticos durante la crisis del ejército británico al ser repelido por los nazis hacia la costa francesa en la Segunda guerra mundial. Cine político, dialogado, discursivo, muy bien ambientado y con un toque de distinción que sirve de contrapunto a la película de Christopher Nolan, "Dunkerque", estrenada también en 2017. Eso sí, tiene que interesarte el tema o la historia, aunque, en cualquier caso, subyace algo muy de actualidad: aunque el verdadero enemigo sea la guerra ¿fue adecuado para Inglaterra mantenerla contra los nazis o hubiera sido preferible otra opción?



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Título original: Darkest Hour
País: Gran Bretaña
Duración: 125 min.
Género: Drama, Histórico, Bélica, 2ª Guerra mundial
Reparto: Gary Oldman, Lily James, Ben Mendelsohn, John Hurt, Kristin Scott Thomas, Richard Lumsden, Stephen Dillane, Nicholas Jones, Philip Martin Brown, Brian Pettifer, Hilton McRae
Distribuidora: Universal Pictures (Spain)
Fotografía: Bruno Delbonnel
Música: Dario Marianelli











Todos los años los grandes estudios lanzan al menos un puñado de películas de corte histórico  o inspiradas en personajes y hechos del pasado que nos permiten  acceder desde la perspectiva cinematográfica a hitos de nuestra historia. Lógicamente son obras más o menos cuidadas, más o menos fieles a la realidad, pero muchas de ellas producidas con gran minuciosidad y esmero. A menudo se lanzan de cara a la temporada de premios, muchas veces fijándose en los óscars, y gusten más o menos lo que se puede apreciar es que suelen estar muy bien hechas, con producciones muy cuidadas.

Es lo que ocurre con “El instante más oscuro”, una película rodada con mucha elegancia y con un magnífico equipo de producción y que cuenta varios días en la vida política de Winston Churchill, concretamente aquellos desde que fue nombrado  primer ministro  en Mayo de 1940 hasta que tuvo que resolver la retirada de las tropas británicas en Europa por Dunkerque, después de que fueran rodeadas por el imparable avance de los nazis.


No es por tanto un biopic propiamente dicho, concentra su atención en un momento concreto y es  muy recomendable si se ve en una sesión doble con la película de Christopher Nolan “Dunkerque”, que completa la historia hablando más del conflicto y menos de política. Porque, en efecto, la película de Joe Wright (“Orgullo y prejuicio”, “Expiación”) habla de política, del parlamento británico, de la dificultad de tomar decisiones difíciles y asumir responsabilidades en tiempo de guerra, de las complejidades del microcosmos en el que se deciden destinos, de las conversaciones y discusiones que marcan la historia y del lado humano de los individuos que toman esas decisiones.

Tiene la película un cierto tono teatral, en el sentido que toda ella se desarrolla en lugares cerrados (viviendas, despachos, bunkers, el parlamento británico o la casa real) y se centra en diálogos, intercambios de opiniones, monólogos y discursos….La baza a su favor es que el director evita el tono teatral, mueve su cámara, busca enfoques a veces rebuscados, todo con una estilo clásico pero procurando dar dinamismo a lo que vemos. En ese sentido me parece que todo, argumento, montaje, filmación contribuyen a que el espectador no se aburra. Hay películas que resultan tediosas por ser demasiado discursivas, ésta en cambio no me lo parece, de hecho se me hizo incluso corta, quizás también porque el tema me interesaba bastante.


Pienso también que los actores hacen un gran papel, especialmente Gary Oldman, que por fin consiguió un óscar de la academia  de Hollywood por su actuación, aunque su personificación es tan mérito suyo como del departamento de maquillaje (también galardonado). Churchill como personaje es un bombón, un hombre con una personalidad compleja, una apariencia sin escrúpulos pero un trasfondo muy distinto. Sus conflictos con el resto de personajes dan mucho juego porque el choque de personalidades hace atractiva cualquier conversación, también porque los diálogos me parecen muy efectivos y bien trabajados desde el guión.

No diría que es una película sobresaliente pero sí me pareció muy notable y  que merece la pena verse, sobretodo si te interesa la historia y todo lo que tiene que ver con la segunda guerra mundial que a mi juicio es apasionante. Eso sí, lo que más me gustó es cómo se introducen algunas ideas de cierta actualidad que te invitan a pensar.

Viéndola  no se  pude evitar reflexionar como, casi sin darnos cuenta, hemos evolucionando tantísimo en apenas cien años. El comienzo del siglo XX arrancó con la primera guerra mundial (1914-1918) en un mundo en el que se conservaban aún ciertas ideas más propias del siglo anterior. Había un fuerte sentimiento nacionalista, perduraba el afán expansionista imperial y todavía latía ese orgullo y honor por defender  la patria que hacía que millares de jóvenes y no tan jóvenes se alistaran en los ejércitos casi alegremente. Todos los países pensaron que eran los “buenos”, que la guerra sería breve y  que era una oportunidad para alcanzar honor y gloria, pero nada estuvo más lejos de la realidad. La Primera guerra mundial fue cruenta y terrible y detuvo el ya imposible cuerpo a cuerpo de los ejércitos obligándolos a un conflicto largo en trincheras a causa de los avances en artillería y la potencia del fuego. La guerra se transformó en un horror y no en un enfrentamiento honorable (cosa que nunca fue pero así vendieron). Europa y el mundo empezaron a comprender ya entonces que el verdadero enemigo era la propia guerra.


Sin embargo hubo una segunda guerra, provocada por la emergente Alemania nazi, que todavía lo demostró más y de una forma más clara y terminó por convencer a quienes no lo entendían. El concepto sobre la guerra cambió radicalmente y la lectura que se hace hoy sobre ella es la de un infierno en vida que hay que evitar. La pregunta es ¿hay que evitarla a toda costa? Hoy la respuesta es que sí, pero no podemos trasladar nuestras convicciones de hoy a ese mundo y contexto de hace cien años. Esto me parece toda una lección de historia, no podemos trasladar nuestros valores hacia atrás en la historia porque cada contexto impone los suyos. El caso es que me da la sensación, que por mucho que sepamos que hay que evitar la guerra, cualquiera que vea esta película puede entender, que quizás en aquel Mayo de 1940 la mejor decisión era declarársela a la Alemania de Hitler.

“El instante más oscuro” habla de todo esto. Con nuestra perspectiva actual (e incluso en la de entonces tras la primera guerra mundial) y sin saber lo que ocurrió después la mayoría de nosotros hubiéramos estado del lado de Lord Hallifax (Stephane Dillane), pero muchas veces lo apropiado no es lo que todos  opinamos ni lo que parece correcto. Las decisiones que tomó Churchill resultan impactantes por eso, porque tal y como se nos explica y tal como las vemos hoy parecen las decisiones de un temerario, pero acertaron  y eso nos obligan a meditar sobre qué es lo más conveniente o menos malo en una situación de máxima crisis. Me parece además oportuno que la película trabaje la dimensión humana de Winston Churchill y revista de cierta épica su andadura (magnífica la escena de su último discurso) para resaltar lo que consiguió.


Mi impresión sobre la crisis de Dunkerque es que si hubo un intento de alcanzar una solución pactada con Italia y Alemania, pudo ser ésta la que impidió que los británicos fueran masacrados en las playas. La teoría que esgrimía Churchill es que el avance alemán fue tan rápido que de pronto se detuvo porque tuvieron que repostar. Sea por una razón u otra la cuestión es que Hitler tuvo a su merced el ejército británico y no acabó con él y Churchill, a contracorriente, tomó una decisión que salvó  Europa, que fue mantenerse en la guerra y prometer, como en su día hiciera Roosvelt, “sangre, sudor y lágrimas”. Y todo en base a la intuición (siempre me acuerdo de la importancia que le ha dado siempre Eduard Punset a la intuición como fuente de conocimiento), un concepto moderno, no excesivamente desarrollado ni aceptado, pero que seguramente seña de identidad de los grandes líderes de la historia.

Ya digo, quizás no sea sobresaliente, pero una película que te entretiene a pesar de ser política, que está bien concebida y que te invita a pensar y a conocer tu pasado. Como mínimo interesante y la avalan dos óscars (mejor actor y mejor maquillaje) y otras cuatro nominaciones (película, fotografía, diseño de producción y vestuario)