miércoles, 7 de diciembre de 2011

“En un mundo mejor” (Susanne Bier, 2010)

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Título original: Hævnen.
País: Dinamarca.
Duración: 113 min.
Género: Drama.
Reparto: Mikael Persbrandt (Anton), Trine Dyrholm (Marianne), Ulrich Thomsen (Claus), Markus Rygaard (Elias), William Jøhnk Nielsen (Christian), Bodil Jorgensen (director del colegio), Elsebeth Steentoft (Signe), Martin Buch (Niels), Anette Stovebaek (Hanne), Kim Bodnia (Lars).
Guion: Anders Thomas Jensen; basado en un argumento de Susanne Bier y Anders Thomas Jensen.
Producción: Sisse Graum Jørgensen.
Música: Johan Söderqvist.
Fotografía: Morten Søborg.
Montaje: Pernille Bech Christensen y Morten Egholm.
Diseño de producción: Peter Grant.
Vestuario: Manon Rasmussen.
Distribuidora: Golem. Estreno en Dinamarca: 26 Agosto 2010.
Estreno en España: 1 Abril 2011.


La competición del óscar a mejor película de habla no inglesa el año pasado (2010) estaba entre esta película danesa, la canadiense “Incendies” que partía como gran favorita y la mexicana y con participación española “Biutiful”. Vistas ya las tres me parecen tres dramas soberbios, pero quizás “En un lugar mejor” es la más esperanzadora o quizás la más fácilmente digerible porque conciencia y a la vez te susurra una posible solución para que todo lo que va mal pueda ir mejor.

El argumento me ha hecho pensar en eso tan difícil que es dar consejos sin sermonear. Es matemático, si alguien nos dice cómo podrían ser mejor las cosas o qué deberíamos hacer instantáneamente nos ponemos a la defensiva y a veces surge incluso el deseo de hacer lo contrario. Quizás no todos, cada cual es como es, pero ¿quiénes son los demás para decirnos qué hacer o no hacer? es lo que parece surgir en nuestra mente en cuanto alguien pretende darnos lecciones.













La película trata sobre dos familias danesas: Anton es médico en un campo de refugiados en África, está separado de su mujer y tiene dos hijos. Elia es uno de ellos y en el colegio sufre los abusos de sus compañeros, que le llaman “cararrata”. Christian es compañero de Elia, huérfano de madre y vive con su padre en casa de su abuela. Una vinculación se establece entre las dos familias cuando los dos chicos se relacionan y fruto de las circunstancias surgen varios problemas.

“En un mundo mejor” utiliza un argumento brillante en el que actos y sus consecuencias tienen gran importancia dramática para demostrarnos que todo podría ser mejor, aunque no sea nada fácil lograrlo. La opción por la que se apuesta tiene raíz cristiana o incluso budista porque de ese signo es el poner la otra mejilla, pero la película no pretende instruir desde un punto de vista religioso, sino que más bien apuesta por el sentido común como guía. Sin duda el “héroe” de la película es Antón, padre separado, persona constructiva, idealista y positiva, que logra reconducir los impulsos del resto de personajes hacia la lógico e insufla en ellos y en nosotros un soplo de esperanza e ilusión. Nadie está exento de problemas y el drama nos acecha a todos, pero quizás todo sea más fácil con sentido común y buena voluntad. La idea que late en la película es que una acción constructiva y con buena voluntad genera una serie de consecuencias positivas que terminan beneficiándote, mientras que una acción destructiva o con mala intención produce lo contrario: “Ganar” o “perder” muchas veces depende de ello. Las circunstancias muchas veces escapan a nuestro control, pero sería bueno que utilizáramos nuestro sentido común para controlar aquellos conflictos que sí están a nuestro alcance.














No es extraño que la película se alzara con el óscar, tiene una buena historia que contar, está bien desarrollada con un guión que aporta ideas interesantes y cuenta además con una filmación muy cuidada, con una factura cromática especial que contrasta los fríos azules y blancos de Dinamarca con el cálido marrón arenoso de África casi comparando personajes, circunstancias, ambientes, sociedades (¿qué mundo es realmente mejor?) y que apuesta por una cámara que sigue a los personajes con el nervio que sea preciso, ya sea deteniéndose en sus momentos de reflexión o alterándose cuando la tensión se dispara.

En definitiva una película altamente recomendable con un potente poso temático desarrollada con una emotividad en ocasiones contenida y que consigue en cambio conmovernos con una colección de escenas que están a punto de crisparnos pero que se resuelven finalmente con una contención digna del Gandhi más equilibrado. En efecto, es difícil ver esta película y no quedarte con la sensación de que, efectivamente, quizás hay otro modo de actuar que no sea el del primer impulso, el de las tripas.....yo diría, que más que nunca esta es una película “necesaria”.

Recientemente ha participado en los Premios del cine europeo y aunque ganó como mejor película “Melancolía” de Lars Von Trier, Susanne Bier se llevó el premio a mejor director europeo del año.

Por cierto, como siempre, fabulosa la crítica de Oti Rodríguez Marchante: http://www.abc.es/20110401/cultura/abcp-sobre-heridas-vendas-20110401.html


MIS ESCENAS FAVORITAS ¡¡¡CUIDADO, CONTIENE SPOILERS!!!!




- El primer encuentro de Christian con los compañeros de Elias, en el que sale malparado y la venganza unas escenas más adelante en los baños.
- La conversación de Christian en el coche con su padre justificándose: “Papá, no entiendes nada, esto pasa en todos los colegios”
- El encontronazo entre el mecánico y el padre de Christian en los columpios y unas escenas más adelante la forma en que trata de demostrarles a los chicos que la mejor respuesta ante un imbécil es poner la otra mejilla (“Ya ha perdido” les dice, pero su hijo se pregunta si el mecánico sabe que ha perdido).
- La forma en que Anton decide expulsar de su “hospital” al mafioso local, Big Man, en el país africano y la venganza colectiva que se produce.
- La escena final de Antón acudiendo a ver a Christian en el tejado al que suele acudir cuando se siente mal.