lunes, 25 de mayo de 2009

Vals con Bashir (Ari Folman, 2008)

****
Dirección y guión: Ari Folman.
Países: Israel, Francia y Alemania.
Duración: 90 min.
Género: Animación, biopic, drama.
Producción: Ari Folman, Yael Nahlieli, Serge Lalou, Gerhard Meixner y Roman Paul.
Música: Max Richter.
Montaje: Nili Feller.
Dirección artística: David Polonsky.




Esta película del cineasta israelí Ari Folman, que participó en la Guerra del Líbano de 1982 fue una de las más premiadas y reconocidas a nivel internacional durante el 2008. Ganó el Globo de oro a mejor película de habla no inglesa y estuvo nominada a los óscars en la misma categoría aunque finalmente venció la japonesa “Departures”. Es otro botón de muestra de la calidad del cine hecho fuera de Estados Unidos, una tendencia que va a más en los últimos años y que durante el 2008 tiene claro ejemplo en películas como “Gomorra”, “Mongol”, “4 meses, 3 semanas, 2 días”, la propia “Departures” la multipremiada “Slumdog millionaire”.

La película es en realidad un documental en el que el propio director y varios veteranos comentan sus recuerdos en el Líbano en una experiencia cercana al psicoanálisis. En realidad la película tiene mucho de sesión en la que el protagonista dialoga tratando de recuperar unos recuerdos que ha perdido seguramente por la experiencia traumática que supuso para él la matanza de Sabra y Chatila y comienza con una jauría de perros que acuden a buscar a Ari en un ambiente de pura pesadilla. De hecho, al ser una película de animación, el director busca con las sombras, los cielos y los fondos recrear un escenario claustrofóbico y malsano de tono surrealista que conecta muy bien con lo que quiere expresar. Lo sorprendente es que cuando, al final, introduce imágenes reales, éstas, con su luminosidad y su crudeza se tornan incluso más impactantes que la propia pesadilla.

Indudablemente la película es antibelicista y polémica y refleja el sinsentido de cualquier conflicto, en el que no deja de haber personas que luchan por vivir o sobrevivir y cuyas vidas se ven afectadas por causas que les sobrepasan ya sean personas de a pie o militares. Me ha gustado especialmente el momento en que uno de los veteranos narra como son atacados dentro de un tanque por un grupo de francotiradores y completamente desubicados, desconcertados por la sorpresa huyen sin armas y sin otro deseo que el de salvarse convirtiéndose después en algo tan innoble como un desertor. Es un episodio que demuestra como en un conflicto cualquiera está en manos del destino, de la casualidad, cómo nada queda bajo tu control y como cada acto termina siendo decisivo en un sentido u otro sin que pueda haber marcha atrás la mayoría de las veces de forma lamentable para uno mismo y para los demás. De alguna manera es una forma de desmitificar el tono épico de la guerra que hemos visto en otras muchas películas. Ari Folman deja claro que la guerra causa muerte y destrucción y provoca secuelas profundas en quien sobrevive.

También es interesante que siendo una película israelí y de un director israelí no se posiciona y en todo caso habla sobre el genocidio que se cometió sobre el pueblo palestino en el Líbano lamentándose del mismo. Hay una suerte de ironía en la historia de Israel cuyo pueblo fue víctima de un genocidio y ha sido o es responsable de otro. La lección a aprender es que la violencia sólo engendra más violencia, horro y pesadilla como la que muestra esta película a través de sus impactantes imágenes animadas.

En definitiva una película comprometida, desmitificadora, impactante, sobrecogedora y peculiar por sus imágenes y su concepción como documental de animación; pero esencialmente una pelìcula necesaria porque recuerda para que nadie olvide.