martes, 9 de octubre de 2018

"Todos lo saben" (Asghar Farhadi, 2018)

Sorprende y fascina comprobar como alguien, en teoría tan poco autóctono como el director iraní Asghar Farhadi, ha sabido captar con tanta "verdad" y detalle la esencia e idiosincrasia de nuestro mundo rural. En esta película se relata un caso criminal, pero no es lo más importante, pese a que sea lo que despierta el interés, lo que suscita el debate y lo que nos mantiene en tensión y con interés de principio a fin. Lo importante, en mi opinión, es que gracias a la puesta en escena y a un reparto excepcional penetramos en ese ambiente casi familiar y reconocible que es el de nuestros pueblos, en el que todo el mundo sabe todo gracias a los dimes y diretes y en el que conviven trabajadores de sol a sol, antiguos terratenientes venidos a menos, gentes ambiciosas dispuestas a todo por un pedazo de tierra, envidias, rencillas familiares pero también buenas gentes de gran corazón, festejos inigualables, inolvidables amores de infancia y juventud y amaneceres y atardeceres mágicos.

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País: Francia, España
Duración: 130 min.
Género: Drama
Reparto: Penélope Cruz, Javier Bardem, Ricardo Darín, Bárbara Lennie, Inma Cuesta, Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Roger Casamajor, Ramón Barea, José Ángel Egido, Jordi Bosch
Distribuidora: Universal Pictures International Spain
Productora: Morena Films, Lucky Red, Memento Films Production
Director de fotografía: José Luis Alcaine
Guionista: Asghar Farhadi
Montador: Haydeh Safi-Yari
Música: Alberto Iglesias, Javier Limón









Lo primero que llama la atención es que el director es el iraní Asghar Farhadi, ganador del óscar a mejor película de habla no inglesa en dos ocasiones (lo cual no es que sea raro, es que es rarísimo) por “Nader y Simin, una separación” (2011) y por “El viajante” (2016). Este dato forma parte del anecdotario, pero es importante porque quiere decir que uno de los directores más reputados y con un cine más personal y reconocido del panorama internacional  ha escogido contar una historia con raigambre española para hacer su película. Él filma en Francia, pero en esta ocasión ha querido hacerlo en España, con un equipo mayoritariamente español y que habla español, centrándose en una historia que sucede en un pueblo de aquí. Al parecer llevaba varios años con la idea en la cabeza y se la propuso a Penélope Cruz (importante también saber que el guión es suyo).

Digo esto porque sólo el planteárselo es un reto enorme y no estamos hablando de un director cualquiera, sino de alguien que puede elegir sus proyectos, que no necesariamente tiene que trabajar en un idioma extranjero cuyos diálogos debe aprender fonéticamente (como ha hecho) para saber si la dicción es la adecuada para lo que quiere que expresen sus actores. Farhadi no es un director de encargo, es alguien que hace lo que quiere hacer y que asume riesgos artísticos.

Dicen sus actores que es meticuloso, detallista, muy exigente con ellos y eso se nota en cada escena, donde se percibe minuciosidad  con el plano elegido, en el decorado de fondo, con la luz utilizada y en el trabajo de los actores, todo está muy planificado. Particularmente la puesta en escena de esta película me parece extraordinaria y el trabajo de los actores excepcional. En cuanto a esto último es realmente una consecuencia de la historia y de la calidad de todo el elenco. El argumento da juego para que se luzcan y vaya si se lucen todos.

Yendo propiamente al meollo de lo que es la película he de avanzar que es muy complicado hablar de ella sin hacer spoilers o sin destapar algo y lo voy a intentar pero recomiendo que se lea una vez vista.
“Todos lo saben” cuenta un suceso de unos pocos días pero en el que el pasado tiene mucho que decir,  arranca cuando Laura (Penélope Cruz) regresa a su pueblo desde Argentina con sus dos hijos para asistir a la boda de su hermana Ana (Inma Cuesta). Este regreso implica volver a ver a su familia y reencontrarse con Paco (Javier Bardem), un antiguo amor de juventud.  Lo que en principio es alegría, reencuentros, alborozo termina transformándose en angustia y dolor cuando algo sucede en las celebraciones del enlace (lo mejor es no hablar de ello y verlo). A partir de ese momento el tono costumbrista y el humor que han latido en las escenas iniciales se evaporan y se produce un cambio de género fílmico y penetramos en un drama intenso con un trasfondo criminal.


Particularmente me fascina como Farhadi domina los géneros que maneja en esa estructura de díptico siempre vertebrada por el suspense (muy interesante esto, no nos da datos previos, vamos descubriendo todo el trasfondo poco a poco), pero me maravilla mucho más si cabe como capta con su cámara escenas que nos son tan propias, tan autóctonas. Tanto en la fiesta de la boda como en los diálogos (algunos agrios) entre personajes, donde percibo lugares comunes de nuestra esencia hispana, nunca forzados ni estereotipados. Me encanta como se resuelven todas esas escenas, me parece que destilan “verdad” y autenticidad, me recuerdan situaciones vividas semejantes. Y no sólo en esos casos, cuando los personajes bailan, beben, ríen, bromean, discuten, dialogan o simplemente callan (impresionantes esos silencios que lo dicen todo de Elvira Mínguez), con gestos y formas que son tan de aquí (mérito sobretodo de los actores) sino también por cómo el director juega con la posición de su cámara (que es el punto de vista desde el que como espectadores vemos lo que sucede) ya que puede situarla a la altura de un niño (haciendo que sintamos lo perdido que puede sentirse entre las piernas de los invitados a la boda), puede situarla en una ventana (viendo casi a hurtadillas lo que ocurre fuera como hacemos todos en los pueblos), puede usar  la de un dron (para tener una perspectiva cenital de lo que sucede) o puede colocarla en interiores y exteriores para ser testigo de conversaciones privadas con las que ataremos cabos argumentales o de hermosas puestas de sol, que nos recuerdan donde sucede todo y lo hermosa que es la España rural pese a todo.

También me parece magnífica la forma en que nos cuenta lo que quiere contar (no sólo lo evidente), usando el suspense como motor de interés. No se nos dan  datos previos, no se nos pone en antecedentes. Sólo hay una escena inicial en la que vemos a alguien que recorta unas noticias. Esa escena nos pone sobre aviso de que algo terrible puede suceder, pero a partir de ese momento la información va llegando con cuenta gotas. Somos nosotros los que vamos hilando las relaciones que tienen los personajes unos con otros y con la información que vamos obteniendo de escenas y diálogos vamos  extrayendo nuestras propias conclusiones.  Deducimos cosas sobre los personajes partiendo de lo que les vemos hacer y decir. No manejamos toda la información, que permanece oculta, pero vamos “escarbando” de aquí y allá para adelantarnos al desenlace.


Farhadi juega con esto, nos da la información que quiere para que saquemos las deducciones que le interesan y de este modo consigue un suspense irresistible; pero en mi opinión consigue algo mucho mejor. En realidad nos convierte en habitantes de ese pueblo y con unos pocos datos, como los propios lugareños, elaboramos nuestra propia teoría conforme avanza la historia (cambiando incluso de posible culpable). La película creo que trata sobre eso realmente, sobre como en los pueblos (en este caso españoles, pero pueden ser de cualquier parte del mundo) los lugareños intercambiamos información, hablamos sobre lo que les pasa a nuestros vecinos y sacamos nuestras propias conclusiones. En los pueblos todos lo saben,  todos lo sabemos, todos sabemos todo, pero ¿realmente que sabemos? ¿sabemos la verdad? ¿O sabemos lo que hemos deducido con lo que hemos visto y nos han contado?

La trama argumental llega un momento que puede resultar  compleja y puede volverse difícil de hilar; pero creo que eso lo pretende Farhadi para mantener el suspense hasta el final y dejar la conclusión relativamente abierta permite que pueda haber debate y enriquece la película porque invita a que cada uno de nosotros como espectadores hagamos nuestra propia composición de lugar. Mi teoría, en cambio, es que todo resulta más simple de lo que parece. Hay un momento en que deja de jugar al suspense y Farhadi te cuenta la verdad y la verdad termina siendo mucho más simple de lo que habías imaginado, como lo suele ser la propia realidad, en la que muchas veces los dimes y diretes solo tienen algo de verdad y mucho de exagerado e intuido.

Son muchas cosas que están muy bien, da para hablar muchísimo, me encanta esta película, pero por resumir me quedo con lo bien que está retratada la atmósfera rural; lo bien que están representados los personajes con un grupo de actores que son la flor y nata de nuestro cine y que están enormes todos (mi debilidad en esta ocasión Bardem); lo bien que refleja la ambición, las envidias y otros sentimientos pegados al terruño; lo bien utilizado que está el suspense y como consigue que nosotros “también sepamos”…..aunque, ¿de verdad lo sabemos? Si sabemos sólo es porque al final el director si nos cuenta la información que nos falta y la hace explícita….nos cuenta que todo puede ser más sencillo de lo que parece, que la ambición y la ignorancia no respetan nada (mucho menos el dolor ajeno) y que, a la postre, suelen “perder” los que más dan (o quizás no porque tener la conciencia tranquila equivale a ser infinitamente rico).