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Título original: Alice in Wonderland.
País: USA.
Duración: 108 min.
Género: Fantasía, aventuras. Interpretación: Mia Wasikowska (Alicia), Johnny Depp (Sombrerero Loco), Helena Bonham Carter (Iracunda, la Reina Roja), Alan Rickman (voz de la oruga), Anne Hathaway (Miranda, la Reina Blanca), Michael Sheen (voz del Conejo Blanco), Stephen Fry (voz del Gato de Cheshire), Timothy Spall (voz del sabueso), Crispin Glover (Jota de Corazones), Christopher Lee (voz de Galimatazo), Matt Lucas (Tweedledee y Tweedledum).
Guión: Linda Woolverton; basado en los libros “Alicia en el País de las Maravillas” y “A través del espejo” de Lewis Carroll.
Producción: Joe Roth, Jennifer Todd, Suzanne Todd y Richard D. Zanuck.
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Chris Lebenzon.
Diseño de producción: Robert Stromberg.
Vestuario: Colleen Atwood.
Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Pictures Spain.
Estreno en USA: 5 Marzo 2010.
Estreno en España: 16 Abril 2010. No recomendada para menores de 7 años.
Siempre que veo una película de Tim Burton tengo la sensación de que “casi” ha hecho una obra maestra (bueno salvo con “El planeta de los simios” que lo que hizo fue confirmar que la verdadera obra maestra era la película original de Franklin J. Schaffner). El caso es que otra vez me ha pasado lo mismo.
De nuevo Burton logra una película hipnótica, de imágenes subyugantes y plagada de personajes tan raros como intuyo que es él, que viene a ser ni más ni menos el Spielberg de lo “raro” (no me gustan mucho este tipo de comparaciones, pero es que se explica bien lo que se me pasa por la cabeza).
En esta “Alicia en el país de las maravillas” se recupera a sí mismo para la taquilla (Sweeney Todd era dificililla en ese sentido) llevando más allá el cuento clásico y fantaseando sobre la vuelta de la protagonista al mundo mágico para derrocar a la reina roja (magníficamente personificada por una cabezonísima Helena Bonham Carter alterada por ordenador y con la que intuyo que se han divertido en el rodaje). De este modo para los que ya nos conocemos el cuento (sobretodo gracias a la versión de Disney) hay una historia nueva que echarse al cuerpo y se garantizan unas dosis de asombro, entretenimiento y emoción, aunque realmente lo imaginativo es el diseño y la puesta en escena más que el argumento, que resulta previsible y facilón.
Esencialmente esta nueva propuesta de Burton es ante todo un entretenimiento de primera magnitud, en una línea similar a la del “Avatar” de Cameron, con la que guarda un cierto parentesco por aquello del 3D y del fascinante inmersión que consigue que hagamos en una realidad que no es real y aunque no está a ese nivel sí que logra su propósito de deslumbrar y divertir, que es de lo que se trata. Realmente el valor añadido que pretende la guionista, Linda Woolverton, indagando en el crecimiento personal de la protagonista es justo reconocerlo pero funciona peor de lo que es puramente entretenimiento.
En lo que Burton siempre está magnífico es en la traslación de los hechos a la pantalla, en la puesta en escena, en la forma en que cuenta la historia, con el ritmo adecuado, impresionando siempre con imágenes que no se parecen a ningún otro director (efectos, diseño artístico y la banda sonora de Danny Elfman ayudan mucho en sus propósitos). Otro cantar me ha parecido siempre su habilidad para emocionar, ya que salvo con “Eduardo Manostijeras” y “Ed Wood”, seguramente sus dos mejores películas, prefiere no tomarse demasiado en serio a sí mismo y huye de emociones intensas en sus personajes para autoparodiarlos incluso (para que se me entienda, en el momento más épico de esta película no se le ocurre cosa mejor al Sombrerero Loco que hacer su “deliranza”, así que como espectador no te lo puedes tomar muy en serio, aunque Burton es eso precisamente lo que creo que quiere). En cualquier caso hay personajes en esta “Alicia” que pretenden ser entrañables incluso en su propia excentricidad siendo muy claro el ejemplo del sombrerero que, para sorpresa de todos, Johnny Deep interpreta sin excesos faciales, precisamente en las antípodas interpretativas de Jack Sparrow o Willy Wonka (¡¡¡qué actor más maravilloso y que filmografía tan espectacular está consiguiendo).
Desde luego esta “Alicia” es un viaje a la fantasía del cuento original adecuado a los nuevos tiempos, con su 3D incluido si se precia (en el que la estrella es el gato de Cheshire sin duda) y con un muestrario de escenas maravillosas que literalmente te transportan. Si casi entrado en los cuarenta me he sentido trasladado a otro lugar supongo que para un tierno infante esta película es de esas que se mantienen en el recuerdo durante muchísimo tiempo y a fin de cuentas eso es lo que se pretendía, actualizar la historia a los tiempos que corren y usando las nuevas técnicas.
No quiero hablar mucho del argumento porque me parece lo más flojito y quiero dejar la sensación de que la película está bien y merece la pena ser vista, pero sí diré que a parte del asunto más lúdico, la aventura en sí y más trascendental, que sería esa obligación que tiene Alicia por asumir responsabilidades para crecer; lo que me parece más destacado es el punto cómico y excéntrico de personajes y situaciones, que generan probablemente los momentos más divertidos (véase la forma en que la reina roja pasa revista a su servicio de ranas por ejemplo). Los tres “protagonistas humanos” de la película al margen de Alicia están deliciosos en sus papeles: como ya he dicho Bonhan-Carter como reina roja; Anne Hathaway como Reina Blanca (con un peinado y pose sospechosamente similares a los de Lisa Marie, ex pareja de Burton con lo que a uno siempre le entra la neura de si no habrá algún significado oculto) y Depp como el Sombrero Loco, que en esta ocasión tiene un papel especialmente importante.
El resto de lo que se va encontrando Alicia es un muestrario de lugares y personajes que no dejan momento para el respiro ni alivio para el asombro. La aparición en concreto del gato de Cheshire es absolutamente mágico y Burton consigue una atmósfera onírica nunca lograda en una película; también son especialmente ensoñadoras las escenas con la oruga (Alan Rickman en la banda sonora original) y el enfrentamiento con el Galimatazo es espectacular como no podía faltar en una película de evasión de las que estamos acostumbrados a ver. No todo son aciertos en cualquier caso, no me gusta demasiado Crispin Glover como el Truhán de corazones y pienso que a veces se pierde intensidad en el relato con tanto personaje y tanta imaginación, pero ya digo que no quiero dar la sensación de que la película esté mal o no me haya gustado porque ofrece lo que promete y por tanto, cumple.
En definitiva esta película es de visión obligatoria en el cine por el 3D (aunque no estaba rodada inicialmente para las gafitas), porque resulta entretenida y visualmente impactante, porque es bueno que la taquilla ayude a proyectos fantásticos que nos transportan a otras realidades, porque Burton lo merece y porque tanto si se conoce la versión de Lewis Carroll como si no es una buena escusa para dejarse llevar por la imaginación, que en el fondo todos llevamos un niño dentro.
Título original: Alice in Wonderland.
País: USA.
Duración: 108 min.
Género: Fantasía, aventuras. Interpretación: Mia Wasikowska (Alicia), Johnny Depp (Sombrerero Loco), Helena Bonham Carter (Iracunda, la Reina Roja), Alan Rickman (voz de la oruga), Anne Hathaway (Miranda, la Reina Blanca), Michael Sheen (voz del Conejo Blanco), Stephen Fry (voz del Gato de Cheshire), Timothy Spall (voz del sabueso), Crispin Glover (Jota de Corazones), Christopher Lee (voz de Galimatazo), Matt Lucas (Tweedledee y Tweedledum).
Guión: Linda Woolverton; basado en los libros “Alicia en el País de las Maravillas” y “A través del espejo” de Lewis Carroll.
Producción: Joe Roth, Jennifer Todd, Suzanne Todd y Richard D. Zanuck.
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Dariusz Wolski.
Montaje: Chris Lebenzon.
Diseño de producción: Robert Stromberg.
Vestuario: Colleen Atwood.
Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Pictures Spain.
Estreno en USA: 5 Marzo 2010.
Estreno en España: 16 Abril 2010. No recomendada para menores de 7 años.
Siempre que veo una película de Tim Burton tengo la sensación de que “casi” ha hecho una obra maestra (bueno salvo con “El planeta de los simios” que lo que hizo fue confirmar que la verdadera obra maestra era la película original de Franklin J. Schaffner). El caso es que otra vez me ha pasado lo mismo.
De nuevo Burton logra una película hipnótica, de imágenes subyugantes y plagada de personajes tan raros como intuyo que es él, que viene a ser ni más ni menos el Spielberg de lo “raro” (no me gustan mucho este tipo de comparaciones, pero es que se explica bien lo que se me pasa por la cabeza).
En esta “Alicia en el país de las maravillas” se recupera a sí mismo para la taquilla (Sweeney Todd era dificililla en ese sentido) llevando más allá el cuento clásico y fantaseando sobre la vuelta de la protagonista al mundo mágico para derrocar a la reina roja (magníficamente personificada por una cabezonísima Helena Bonham Carter alterada por ordenador y con la que intuyo que se han divertido en el rodaje). De este modo para los que ya nos conocemos el cuento (sobretodo gracias a la versión de Disney) hay una historia nueva que echarse al cuerpo y se garantizan unas dosis de asombro, entretenimiento y emoción, aunque realmente lo imaginativo es el diseño y la puesta en escena más que el argumento, que resulta previsible y facilón.
Esencialmente esta nueva propuesta de Burton es ante todo un entretenimiento de primera magnitud, en una línea similar a la del “Avatar” de Cameron, con la que guarda un cierto parentesco por aquello del 3D y del fascinante inmersión que consigue que hagamos en una realidad que no es real y aunque no está a ese nivel sí que logra su propósito de deslumbrar y divertir, que es de lo que se trata. Realmente el valor añadido que pretende la guionista, Linda Woolverton, indagando en el crecimiento personal de la protagonista es justo reconocerlo pero funciona peor de lo que es puramente entretenimiento.
En lo que Burton siempre está magnífico es en la traslación de los hechos a la pantalla, en la puesta en escena, en la forma en que cuenta la historia, con el ritmo adecuado, impresionando siempre con imágenes que no se parecen a ningún otro director (efectos, diseño artístico y la banda sonora de Danny Elfman ayudan mucho en sus propósitos). Otro cantar me ha parecido siempre su habilidad para emocionar, ya que salvo con “Eduardo Manostijeras” y “Ed Wood”, seguramente sus dos mejores películas, prefiere no tomarse demasiado en serio a sí mismo y huye de emociones intensas en sus personajes para autoparodiarlos incluso (para que se me entienda, en el momento más épico de esta película no se le ocurre cosa mejor al Sombrerero Loco que hacer su “deliranza”, así que como espectador no te lo puedes tomar muy en serio, aunque Burton es eso precisamente lo que creo que quiere). En cualquier caso hay personajes en esta “Alicia” que pretenden ser entrañables incluso en su propia excentricidad siendo muy claro el ejemplo del sombrerero que, para sorpresa de todos, Johnny Deep interpreta sin excesos faciales, precisamente en las antípodas interpretativas de Jack Sparrow o Willy Wonka (¡¡¡qué actor más maravilloso y que filmografía tan espectacular está consiguiendo).
Desde luego esta “Alicia” es un viaje a la fantasía del cuento original adecuado a los nuevos tiempos, con su 3D incluido si se precia (en el que la estrella es el gato de Cheshire sin duda) y con un muestrario de escenas maravillosas que literalmente te transportan. Si casi entrado en los cuarenta me he sentido trasladado a otro lugar supongo que para un tierno infante esta película es de esas que se mantienen en el recuerdo durante muchísimo tiempo y a fin de cuentas eso es lo que se pretendía, actualizar la historia a los tiempos que corren y usando las nuevas técnicas.
No quiero hablar mucho del argumento porque me parece lo más flojito y quiero dejar la sensación de que la película está bien y merece la pena ser vista, pero sí diré que a parte del asunto más lúdico, la aventura en sí y más trascendental, que sería esa obligación que tiene Alicia por asumir responsabilidades para crecer; lo que me parece más destacado es el punto cómico y excéntrico de personajes y situaciones, que generan probablemente los momentos más divertidos (véase la forma en que la reina roja pasa revista a su servicio de ranas por ejemplo). Los tres “protagonistas humanos” de la película al margen de Alicia están deliciosos en sus papeles: como ya he dicho Bonhan-Carter como reina roja; Anne Hathaway como Reina Blanca (con un peinado y pose sospechosamente similares a los de Lisa Marie, ex pareja de Burton con lo que a uno siempre le entra la neura de si no habrá algún significado oculto) y Depp como el Sombrero Loco, que en esta ocasión tiene un papel especialmente importante.
El resto de lo que se va encontrando Alicia es un muestrario de lugares y personajes que no dejan momento para el respiro ni alivio para el asombro. La aparición en concreto del gato de Cheshire es absolutamente mágico y Burton consigue una atmósfera onírica nunca lograda en una película; también son especialmente ensoñadoras las escenas con la oruga (Alan Rickman en la banda sonora original) y el enfrentamiento con el Galimatazo es espectacular como no podía faltar en una película de evasión de las que estamos acostumbrados a ver. No todo son aciertos en cualquier caso, no me gusta demasiado Crispin Glover como el Truhán de corazones y pienso que a veces se pierde intensidad en el relato con tanto personaje y tanta imaginación, pero ya digo que no quiero dar la sensación de que la película esté mal o no me haya gustado porque ofrece lo que promete y por tanto, cumple.
En definitiva esta película es de visión obligatoria en el cine por el 3D (aunque no estaba rodada inicialmente para las gafitas), porque resulta entretenida y visualmente impactante, porque es bueno que la taquilla ayude a proyectos fantásticos que nos transportan a otras realidades, porque Burton lo merece y porque tanto si se conoce la versión de Lewis Carroll como si no es una buena escusa para dejarse llevar por la imaginación, que en el fondo todos llevamos un niño dentro.