Aunque no soporta una crítica medio seria y es sobretodo un producto de su tiempo, esta comedia romántica puede tener aún su público entre nostálgicos del estilo desenfadado de los ochenta o entre espectadores que huyan de los dramones y argumentos truculentos que se estilan hoy en día en busca de historias amables e intrascendentes. El argumento es tan básico y con tan poca enjundia como una historia de amor entre un escaparatista de Nueva York y una maniquí que cobra vida como por arte de magia en un cuento de hadas. Simplona, tontorrona, naif, plagada de personajes estereotipados y situaciones absurdas, más adecuada para niños que para adultos...cierto todo, pero empapada de una inocencia y una alegría que pueden servir para animarte un poco un día gris. Nadie la considerará entre sus películas favoritas, ningún crítico la pondrá bien, pero la química entre sus protagonistas (Kim Cattrall por encima de Andrew McCarthy) y el "Nothing's gonna stop us now" de Starship (nominado al óscar a mejor canción) permanecerán en tu recuerdo. Si no estás dispuesto a recuperar tu niño interior, no la veas.