Título original: The Mummy: Tomb of the Dragon Emperor
País: Estados Unidos, Canadá, Alemania
Duración: 114 min.
Género: Aventura
Reparto: Brendan Fraser, Russell Wong, Jet Li, Michelle Yeoh, John Hannah, Maria Bello, Luke Ford, Isabella Leong, Anthony Wong Chau-Sang, Albert Kwan, Tian Liang
Guión: Alfred Gough, Miles Millar
Distribuidora: Universal International Pictures
Productora: Universal Pictures, Alphaville Films, The Sommers Company, Relativity Media, Giant Studios, Nowita Pictures, Sean Daniel Company
Diseño de Producción: Nigel Phelps
Fotografía: Simon Duggan
Montaje: Joel Negron, Kelly Matsumoto
Música: Randy Edelman
Productor: Bob Ducsay, James Jacks, Josette Perrotta, Sean Daniel, Stephen Sommers
Productor asociado: Marc Pitre
Productor ejecutivo: Chris Brigham
Vestuario: Sanja Milkovic Hays
“La momia” se convirtió en 1999 en un soplo de aire fresco al recuperar el cine de aventuras que tan bien había funcionado en los ochenta con la saga de Indiana Jones. La propuesta era algo diferente, con un guión en el que se combinaban francamente bien la acción y una cierta comicidad, pero llenaba un hueco que estaba vacío desde “Indiana Jones y la última cruzada”. Sólo por ello era una película bienvenida y más lo fue en taquilla su continuación “El regreso de la momia” (2001).
Está claro que la fórmula funciona porque cine de aventuras debería haber siempre disponible para nuestros ojos en los cines. Así lo entendió Universal, productora que ha tratado de sacar adelante esta tercera parte durante mucho tiempo y que, finalmente lo ha hecho este verano con un estreno cercano en el tiempo a “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal” aunque ya sin su creador, Stephen Sommers (sólo en labores de producción) ni Rachel Weisz, que no quiso hacer esta tercera parte.
Se nota en esta tercera entrega que la fórmula que ideó el director, productor y guionista Stephen Sommers se ha agotado o ya no funciona como lo hizo. Pienso que en la taquilla esta película tendrá una buena acogida porque durante los meses de verano al público le apetece ir al cine a ver productos de evasión y esta tercera entrega ofrece lo que promete, ni más ni menos; pero digamos que es más de lo mismo y yo diría que está uno o dos peldaños por debajo de sus predecesoras. Además el ámbito cinematográfico en el que quiere abrirse hueco está más sobrecargado de títulos similares que cuando se estrenó la primera parte y esa mezcla de ficción y aventura ha dado títulos recientes de gran calidad con los que es inevitable comparar.
La película empieza bien, con uno de esos preámbulos ya característicos de esta saga, en el que se narran los precedentes que debemos conocer para disfrutar la acción posterior y la película parece tomarse su tiempo para explicar la situación de los protagonistas, que ha cambiado respecto a las entregas anteriores. Hasta ahí nada que objetar y de hecho hay varias escenas realmente conseguidas como el descubrimiento de los guerreros de Terracota por parte del joven Alex O’Connell que en algunos momentos recuerda al primer Indiana Jones, aunque he tenido la sensación en esta película que ninguno de los actores (salvo la siempre extraordinaria Mihelle Yeoh) parecen muy “metidos” en la historia y desde luego se echa mucho de menos el magnetismo de Rachel Weisz (esto sin desmerecer el trabajo de Maria Bello que es mucho mejor actriz de lo que puede demostrar aquí).
Mi problema como espectador llega cuando la película quiere volverse trepidante, que es bastante pronto, todo hay que decirlo, y es que pienso que Rob Cohen (el director sustituto de Stephen Sommers) comete el error que se comete en muchas películas de acción y aventuras, en las que se quiere rizar el rizo respecto a otras películas o respecto a lo que ya se ha hecho y en ese intento se fracasa porque lo importante estoy convencido que no es lo que se ve, sino cómo se cuenta. Si nos ceñimos a lo que se ve desde luego la persecución por las calles de Shanghai o la avalancha de nieve que se ven en esta película suponen un tremendo esfuerzo, sobretodo para la sección de efectos especiales, para superar lo que ya habíamos disfrutado en las entregas anteriores de “La momia”, pero existe una sensación de que cualquier cosa puede pasar y que los protagonistas saldrán indemnes de ello, realmente no hay tensión, no se siente sensación de peligro y ese es el principal mal que encuentro a esta tercera parte donde además la comicidad, no tan bien insertada en el guión, lo que hace es aumentar esa sensación y anular en parte la emoción. Por así decirlo, el calificativo que asociaría a las escenas de acción es “excesivas”, como pasaba por ejemplo con “XXX”.
Al hilo de ello creo que Rob Cohen es un director irregular que pese a títulos con impacto en taquilla como “Dragonheart” (1996), “Daylight” (1996), “A todo gas” (2001) o “XXX” (2002) no ha logrado todavía su mejor película y ésta no lo es. Pienso que tratando de ser espectacular con sus imágenes da mucha más importancia a lo que se ve que la relación causa/efecto que provoca las escenas que es a la postre lo que da emoción e intensidad a cada situación y así nos encontramos en muchos momentos con una alocada sucesión de momentos de acción de gran espectacularidad pero que se suceden de forma atropellada. Esto también podría ser responsabilidad del montaje, aunque me arriesgo a pensar que ha sido Cohen, quien en alguna entrevista ha reconocido que por ejemplo introdujo el “Foo dog” y al dragón de tres cabezas que se pueden ver en esta película para aumentar la presencia de criaturas fantásticas en la película. No sé, me parece una decisión caprichosa y basada en un intento desesperado por buscar la espectacularidad a toda costa, algo que puede gustar a mucha gente, pero que a mí me parece “cogido por los pelos”.
La sensación final que te deja esta tercera parte es que la franquicia está pues agotada y aunque se ha intentado hacer algo diferente (desde luego “El rey escorpión” parece más tercera parte que ésta) no creo que sea el camino a seguir por muy buenos resultados de recaudación que tenga la película, que es lógico pensar que los tendrá. Este es el típico caso en el que pienso en ¿Por qué no han iniciado otra saga sin la presión de superar a los títulos precedentes y buscando nuevas líneas argumentales y otros personajes? Seguramente quienes han trabajado en esta película se han visto ceñidos a la idiosincrasia de la serie y no han podido sacar todo el jugo a lo que podrían haber hecho. Seguramente a Rob Cohen le habría salido mejor su “Sinbad”, que era el proyecto que tenía entre manos y que quería hacer antes de aceptar este encargo. Y seguramente y pese a todo, la película dará dinero, lo cual demuestra que a los cines hoy en día se va a entretenerse dando por hecho que una película de aventuras es entretenida de por sí, lo cual es muy cierto si uno no ha visto muchas y no puede comparar. Por eso también muchos títulos de hoy en día triunfan gracias al público más joven.
“La momia” se convirtió en 1999 en un soplo de aire fresco al recuperar el cine de aventuras que tan bien había funcionado en los ochenta con la saga de Indiana Jones. La propuesta era algo diferente, con un guión en el que se combinaban francamente bien la acción y una cierta comicidad, pero llenaba un hueco que estaba vacío desde “Indiana Jones y la última cruzada”. Sólo por ello era una película bienvenida y más lo fue en taquilla su continuación “El regreso de la momia” (2001).
Está claro que la fórmula funciona porque cine de aventuras debería haber siempre disponible para nuestros ojos en los cines. Así lo entendió Universal, productora que ha tratado de sacar adelante esta tercera parte durante mucho tiempo y que, finalmente lo ha hecho este verano con un estreno cercano en el tiempo a “Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal” aunque ya sin su creador, Stephen Sommers (sólo en labores de producción) ni Rachel Weisz, que no quiso hacer esta tercera parte.
Se nota en esta tercera entrega que la fórmula que ideó el director, productor y guionista Stephen Sommers se ha agotado o ya no funciona como lo hizo. Pienso que en la taquilla esta película tendrá una buena acogida porque durante los meses de verano al público le apetece ir al cine a ver productos de evasión y esta tercera entrega ofrece lo que promete, ni más ni menos; pero digamos que es más de lo mismo y yo diría que está uno o dos peldaños por debajo de sus predecesoras. Además el ámbito cinematográfico en el que quiere abrirse hueco está más sobrecargado de títulos similares que cuando se estrenó la primera parte y esa mezcla de ficción y aventura ha dado títulos recientes de gran calidad con los que es inevitable comparar.
La película empieza bien, con uno de esos preámbulos ya característicos de esta saga, en el que se narran los precedentes que debemos conocer para disfrutar la acción posterior y la película parece tomarse su tiempo para explicar la situación de los protagonistas, que ha cambiado respecto a las entregas anteriores. Hasta ahí nada que objetar y de hecho hay varias escenas realmente conseguidas como el descubrimiento de los guerreros de Terracota por parte del joven Alex O’Connell que en algunos momentos recuerda al primer Indiana Jones, aunque he tenido la sensación en esta película que ninguno de los actores (salvo la siempre extraordinaria Mihelle Yeoh) parecen muy “metidos” en la historia y desde luego se echa mucho de menos el magnetismo de Rachel Weisz (esto sin desmerecer el trabajo de Maria Bello que es mucho mejor actriz de lo que puede demostrar aquí).
Mi problema como espectador llega cuando la película quiere volverse trepidante, que es bastante pronto, todo hay que decirlo, y es que pienso que Rob Cohen (el director sustituto de Stephen Sommers) comete el error que se comete en muchas películas de acción y aventuras, en las que se quiere rizar el rizo respecto a otras películas o respecto a lo que ya se ha hecho y en ese intento se fracasa porque lo importante estoy convencido que no es lo que se ve, sino cómo se cuenta. Si nos ceñimos a lo que se ve desde luego la persecución por las calles de Shanghai o la avalancha de nieve que se ven en esta película suponen un tremendo esfuerzo, sobretodo para la sección de efectos especiales, para superar lo que ya habíamos disfrutado en las entregas anteriores de “La momia”, pero existe una sensación de que cualquier cosa puede pasar y que los protagonistas saldrán indemnes de ello, realmente no hay tensión, no se siente sensación de peligro y ese es el principal mal que encuentro a esta tercera parte donde además la comicidad, no tan bien insertada en el guión, lo que hace es aumentar esa sensación y anular en parte la emoción. Por así decirlo, el calificativo que asociaría a las escenas de acción es “excesivas”, como pasaba por ejemplo con “XXX”.
Al hilo de ello creo que Rob Cohen es un director irregular que pese a títulos con impacto en taquilla como “Dragonheart” (1996), “Daylight” (1996), “A todo gas” (2001) o “XXX” (2002) no ha logrado todavía su mejor película y ésta no lo es. Pienso que tratando de ser espectacular con sus imágenes da mucha más importancia a lo que se ve que la relación causa/efecto que provoca las escenas que es a la postre lo que da emoción e intensidad a cada situación y así nos encontramos en muchos momentos con una alocada sucesión de momentos de acción de gran espectacularidad pero que se suceden de forma atropellada. Esto también podría ser responsabilidad del montaje, aunque me arriesgo a pensar que ha sido Cohen, quien en alguna entrevista ha reconocido que por ejemplo introdujo el “Foo dog” y al dragón de tres cabezas que se pueden ver en esta película para aumentar la presencia de criaturas fantásticas en la película. No sé, me parece una decisión caprichosa y basada en un intento desesperado por buscar la espectacularidad a toda costa, algo que puede gustar a mucha gente, pero que a mí me parece “cogido por los pelos”.
La sensación final que te deja esta tercera parte es que la franquicia está pues agotada y aunque se ha intentado hacer algo diferente (desde luego “El rey escorpión” parece más tercera parte que ésta) no creo que sea el camino a seguir por muy buenos resultados de recaudación que tenga la película, que es lógico pensar que los tendrá. Este es el típico caso en el que pienso en ¿Por qué no han iniciado otra saga sin la presión de superar a los títulos precedentes y buscando nuevas líneas argumentales y otros personajes? Seguramente quienes han trabajado en esta película se han visto ceñidos a la idiosincrasia de la serie y no han podido sacar todo el jugo a lo que podrían haber hecho. Seguramente a Rob Cohen le habría salido mejor su “Sinbad”, que era el proyecto que tenía entre manos y que quería hacer antes de aceptar este encargo. Y seguramente y pese a todo, la película dará dinero, lo cual demuestra que a los cines hoy en día se va a entretenerse dando por hecho que una película de aventuras es entretenida de por sí, lo cual es muy cierto si uno no ha visto muchas y no puede comparar. Por eso también muchos títulos de hoy en día triunfan gracias al público más joven.
Por cierto, no hay que perderse los títulos de crédito de Karin Fong y Steve Fuller, están francamente bien, en la línea gráfica de “300”.