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Título original: Changeling
País: Estados Unidos
Duración: 140 min.
Género: Intriga, Drama
Reparto: Jason Butler Harner, Devon Conti, Gabriel Schwalenstocker, Jason Ciok, Kevin Glikmann, Anthony Giangrande, Riki Lindhome, Devon Gearhart, Angelina Jolie, Eddie Alderson, Michael Kelly, Colm Feore, Jeffrey Donovan, John Malkovich, Amy Ryan
Guión: J. Michael Straczynski
Distribuidora: Universal International Pictures
Productora: Malpaso Productions, Imagine Entertainment
Dirección artística: Patrick M. Sullivan Jr.
Diseño de Producción: James J. Murakami
Fotografía: Tom Stern
Montaje: Joel Cox
Productor: Brian Grazer, Robert Lorenz, Ron Howard
Productor ejecutivo: J. Geyer Kosinski
Vestuario: Corey Bronson
Creo que no debe haber nada más reconfortante que ver tu trabajo reconocido y comprobar que éste, sea cual sea, provoca auténticos ríos de tinta. Es lo que consigue Clint Eastwood con cada una de sus películas desde hace dos décadas y que dure.
El pistolero del poncho (véanse “La muerte tenía un precio” o “Por un puñado de dólares”) se ha convertido en uno de los más grandes directores de la actualidad y cada proyecto suyo se acoje como todo un acontecimiento cinematográfico y provoca lo dicho, ríos de comentarios, lo cual es a menudo, porque filma rápido como pocos y se está dedicando a acumular obras maestras en ésta etapa de su vida que ojalá le dure muchos años aunque ya anda por los 78.
Este año “El intercambio” es su primer regalo porque como ocurriera hace dos años con “Banderas de nuestros padres” y “Cartas desde Iwo Jima” estrena dos películas, la segunda será “Gran Torino” (de ella se habla para los óscars por lo que a su actuación se refiere) y después, ya en el 2009, vendrá “The human factor”. Antes de éstas la trayectoria como director es impresionante con diecisiete películas en los últimos veinte años a cual mejor y por no citarlas todas señalaré que mis favoritas son: “Sin perdón”, “Mystic river”, “Los puentes de Madison” pero sobretodo “Million dolar baby” y “Un mundo perfecto” que considero dos obras maestras rotundas.
“El intercambio” es otra gran película más que añadir a sus aciertos y aunque está por debajo de las mencionadas pienso que sirve para asentar su bien ganada fama de director de culto porque una vez más demuestra que está por encima de la media de lo que se rueda hoy en día. Es como si el cine fuera por un lado y Clint Eastwood por otro, está más allá del bien y del mal, de modas y de corrientes. Ya nadie duda que es un “autor”, uno de los más grandes y eso aún cuando hace una película de encargo como es ésta porque es una película que le encargó la Universal Pictures cuando Ron Howard no pudo encargarse de filmarla por estar inmerso en otros dos proyectos (“Frost/Nixon” que es una de las favoritas para los óscars de este año y “Ángeles y demonios” que es la continuación de “El código Da Vinci”).
Lo mejor de “El intercambio” es que una vez vista provoca multitud de debates o aspectos a comentar y sobre los que meditar. Me parece una película de gran interés por ello, porque basada en un hecho real entremezcla el drama de la protagonista Christine Collins con la investigación del terrible caso de los asesinatos del gallinero de Wineville y a partir de ambos Eastwood plantea un abanico de asuntos sobre los que meditar, muchos de ellos universales y de completa actualidad aunque el argumento se instale a comienzos de siglo XX en Los Ángeles: la corrupción policial y política, la discriminación de género de una sociedad, el maltrato infantil, la pena de muerte.....y como colofón una moraleja que pienso que es la auténtica carga de profundidad que se nos lanza y con la que estoy plenamente de acuerdo: la esperanza es el motor que nos hace continuar.
No acaba en ello el poder que tiene esta película para provocar estudios y comentarios porque atendiendo a lo meramente cinematográfico sus dos horas y media de metraje perfectamente ajustados son una demostración de saber hacer, de tino fílmico por así decirlo. He leído en alguna parte que a Eastwood le saldrían películas perfectas si duraran menos y eso es algo con lo que estoy de acuerdo por completo en algún caso como “Banderas de nuestros padres” por ejemplo, pero no en este caso donde pienso que encuentra el equilibrio justo para desarrollar todo lo que tiene entre manos y todo lo que quiere contar.
Sí es cierto que la película es lo que vulgarmente denominaríamos un “dramón” en toda regla y que exige que el espectador quiera ver el argumento para disfrutarlo por completo, pero lejos de demoler nuestro ánimo por completo (que lo hace pero a calculadas dosis y en determinados momentos) Eastwood consigue un desarrollo adecuado para que nuestras emociones vayan fluctuando ligeramente y no sólo nos topemos con la losa del drama. Hay en esta película una suerte de equilibrio interno que la hace especial y que permite que el espectador avance por la historia que cuenta sin perder interés con curiosidad inicial, conteniendo la respiración después, empatizando con la protagonista, sufriendo con ella, queriendo saber más, sorprendiéndose primero y aterrorizándose después, sintiendo frustración, ira, alivio, compasión, dolor o esperanza. Al final uno siente haber pasado por un vía crucis que deja una huella en el ánimo y queda epatado en su butaca disfrutando de la magnífica toma cenital de Los Ángeles 1928 mientras suena la suave melodía de la banda sonora que ha compuesto el propio Clint Eastwood (este hombre es increíble).
Ni que decir tiene que Angelina Jolie tiene una nominación fija para los óscars y ya veremos si no lo gana como mejor intérprete femenina de este año (con permiso de Kate Winslet y la ubicua Meryl Streep tendrá que ser) porque solventa con sobresaliente todos y cada uno de los cambios de ánimo que hemos reseñado antes. Y por su puesto el resto del reparto está espectacular cumpliendo a la perfección con sus papeles en una película que es intensa y que requería intensidad en cada uno de los secundarios (también magníficos Malkovich, Butler Harner, Colm Feore aunque este año con el joker de Heath Ledger el premio es inalcanzable).
Sólo una pega a todo lo dicho que tiene más que ver con los personajes que con los actores y es que quizás el tratamiento de buenos/malos que se da a algunos de ellos pueda molestar a quienes busquen una traslación realista de los hechos, pero bueno, eso será en otra película. A mí lo que me importa es que la película me llega y que escenas tan apabullantes como la de la horca o los cara a cara de Christine con el responsable de la investigación de su caso me hacen replantearme mil cosas. En el fondo ¿qué mas da un cierto tratamiento maniqueo si lo importante no es quién es bueno o malo sino si una situación es lógica o no lo es? Los personajes pueden ser anecdóticos (no lo serán para cualquiera que vea esta película gracias a los actores), pero los hechos no.
En suma y por acortar lo que podría ser una reseña mastodóntica, una gran película, otra más de Eastwood, que hay que ver si lo que gusta es el drama o si se quiere ver buen cine sin complejos, una película de la que se pueden decir muchísimas cosas y que suscita muchísimos debates y que contribuye a adornar más si cabe una trayectoria que es inigualable y que ojalá que dure muuuucho más, la del Clint Eastwood director, un genio a caballo entre el siglo XX y XXI y nunca mejor dicho.
Creo que no debe haber nada más reconfortante que ver tu trabajo reconocido y comprobar que éste, sea cual sea, provoca auténticos ríos de tinta. Es lo que consigue Clint Eastwood con cada una de sus películas desde hace dos décadas y que dure.
El pistolero del poncho (véanse “La muerte tenía un precio” o “Por un puñado de dólares”) se ha convertido en uno de los más grandes directores de la actualidad y cada proyecto suyo se acoje como todo un acontecimiento cinematográfico y provoca lo dicho, ríos de comentarios, lo cual es a menudo, porque filma rápido como pocos y se está dedicando a acumular obras maestras en ésta etapa de su vida que ojalá le dure muchos años aunque ya anda por los 78.
Este año “El intercambio” es su primer regalo porque como ocurriera hace dos años con “Banderas de nuestros padres” y “Cartas desde Iwo Jima” estrena dos películas, la segunda será “Gran Torino” (de ella se habla para los óscars por lo que a su actuación se refiere) y después, ya en el 2009, vendrá “The human factor”. Antes de éstas la trayectoria como director es impresionante con diecisiete películas en los últimos veinte años a cual mejor y por no citarlas todas señalaré que mis favoritas son: “Sin perdón”, “Mystic river”, “Los puentes de Madison” pero sobretodo “Million dolar baby” y “Un mundo perfecto” que considero dos obras maestras rotundas.
“El intercambio” es otra gran película más que añadir a sus aciertos y aunque está por debajo de las mencionadas pienso que sirve para asentar su bien ganada fama de director de culto porque una vez más demuestra que está por encima de la media de lo que se rueda hoy en día. Es como si el cine fuera por un lado y Clint Eastwood por otro, está más allá del bien y del mal, de modas y de corrientes. Ya nadie duda que es un “autor”, uno de los más grandes y eso aún cuando hace una película de encargo como es ésta porque es una película que le encargó la Universal Pictures cuando Ron Howard no pudo encargarse de filmarla por estar inmerso en otros dos proyectos (“Frost/Nixon” que es una de las favoritas para los óscars de este año y “Ángeles y demonios” que es la continuación de “El código Da Vinci”).
Lo mejor de “El intercambio” es que una vez vista provoca multitud de debates o aspectos a comentar y sobre los que meditar. Me parece una película de gran interés por ello, porque basada en un hecho real entremezcla el drama de la protagonista Christine Collins con la investigación del terrible caso de los asesinatos del gallinero de Wineville y a partir de ambos Eastwood plantea un abanico de asuntos sobre los que meditar, muchos de ellos universales y de completa actualidad aunque el argumento se instale a comienzos de siglo XX en Los Ángeles: la corrupción policial y política, la discriminación de género de una sociedad, el maltrato infantil, la pena de muerte.....y como colofón una moraleja que pienso que es la auténtica carga de profundidad que se nos lanza y con la que estoy plenamente de acuerdo: la esperanza es el motor que nos hace continuar.
No acaba en ello el poder que tiene esta película para provocar estudios y comentarios porque atendiendo a lo meramente cinematográfico sus dos horas y media de metraje perfectamente ajustados son una demostración de saber hacer, de tino fílmico por así decirlo. He leído en alguna parte que a Eastwood le saldrían películas perfectas si duraran menos y eso es algo con lo que estoy de acuerdo por completo en algún caso como “Banderas de nuestros padres” por ejemplo, pero no en este caso donde pienso que encuentra el equilibrio justo para desarrollar todo lo que tiene entre manos y todo lo que quiere contar.
Sí es cierto que la película es lo que vulgarmente denominaríamos un “dramón” en toda regla y que exige que el espectador quiera ver el argumento para disfrutarlo por completo, pero lejos de demoler nuestro ánimo por completo (que lo hace pero a calculadas dosis y en determinados momentos) Eastwood consigue un desarrollo adecuado para que nuestras emociones vayan fluctuando ligeramente y no sólo nos topemos con la losa del drama. Hay en esta película una suerte de equilibrio interno que la hace especial y que permite que el espectador avance por la historia que cuenta sin perder interés con curiosidad inicial, conteniendo la respiración después, empatizando con la protagonista, sufriendo con ella, queriendo saber más, sorprendiéndose primero y aterrorizándose después, sintiendo frustración, ira, alivio, compasión, dolor o esperanza. Al final uno siente haber pasado por un vía crucis que deja una huella en el ánimo y queda epatado en su butaca disfrutando de la magnífica toma cenital de Los Ángeles 1928 mientras suena la suave melodía de la banda sonora que ha compuesto el propio Clint Eastwood (este hombre es increíble).
Ni que decir tiene que Angelina Jolie tiene una nominación fija para los óscars y ya veremos si no lo gana como mejor intérprete femenina de este año (con permiso de Kate Winslet y la ubicua Meryl Streep tendrá que ser) porque solventa con sobresaliente todos y cada uno de los cambios de ánimo que hemos reseñado antes. Y por su puesto el resto del reparto está espectacular cumpliendo a la perfección con sus papeles en una película que es intensa y que requería intensidad en cada uno de los secundarios (también magníficos Malkovich, Butler Harner, Colm Feore aunque este año con el joker de Heath Ledger el premio es inalcanzable).
Sólo una pega a todo lo dicho que tiene más que ver con los personajes que con los actores y es que quizás el tratamiento de buenos/malos que se da a algunos de ellos pueda molestar a quienes busquen una traslación realista de los hechos, pero bueno, eso será en otra película. A mí lo que me importa es que la película me llega y que escenas tan apabullantes como la de la horca o los cara a cara de Christine con el responsable de la investigación de su caso me hacen replantearme mil cosas. En el fondo ¿qué mas da un cierto tratamiento maniqueo si lo importante no es quién es bueno o malo sino si una situación es lógica o no lo es? Los personajes pueden ser anecdóticos (no lo serán para cualquiera que vea esta película gracias a los actores), pero los hechos no.
En suma y por acortar lo que podría ser una reseña mastodóntica, una gran película, otra más de Eastwood, que hay que ver si lo que gusta es el drama o si se quiere ver buen cine sin complejos, una película de la que se pueden decir muchísimas cosas y que suscita muchísimos debates y que contribuye a adornar más si cabe una trayectoria que es inigualable y que ojalá que dure muuuucho más, la del Clint Eastwood director, un genio a caballo entre el siglo XX y XXI y nunca mejor dicho.