domingo, 6 de enero de 2019

"Bohemian rhapsody" (Bryan Singer, 2018)


Gran tributo a Freddy Mercury y a Queen que encantará a los fans y ganará adeptos entre los que no lo son o por su juventud no los conocen. Cierto es que se trata de un biopic al que han dado el visto bueno los integrantes del grupo y que, por tanto, no se adentra en lo truculento y polémico, que lo hay. Resulta muy respetuoso con la figura de Mercury, tanto como para que sea la versión de su historia que él mismo hubiera aprobado, pero en cualquier caso es una proyecto muy cuidado en el que se nota esmero en todos los detalles de la producción; cuenta con un guión correcto que narra lo esencial, entretiene, encoje el ánimo y lo alegra y da que pensar; hay un gran trabajo en todos los departamentos propio de una producción de máximo nivel; los actores están francamente bien con mención especial al mimético trabajo de Rami Malek y sobretodo es una película pensada para gustar y no sólo porque simplemente con la música de Queen (que se escucha como si la sala de cine fuera un concierto), uno ya disfrute como loco y quiera que siga aunque la duración se alargue (también habrá quien no, pero no conozco a nadie). Sin duda uno de los acontecimientos fílmicos e incluso musicales del 2018 que hay que ir a ver al cine y que puede llevarse un porrillo de premios, a parte del favor popular de la taquilla. A la crítica le ha gustado menos que no arriesgue y sea ante todo un homenaje. Sea como fuere si la ves te irás cantando a casa queriendo escuchar y saber más sobre Queen.

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Título original: Bohemian Rhapsody
Dirección: Dexter Fletcher, Bryan Singer
País: Inglaterra, Estados Unidos
Duración: 134 min.
Género: Drama, musical, comedia
Reparto: Rami Malek, Lucy Boynton, Ben Hardy, Joseph Mazzello, Aidan Gillen, Tom Hollander, Mike Myers, Allen Leech, Ace Bhatti, Michelle Duncan, Garry Summers
Distribuidora: 20th Century Fox España
Productora: Regency Enterprises, GK Films, 20th Century Fox, Queen Films
Casting: Susie Figgis
BSO: John Ottman
Fotografía: Newton Thomas Sigel
Guión: Anthony McCarten, Justin Haythe
Montador: John Ottman








Y el debate está servido ¿Con qué nos quedamos? ¿Con el éxito en taquilla, la emoción y ese irresistible deseo que se tiene al salir del cine de escuchar las canciones de Queen? ¿O con la tibia, por no decir fría, acogida de una crítica que considera que la película es poco más que una sucesión de videos musicales o un biopic lleno de inexactitudes? El dilema curiosamente es similar al que provocaban los discos de Queen, machacados muchas veces por la crítica especializada pero consumidos y disfrutados con fruición por los fans, que somos legión ¿Pero, por favor, a quién no le gusta Queen? Ya aviso que esta es la reseña de un fan.

Creo, en cualquier casi, que la clave, como casi siempre, es analizar las cosas con perspectiva. Yo lo primero que me preguntaría es qué es “Bohemian Rhapsody” y  qué pretende y creo que la clave está en la intro de la película y en los títulos de crédito. En la intro en lugar de la fanfarria tradicional de 20Th Century Fox se escucha el peculiar sonido marca ”Queen” de la guitarra de Brian May (invito a todos a conocer la historia de la guitarra porque no tiene desperdicio) y en los títulos de crédito podemos leer que entre los productores están el propio Brian May (guitarrista de Queen) y Roger Taylor (batería de Queen). ¿Qué quiero decir con esto? Pues que, aunque la figura central es Freddy Mercury por su personalidad y como cabeza visible del grupo, no se trata de un biopic propiamente dicho del cantante, sino más bien de un tributo al grupo y a la memoria de Freddy. Esto es importante porque si lo consideramos como tal caben ciertas licencias que se toma el guión, mientras que si lo consideramos un biopic no tanto. Dependiendo de cómo entendáis la película adoptaréis una posición u otra.


A mí el hecho de que Brian May y Roger Taylor hayan puesto dinero, hayan tomado decisiones y hayan decidido convertir la película en un homenaje “blanco”, poco controvertido, pensado para mayor gloria de la banda me parece lícito y me parece que la convierte ante todo en un tributo por y para los fans, por y para todo aquel que no conociera a Queen y quiera conocer la banda. La película está hecha para esos dos grupos potenciales de espectadores y tanto para unos como para otros el resultado me parece inmejorable y que merece muy mucho la pena porque es una producción muy trabajada sobretodo desde el punto de vista técnico, pero además cuenta con un desarrollo muy entretenido en el que hay sitio para lo cómico, lo sentimental, una cierta provocación, un poquito de drama y sobretodo música, una música que se escucha en Dolby Atmos como si estuvieras en un concierto. En mi opinión, lo mejor es que te atrapa, no te suelta, te hace vibrar, te transporta, te emociona y te contagia alegría, vitalidad y ganas de escuchar, de ver y de saber más sobre Queen, sin duda, es una de mis películas favoritas de este 2018.

¿Y qué cuenta? Cuenta no desde que nacieron, no sus infancias y adolescencia, cuenta desde que comienzan a tocar juntos hasta el concierto de Live Aid en 1985 haciendo un círculo narrativo porque arranca y termina en ese punto. Esto incluye los primeros pasos de la banda, los primeros éxitos de los primeros discos, los trabajos en estudio y se vislumbra la vida disipada que empezó a llevar Freddy, su disco en solitario, cómo se desenganchó de la banda por un tiempo y luego volvió a juntarse con Brian May, Roger Taylor y John Deacon. Hay un ejercicio de síntesis en el guión de Anthony McCarten (“La teoría de todo” y “El instante más oscuro”) en el que por fuerza algunas cosas se cuentan antes de que ocurrieran realmente, otras se cuentan de manera distinta a cómo ocurrieron y muchas se suavizan, se apuntan sólo, se dejan ver pero no se profundiza en ellas primero porque no es necesario, segundo porque es más elegante contarlas así y tercero porque Brian May y Roger Taylor prohibieron regodearse en los sucesos más escabrosos, dramáticos o provocadores de la vida de Freddy Mercury, seguramente porque no le harían justicia y porque forman parte de su vida privada.

Este es uno de los aspectos que más se ha criticado de la película, su inexactitud en muchas cosas, el que no aproveche el enorme arsenal de historias que se rumorean sobre las fiestas y el desenfreno vital de Freddy Mercury, que no se cuente el tramo final de su vida; pero ¿Por qué hay que contarlo? ¿A quién importa? Hubo un guión original de Peter Morgan que sí trató de plasmarlo y Sacha Baron Cohen se propuso interpretarlo, pero no contaron con el beneplácito de los supervivientes de Queen (apunto a modo informativo que John Deacon también lo es pero está retirado de la vida pública desde que murió Freddy Mercury) y salieron del proyecto. Ha sido una producción por otra parte que ha estado llena de problemas por las diferencias creativas, porque hubo cambio de guión, cambio de director (la empezó Bryan Singer y la terminó Dexter Fletcher cuando el primero dejó de ir a los rodajes por problemas personales y acusado por el trato que daba a sus actores) y cambio de actor protagonista, pero a mi juicio todo se ha solventado con nota y sobretodo con un acabado técnico y un cuidado de producción realmente excepcional. Podría hablar de multitud de detalles pero baste con apuntar el obvio acierto de casting con actores que mimetizan a los personajes reales (obviamente Rami Malek tendrá su nominación al óscar y algún premio de interpretación importante) o el extraordinario trabajo del equipo de sonido apuntándose tantos a diestro y siniestro como el de contratar a Marc Martel para reproducir la voz de Freddy.


El argumento realmente cuenta lo importante tratando siempre de hacer sonreir (atentos a los golpes cómicos y a guiños como el de Mike Meyers haciendo de productor al que no le gusta “Bohemian rhapsody que tiene su gracia después de que filmara “Wayne's World”, en la que hay homenaje a dicho tema) y pretende hacer sentirse a gusto al espectador; desvela lo vital, pasional y buen tipo que debió ser Freddy Mercury; revela su soledad personal y cómo encontró refugio en su amiga Mary Austin y en la banda y muestra la fuerza de la música de Queen y su enorme capacidad para enganchar a su público……su público que es todo el mundo porque no conozco a nadie al que no le guste al menos un puñado de canciones. Ese tramo final épico de unos veinte minutos con la actuación en el Live Aid es sencillamente espectacular, una explosión de adrenalina y emoción (pelos como escarpias), está filmado con una pericia fílmica irreprochable (y eso lo hizo Singer seguro), con todo lujo de medios y con un sonido apabullante, es como estar allí, es pura magia del cine.

Por eso ¿Qué más me da a mí que no cuenten exactamente todos los detalles si lo importante sí está? ¿Qué más me da que no me encojan el ánimo con el desenlace de Freddy si lo que quiero ver es al cantante, al personaje en todo su explendor  y que eso me llegue y lo consigue con creces? ¿Qué más me da no saber más del grupo si lo importante es su música?  Para saber más pocos días después de verla me vi el documental “The great pretender” que también recomiendo y hay bastante más material y sobretodo quince discos de estudio y un porrón de recopilatorios. Pero ya sabía mucho, Queen forma parte de la vida de toda la generación que nació en el último tercio del siglo XX así que la carga sentimental de su música es enorme y trata de serlo también para los nacidos después ¿Cine fórmula? ¿Cine poco arriesgado?  Ya lo eran ellos, ya lo era su música, siempre experimentado, siempre mutando, nunca conformándose con una misma línea.....En serio, no tengáis muy en cuenta lo que dice la crítica, esta es una película para disfrutar con Queen, hay que hacerlo en pantalla grande y merece mucho la pena.