Unos años después de "Juno" (2007), Jason Reitman retomó la problemática de la maternidad, pero planteada de una manera radicalmente distinta. En este caso nos hace participes del día a día de una mujer ya casada, con hijos, que debe hacer frente a un recién nacido más y todo lo que le supone en su vida. Es un estrés añadido con el que el tiempo para ella queda reducido a cero y sus miras personales y profesionales eclipsadas por lo que decide contratar a una niñera que le ayude por las noches. En tono realista la película se ve con interés sobretodo por la buena labor de Charlize Theron y McKenzie Davies, pero fundamentalmente porque los giros de guión te pillan completamente desprevenido y, porque, y es lo más importante, llegas a entender perfectamente a esa madre y su situación, que a la postre es lo que interesa. A parte del ejercicio de empatía al que se te invita, lo mejor es que la película que dura una calculadísima hora y media, se te pasa en un suspiro.