martes, 25 de octubre de 2011

“La voz dormida” (Benito Zambrano, 2011)

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País: España.
Duración: 128 min.
Género: Drama.
Reparto: Inma Cuesta (Hortensia), María León (Pepita), Marc Clotet (Paulino), Daniel Holguín (Felipe), Ana Wagener (Mercedes), Susi Sánchez (Sor Serafines), Berta Ojea (La Zapatones), Lola Casamayor (Reme), Ángela Cremonte (Elvira), Antonio Dechent (juez).
Guión: Ignacio del Moral y Benito Zambrano; basado en la novela homónima de Dulce Chacón.
Producción: Antonio Pérez.
Música: Magda Rosa Galván y Juan Antonio Leyva.
Fotografía: Alex Catalán.
Montaje: Fernando Pardo.
Dirección artística: Javier Fernández.
Vestuario: María José Iglesias García.
Distribuidora: Warner Bros.
Pictures International España.
Estreno en España: 21 Octubre 2011.
Calificación por edades: No recomendada para menores de 12 años.

Nada más ponerme a escribir sobre esta película ya tengo la sensación de estar metiéndome en un fregao porque aunque me ha gustao, le encuentro peros y esos peros son difíciles de explicar y aún más de entender.

Fui a ver esta película con buenas sensaciones, con la intuición de que podía ser la película española del año, la multipremiada en los Goya (aún puede serlo); pensaba que con lo que se había hablado de sus actrices (sobretodo de María León), con lo que se comenta de la novela en que se basa de dulce Chacón y con lo que ya sabemos de Benito Zambrano (aplaudidísimo por “Solas” y bien recibido por “Habana blues”) iba a ser un drama de esos que te dejan tiritando en la butaca y que recuerdas durante años...

Una vez vista, en efecto, muchas escenas te dejan tiritando, te encogen el ánimo y te dejan KO porque estamos ante un drama de esos de “tomo y lomo” con el que es inevitable apretar los dientes de rabia y de impotencia. El argumento, centrado en un grupo de presas en la cárcel de mujeres de Ventas en el Madrid de la postguerra, lo tiene todo para ello, te zarandea, te crispa, te hace sentir y te emociona, máxime cuando sabes que parte de hechos reales, en una línea similar en cierto modo a “Las 13 rosas”, película de Emilio Martínez Lázaro de temática muy próxima.

Ocurre que pese a que me gustó algo me cojeaba, algo que va más allá de lo puramente visceral y anímico y que tiene que ver más con la cabeza que con las tripas.

Dejémonos de partidismos y de posiciones políticas, me parece estupenda y necesaria la memoria histórica, que se sepa la verdad, que se conozca como sufrieron los que lo hicieron y cómo se sobrepasaron los límites de lo humano y lo racional para imponer un régimen sobretodo porque nunca puede volver a ocurrir, pero la sensación que me produjo esta película es la equivalente a otro nivel a las películas de propaganda de los que apoyaban el franquismo.























Entiendo que Zambrano ante todo está interesado en el drama de las protagonistas y en su sufrimiento y que por eso su película no es tanto un drama sobre la postguerra como un drama “ambientado” en la postguerra, que parece lo mismo pero no lo es. No se busca recrear esa época y hablarnos de los dos bandos desde una posición omnisciente, no se hace una reconstrucción histórica, no se describen época o lugar, la cámara del director toma posición, se entremezcla con esas mujeres encarceladas, hace un zoom y se recrea en primeros planos despreciando ambientes, porque lo que le interesa es única y exclusivamente el drama de esas mujeres, zarandeadas por las circunstancias como medio para llegar al público, para hacerle sentir y estremecerse, para llenar el cine de cleenex y emocionar. Como drama es impecable y eficaz.

Lo malo es que no creo que haya todavía una perspectiva suficientemente alejada de los hechos para que estos se entiendan simplemente como un drama. El argumento está situado en un momento histórico quizás demasiado reciente aún, cuando aún no se han cicatrizado las heridas del todo (parece mentira, pero es así, aún hay gente que simpatiza con uno u otro bando por pura pertenencia a un árbol genealógico o a unas ideas a veces heredadas, sin darse cuenta que el enemigo no eran “los otros” sino la guerra primero y la dictadura después). En mi opinión no ha sido buena idea desplegar en esta película tal rosario de malos malosos por mucho que con ello se consiga un drama de esta intensidad, sobretodo cuando por lo que he leído no es así la obra de Dulce Chacón (y si no que me corrija quien la haya leído) y no lo ha sido porque es inevitable tener la sensación de que te están manipulando aun cuando no sea la verdadera intención (que no lo sé).

He leído y escuchado por ahí críticas que hablan de “clichés” (Oti Rodríguez Marchante) o de “teatro rancio” (Carlos Boyero) y no puedo estar más de acuerdo. Pese a que la película está bien hecha ese convertir a los antagonistas en diablos para subrayar la carga emotiva de cada escena hace que la historia me chirríe. Es lícito, claro, incluso puede ser fiel a la realidad (no lo dudo), pero otra cosa es que sea verosímil tanta maldad, tanto ser despiadado en una película que pretende ser realista. No sé si lo estoy sabiendo explicar, lo que trato de explicar tiene que ver más con los propios mecanismos de construcción de una narración que con los hechos en sí. Es decir, si quieres contar un drama realista no puede ser todo terrible porque la realidad tiene luces y sombras, alegrías y penas....A Pepita, a Hortensia, a Paulino me los creo, ríen y lloran; pero en el bando contrario semejante procesión de hijosdeputa (entiéndase el término en su justa medida) por metro cuadrado hacen que desconecte de la magia del relato. No sería así en el caso de que no se pretendiera un tratamiento “realista” como hizo por ejemplo Guillermo del Toro en su “El Laberinto del fauno”, pero aquella era una película de corte fantástico donde en el fondo todo era posible. Es una cuestión de que para tratar de ser realista es indispensable ser verosímil y para serlo quizás no resulte conveniente forzar tanto lo dramático.
























He escuchado en alguna entrevista que Zambrano justifica sus decisiones en virtud de que en las películas sobre nazis no nos planteamos este tipo de cosas. No estoy de acuerdo del todo porque generalmente hasta el asesino nazi más despiadado, y se me ocurre a bote pronto el Leopold Goeth que interpretaba Ralph Fiennes en “La lista de Schindler”, suele ser un personaje con tanto magnetismo como maldad y en “La voz dormida” lo que nos encontramos en muchos casos son auténticos esperpentos. Por no hablar de que lo que chirría es la acumulación de personajes al filo de lo inhumano y no el que se cometieran crueldades, que se cometieron y eso es indiscutible.

Y regreso al comienzo, esta impresión no tiene nada que ver con posiciones ideológicas ni partidismos. Sin duda los torturadores y muchos mandos del bando franquista eran como nos los pintan o peores incluso (ahí coincido por completo con Boyero) así que los personajes me los creo, me parecen posibles, seguramente todo fue parecido a como se muestra, lo que no me funciona y me aleja de este drama y me parece inverosímil es que todos, gente de a pie, mandos, curas, enfermeras, monjas, torturadores y guardianas sean todos de semejante índole, que de tan inhumanos todos terminan siendo caricaturas (véase a las monjas o al cura de la prisión). En el bando franquista sólo el personaje de Ana Wagener (magnífica secundaria) parece tener un poquito de humanidad y sentido común. Repito, esto no es romper una lanza a favor de unos, es poner en tela de juicio el equilibrio interno del contenido dramático. Estoy convencido que sólo con haber reducido el zoom mostrando algo más de lo colateral del momento y el lugar habría sobredimensionado la película, para mi gusto una pena.

Por supuesto todo lo demás raya a gran nivel, sobretodo en lo que a interpretaciones se refiere, con una María León (la hermana de Pedro León me han dicho, vaya par) que es el grandioso descubrimiento de esta película por su capacidad para aunar desparpajo y sentimiento, dejando salir ambos a borbotones incluso solapándose en una misma escena. Y me gustaría también destacar a Inma Cuesta, a la que parece que todo el mundo ha olvidado por “culpa” de María León y que hace igualmente uno de sus mejores trabajos.

En el apartado de secundarios en España tenemos el lujo de contar con actores tan grandiosos como todos los que aparecen en esta película, que contribuyen decididamente a transmitir algo tan inasible como la sensación de crispación e inseguridad de un momento histórico de sentimientos encontrados y emociones muy intensas.

Creo que eso es lo que mejor se le da a Benito Zambrano, transmitir emociones y sentimientos a través de sus personajes, es su arma y su tanto a favor y no es poco, es en el fondo la esencia de ese cine que nos gana y nos atrapa.

Me da la sensación que “La voz dormida” se ha quedado a muy pocos retoques de ser una obra mayúscula. Es una película necesaria y recomendable en cualquier caso, seguramente de las más intensas que haya ahora en cartelera. Pese a mis peros la recomiendo, seguro que emociona y mucho a muchísima gente.



MIS ESCENAS FAVORITAS (¡¡CUIDADO, CONTIENE SPOILERS!!!)

- Las conversaciones a ambos lados de las verjas entre Pepita y Hortensia.
- Los encuentros furtivos entre Paulino y Pepita, sobretodo aquel en el que se declara y en el que ella le da su respuesta.
- La llegada de Pepita a casa de los señores donde va a trabajar con esa ama fría, distante y altiva.
- El juicio en el que se condena a las mujeres.
- La escena de la cena en la casa de los señores, tras la que Pepita hace un intento desesperado y conmovedor de ayuda a su hermana.
- Las escenas de torturas, que son demoledoras.
- Los fusilamientos, rematados por el disparo de gracia.