miércoles, 24 de febrero de 2021

"La hija de un ladrón" (Belén Funes, 2019)

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Drama personal de una chica de 22 años con un bebé a su cargo y un padre que reaparece en su vida tras un tiempo en la cárcel y con el que la relación es difícil. Sin preámbulos, sin presentaciones, sin explicación visual ni narración de ningún tipo, la cámara empieza a seguir a la protagonista (magnífica Greta Fernández) y tú te vas enterando de cómo es su vida a base de verla deambular de aquí a allá y de hablar con tal o cual persona. Sólo por un lapso de tiempo, que no es tiempo real, pero casi, en el que la protagonista trata de asentarse. Así que fundamentalmente la película es costumbrista, realista, con "miga", pero poco argumento y como tal tiene un público potencial y otro que no va a ser lo que quiere ver (conviene empezar a verla sabiendo que es así). Todo lo que tiene que ver con dramas personales a mí particularmente me interesa por aquello de que el cine te da la oportunidad de conocer otras realidades en cabeza ajena, pero claro, no es una realidad sencilla de asimilar, ni una película "divertida". La chica tiene que afrontar a temprana edad una situación complicada que le toca antes de tiempo y la película lo refleja con verosimilitud, sin ahorrarte momentos tensos, tristes silencios y un perpetuo rictus de lucha ante la adversidad.