Lo que más me sorprende de "Mula" es que ni por asomo es lo que me esperaba, aunque quizás sea cosa de un trailer que me provocó falsas expectativas. Para nada es la película de tono criminal, policiaco o de acción que pensaba que sería, aunque de todo ello tiene algo. Más que otra cosa se trata de un drama clásico crepuscular sobre un "perdedor" en el que vemos a un hombre que trata de redimir los errores de su vida y me recuerda en cierto modo a una de las obras maestras más infravaloradas del Eastwood director, "Un mundo perfecto". Está contada con buen pulso, no aburre, incluso te llega e impacta, pero es una película reposada, narrada con cierto sosiego, reflexiva, de emoción serena propia de lo que era Eastwood cuando la filmó, un octogenario ya casi en los noventa años que ve las cosas de otra manera, con una perspectiva distinta, con mucho por decir, pero sin ganas de hacerlo de forma rimbombante.
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