martes, 19 de febrero de 2019

"Infiltrado en el KKKlan" (Spike Lee, 2018)


Spike Lee hace una propuesta curiosa e interesante que te pega a la butaca, la investigación del primer agente de policía negro en Colorado Springs en los años setenta, un momento convulso por la convivencia del Ku Klux Klan y del movimiento universitario negro, deseoso de conseguir avances sociales y lo hace con buen ritmo, con acierto, desplegando ironía, sátira y un ácido y provocador humor negro que le da un plus al ya de por sí interesante argumento. El problema es que (y no se entienda mal, no tiene ninguna connotación negativa)  Spike Lee es negro y lo es porque le da por meter en su guión sermones o esas imágenes del final con los recientes disturbios en Estados Unidos para hacer explícito su mensaje y la verdad es que lo que consigue es alargar demasiado su película, sobreexplicar al que la ve (que ya sabe que el tema del racismo es importante y serio) y desequilibrar el conjunto en cierto modo. Es decir, que merece la pena porque es una de las mejores películas de un director siempre interesante, pero al que le vendría bien un productor que le cortara un poco las alas cuando se pone reivindicativo.

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Título original: BlacKkKlansman
País: Estados Unidos
Duración: 135 min.
Género: Criminal, Drama, Comedia, racismo
Reparto: John David Washington, Adam Driver, Topher Grace, Corey Hawkins, Jasper Pääkkönen, Ryan Eggold, Ashlie Atkinson, Ken Garito, Robert John Burke, Fred Weller, Harry Belafonte, Alec Baldwin, Ryan Preimesberger, Craig muMs Grant, Damaris Lewis, Michael Buscemi, Michael J. Burg, Faron Salisbury, Dared Wright, Tom Stratford, John Mitchell, Bob Angelini
Distribuidora: Universal Pictures International Spain
Productora: 40 Acres & A Mule Filmworks, Blumhouse Productions, QC Entertainment, Legendary Entertainment, Monkeypaw Productions
Guión: Kevin Willmott, Spike Lee
Montador: Barry Alexander Brown
Música: Terence Blanchard
Producción: Jason Blum, Jordan Peele, Sean McKittrick, Shaun Redick, Spike Lee





Pues han tenido que pasar casi 30 años desde “Haz lo que debas” (1989) para que Spike Lee haya sido finalmente reconocido de manera “oficial” y no honorífica (en 2016 sí le dieron el Óscar de honor) por la Academia de Hollywood con dos nominaciones de las importantes (película y director). Por aquel entonces hubo incluso movilizaciones de protesta porque se consideraba que el enfant terrible de los directores negros debería haber sido mejor recompensado y no ocurrió.

Desde entonces más de veinte películas, un  recorrido desigual en el que yo destacaría “Fiebre salvaje” (1991), “Malcolm X” (1992), “Summer of Sam”  (1999), “La última noche” (2003) y “Plan oculto” (2006) y menos grandes éxitos de los que cabrían esperar inicialmente de un director que fue el primero en ser reivindicado por la calidad de sus películas (y por su color) y que quedó en un segundo plano al comerle otros la “tostada” y hablo de John Singleton, Lee Daniels, Steve McQueen, Barry Jenkins y Jordan Peele, nominados antes que él.


“Infiltrado en el KKKlan” es, a mi juicio, una de las mejores películas de Spike Lee así que los parabienes creo que están justificados. Eso sí, me vuelve a parecer, y me ocurre con todas sus películas, que no logra dar con la tecla para cuajar sus buenas ideas, su ingenio creativo, su indudable gracia y sus plausibles intenciones con un resultado redondo.

Coautor también del guión, Spike Lee cuenta la investigación policial del primer agente negro en Colorado Springs en los años setenta y lo hace con mucha ironía, riéndose de los prejuicios y de ciertas actitudes sociales con un hilarante humor que satiriza personajes y situaciones. La idea de partida es muy buena, el hecho de que el agente investigue al Klu Klux Klan haciéndose pasar por blanco racista (por teléfono) es un acierto y toda la investigación tiene su gancho gracias a un reparto a mi juicio magnífico, encabezado por John David Washington (hijo de Denzel) y Adam Driver. Sin embargo y, manejando un argumento con muchísimas posibilidades, especialmente por el potente mecanismo de suspense interno que te mantiene con interés hasta el final y que no sabes cuándo ni porqué va a estallar pero intuyes que lo hará, pienso que no lo aprovecha del todo por una falta de equilibrio.


Lee quiere hablar de los setenta, denuncia el racismo, nos sitúa en la lucha universitaria negra de la época, presenta una historia de amor, nos cuenta un caso policial, se adentra en un potente relato criminal y tamiza todo con un peculiar sentido del humor que parece por momentos inspirado en el “Fargo” de los Coen por aquello de que algunos personajes resultan grotescos (o a mí me lo recuerda); pero, por si todo esto no fuera poco,  es incapaz de contener su discurso reivindicativo y nos planta varios sermones y unas imágenes al final de la película sobre los incidentes raciales y disturbios en Estados Unidos de los últimos años. Me parece bien tanta ambición y mejor aún la actitud reivindicativa, pero me sobran cosas en esta película porque creo que hacen su visionado y disfrute irregular. Es como si hubiera querido apiñarlo todo y creo que afecta al conjunto. 

Particularmente la película me gusta bastante pero no me conquista, cada vez que se detiene para soltar el sermón me desconecto de ella (tengo siempre la sensación de que me dice cómo tengo que pensar) y creo que no es necesario y que las mismas cosas se pueden explicar de otro modo o incluso se sobreentienden.


Concretamente las imágenes finales me parece que sobran no porque no esté bien denunciar que sigue habiendo racismo en Los Estados Unidos, que eso me parece perfecto, sino porque creo que están metidas con calzador y da la sensación que el propio Spike Lee invalida como si fuera un “cuentecito” satírico sin mucha importancia lo que nos ha contado con la cruda realidad. Quiero pensar  que es intencionado, de ese modo no es un error sino un acierto (aunque a mí no me convenza), que pasa de la farsa al drama como para decirnos “¡Eh! Os he hecho pasar un rato hasta divertido, pero lo que acabo de contaros no tiene ninguna gracia, sigue habiendo racismo!” La intención es muy buena, yo lo que argumento es que podría haber dicho lo mismo estructurándolo de otra forma o simplemente insinuándolo, de hecho me hubieran gustado más las imágenes al principio. Cuestión de gustos, aunque soy de los que piensa que Spike Lee necesita a su lado un productor que no le ría tanto los caprichos.

En cualquier caso una película que merece la pena verse y con 6 nominaciones en los óscars (película, director, actor de reparto, guión adaptado, montaje y banda sonora).