Los cuatro fundadores de una empresa de tecnologías contratan a un mediador para salvar una situación límite y durante 75 minutos asistes pegado a tu asiento a lo que tienen que decirse. Todo ocurre en un local en torno a una mesa de trabajo, tan sencillo como eso, pero resulta efectivo e hipnótico gracias a la puesta en escena pero sobretodo al buen hacer de los actores y a que existe un interesantísimo suspense interno por el que cada giro en la conversación va provocando inesperadas consecuencias y reacciones. No obstante hay que tener en cuenta que es una película "pequeña", un juego fílmico cuasi teatral basado en diálogos y pensado para entretener y mostrarnos nuestras propias miserias (que en cualquier trabajo cuecen habas), sin más. Lo comento porque si como espectador buscas algo más trasceneente quizás no lo encuentres.