viernes, 24 de enero de 2014

“12 años de esclavitud” (Steve McQueen, 2013)

Sobrio drama sobre la esclavitud que te mete al máximo en la época y situación del protagonista logrando que entiendas a la perfección lo que suponía ser negro a mitad del siglo XIX en norteamerica.

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Título original: Twelve years a slave.
Países: EEUU y Reino Unido.
Duración: 135 min.
Género: Biopic, drama.
Reparto: Chiwetel Ejiofor (Solomon Northup), Michael Fassbender (Edwin Epps), Benedict Cumberbatch (Ford), Paul Dano (Tibeats), Paul Giamatti (Freeman), Lupita Nyong’o (Patsey), Sarah Paulson (Sra. Epps), Brad Pitt (Bass), Alfre Woodard (Sra. Shaw), Garret Dillahunt (Armsby), Scoot McNairy (Brown).
Guión: John Ridley; basado en la autobiografía de Solomon Northup.
Producción: Brad Pitt, Dede Gardner, Anthony Katagas, Jeremy Kleiner, Bill Pohlad, Arnon Milchan y Steve McQueen.
Música: Hans Zimmer.
Fotografía: Sean Bobbit.
Montaje: Joe Walker.
Diseño de producción: Adam Stockhausen.
Vestuario: Patricia Norris.
Distribuidora: DeAPlaneta.
Estreno en USA: 8 Noviembre 2013.
Estreno en España: 13 Diciembre 2013.
Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años.

Esta es una de esas películas que hay que ver por dura que sea porque te ayuda a comprender mucho mejor ciertas cosas. Eso sí, te trasnporta a la época buscando ser verosímil, es cruda en muchos momentos y pretende transmitirte el estado anímico del protagonista, así que el visionado resulta exigente en ese sentido.






Escribo la reseña en la carrera por los óscars y ya sabemos que las favoritas son “La gran estafa americana”, “Gravity” y precisamente “12 años de esclavitud” así que quizás esté hablando de la película del año para la Academia.

Sin duda su temática es trascendente porque cuenta doce años en la vida de Solomon Northup un hombre negro libre que vive en el Nueva York de 1841 con su familia y de pronto lo pierde todo y se convierte en un esclavo de las plantaciones de Nueva Orleáns. No tengo tan claro que sea una película ni “fácil”, ni “agradable” de ver ni tampoco sobresaliente por mucho que nos la estén vendiendo como “la mejor película que se ha hecho nunca sobre la esclavitud”. Mucho decir es eso por buena que sea y serlo lo es, es una buena película, en eso sí estoy de acuerdo.

A bote pronto y sobre temática similar de esclavos negros en Estados Unidos recuerdo la muy reciente “Django desencadenado” con la que existen ciertas concomitancias y escenas que me hicieron pensar si no se les ocurriría hacer esta película en clave dramática después de ver la de Tarantino (lo ignoro), la serie “Raices” (probablemente una referencia indispensable), “Mandingo” y ese intento no del todo conseguido de Spielberg por hacer la película definitiva sobre el tema que fue “Amistad”.


Yo diría que “12 años de esclavitud” es una buena película. Es cierto que consigue transmitirnos la rabia y la desolación que siente el personaje, en eso es cierto que no se ha hecho nada parecido. La cámara de Steve McQueen se coloca casi en el pellejo de Solomon Northup para que sintamos en sus carnes o en cabeza ajena como testigos próximos todo lo que supone dejar de ser libre y quedar sometido a los caprichos de alguien que de pronto controla tu vida y no precisamente con afecto...hay abundancia de primeros planos, de escenas en silencio que recojen ambiente y ánimos, de planos fijos que terminan por crispar tus nervios al ver la agonía de los personajes (impresionante aquel en el que vemos colgado al protagonista luchando por sobrevivir de puntillas sobre el barro).

No es una película sencilla de ver. Ni por la crudeza de ciertos momentos (terribles esos latigazos a pesar de que en muchos de ellos sólo oímos los desgarros más que verlos y menos mal), ni por su ritmo (tendente a la introspección y a “meternos” en la soledad y desamparo que vive el protagonista) ni tampoco por la narración en sí puesto que a veces salta atrás y adelante en el tiempo. En realidad estamos ante un estilo de filmación que nos transporta a lugares y estados de ánimo poco habituales. También lo hizo el director en su película anterior “Shame” que protagonizada por Michael Fassbender nos transmitía francamente bien el proceso de deterioro emocional y personal de un corredor de bolsa neoyorquino obsesionado con el sexo.


Lo que más me gusto, al margen de la fuerza dramática que poseen muchos momentos gracias al buen hacer de Chiwetel Eijofor, Michael Fassbender, Lupita Nyong’o o Paul Dano y de la cámara de McQueen es ese poso de profunda tristeza que deja esta película. Como todos las hemos pasado crudas alguna vez en la vida supongo que se me entenderá si digo que la mayor tristeza me parece que es aquella que ya no te permite derramar ni una lágrima más porque las has gastado todas y ese es el estado al que llega el protagonista a lo largo del argumento y al que consiguen que llegues tú como espectador. Eso es lo que me parece que hace imprescindible esta película y casi de visionado obligatorio. Imprescindible sí, no sé si sobresaliente, yo la dejaría en notable alto, que también es una buena nota.

No sé si ganará dentro de unos días y si lo hace será una ganadora digna, sí que sé que hay que verla porque el cine también nos permite aprender en cabeza ajena y muchas veces un puñado de imágenes son más elucuentes que mil explicaciones.