domingo, 10 de abril de 2011

Sydney Lumet (1924 – 2011)


Nacimiento: 25 de junio de 1924 (Filadelfia, Pensilvania)

Fallecimiento: 9 de abril de 2011(86 años) (Nueva York, Estados Unidos)









Ha fallecido otro de los grandes, un director con una extensa filmografía que estuvo trabajando hasta los 80. Siempre lo recordaremos por “Doce hombres sin piedad”, “Serpico”, “Tarde de perros”, “Network, un mundo implacable”, “Veredicto final” o “Antes que el diablo sepa que has muerto”.












Es curioso, Lumet comenzó y terminó su carrera cinematográfica con dos de sus mejores películas. De hecho para mi gusto “Doce hombres sin piedad” es su mejor film, con permiso del puñado de títulos ya mencionados, todos ellos francamente buenos.

A lo largo de su carrera su mejor cine fue aquel que usó como arma arrojadiza o el policiaco. Lo demuestran sus títulos más aclamados: “Doce hombres sin piedad”, con un brillante Henry Fonda, ponía en duda la eficacia del sistema judicial, tema al que volvió años después con planteamiento distinto en “Veredicto final” con Paul Newman como protagonista; “Serpico” denunciaba con un extraordinario Al Pacino la corrupción de la policía; con “Network” hacía una sátira terrible sobre el mundo de la televisión y los medios de comunicación, algo que también trataba de soslayo en la brillante “Tarde de perros”, también con Al Pacino, sobre un atraco a un banco que termina siendo el plato fuerte de los informativos. “Asesinato en el Orient express” es una de las mejores adaptaciones que se han hecho de las obras de Ágata Christie y “Antes que el diablo sepa que has muerto” fue un brillante testamento centrado en el mundo criminal y policiaco.

Durante su carrera sus películas cosecharon un buen puñado de nominaciones a los óscars e incluso él mismo consiguió cuatro como mejor director por “Doce hombres sin piedad”, “Tarde de perros, “Network”y “Veredicto final” y una como guionista por “Príncipe de la ciudad”, pero no ganó ninguna estatuilla salvo que le dieron a título honorífico en 2004.

Sea como fuere un gran director. Descanse en paz.


FILMOGRAFÍA

· Doce hombres sin piedad (12 Angry Men, 1957) *****
· Stage Struck (1958)
· Esa clase de mujer (That Kind of Woman, 1959)
· Piel de serpiente (The Fugitive Kind, 1959) ****
· Una mirada desde el puente (Vu du pont, 1961)
· Larga jornada hacia la noche (Long Day’s Journey Into Night, 1962)
· El prestamista (The Pawnbroker, 1964)
· Punto límite (Fail-Safe, 1964)
· La colina (The Hill, 1965)
· El grupo (The Group, 1966)
· Llamada para el muerto (The Deadly Affair, 1966)
· Bye Bye Braverman (1968)
· La gaviota (The Sea Gull, 1968)
· Una cita (The Appointment, 1969)
· Last of the Mobile Hot Shots (1968)
· King: A Filmed Record... Montgomery to Memphis (1970, documental)
· Supergolpe en Manhattan (The Anderson Tapes, 1971)
· Perversión en las aulas (Child's Play, 1972)
· La ofensa (The Offence, 1973)
· Serpico (Serpico, 1973) *****
· Lovin' Molly (1974)
· Asesinato en el Orient Express (Murder on the Orient Express, 1974) ****
· Tarde de perros (Dog Day Afternoon, 1975) *****
· Network, un mundo implacable (Network, 1976) ****
· Equus (Equus, 1977)
· El mago (The Wiz, 1978)
· Dime lo que quieres (Just Tell Me What You Want, 1980)
· El príncipe de la ciudad (Prince of the City, 1981)
· La trampa de la muerte (Deathtrap, 1982)
· Veredicto final (The Verdict, 1982) ****
· Daniel (Daniel, 1983)
· Buscando a Greta (Garbo Talks, 1984)
· Power (Power, 1986)
· A la mañana siguiente (The Morning After, 1986)
· Un lugar en ninguna parte (Running on Empty, 1988)
· Negocios de familia (Family Business, 1989) ***
· Distrito 34: corrupción total (Q & A, 1990) ***
· Una extraña entre nosotros (A Stranger Among Us, 1992) **
· El abogado del diablo (Guilty as Sin, 1993) **
· La noche cae sobre Manhattan (Night Falls on Manhattan, 1997) ***
· En estado crítico (Critical Care, 1997)
· Gloria (Gloria, 1999)
· Declaradme culpable (Find Me Guilty, 2006)
· Antes que el diablo sepa que has muerto (2007) ****

Juego de Tronos - Exclusive Sneak peak

EL COMIENZO DE LA SERIE


sábado, 9 de abril de 2011

"The pacific" (2010)

OBRA MAESTRA
Título original: The Pacific
10 Capítulos de 40 minutos de duración
País: Estados Unidos
Directores: Carl Franklin, David Nutter, Timothy Van Patten, Jeremy Podeswa
Guión: Bruce C. McKenna a partir de los libros de Robert Leckie y Eugene Sledge
Música: Blake Neely, Geoff Zanelli, Hans Zimmer
Fotografía: Remi Adefarasin, Stephen F. Windon
Intérpretes: James Badge Dale (Robert Leckie), Joseph Mazzello (Eugene Sledge), Jon Seda (John Basilone), William Sadler (Coronel Lewis), Rami Malek (Merriel “Cagadas” Shelton), Ashton Holmes (Sydney Phillips), Brendan Fletcher (Bill Leyden), Josh Helman (Lew “Risitas” Juergens), Martin McCann (Burgin), Keith Nobbs (Wilbur Conley), Scott Gibson ( Andrew Haldane), Leon Ford (Edward Jones), Dylan Young (Jay de L’eau), Jacob Pitts ( Bill Smith), Gary Sweet ( Elmo Haney), Henry Nixon (Hugh Corrigan), Caroline Dhavernass (Vera Keller), Annie Parisse (Lena MaeRiggi), Ben Chisholm, Chris Milligan
Productora: Dreamworks, HBO Films, Playtone
Productor: Steven Spielberg, Tom Hanks
Web oficial: http://www.hbo.com/the-pacific/index.html
Género: Bélico. Drama , II Guerra Mundial, Miniserie de TV

1. Guadalcanal / Leckie
2. Basilone
3. Melbourne
4. Gloucester / Pavuvu / Banika
5. Peleliu landing
6. Peleliu airfield
7. Peleliu hills
8. Iwo Jima
9. Okinawa
10. Home

CUIDADO, HAY SPOILERS, POCOS PERO LOS HAY

Me ha pasado lo mismo que me ocurrió con “Hermanos de sangre”, que fue la primera parte de este proyecto sobre la segunda guerra mundial que se han sacado de la chistera Steven Spielberg y Tom Hans esta vez ayudados en las tareas de producción por Gary Goetzman entre otros. Acabo de verla por segunda vez coincidiendo con su estreno en Antena 3 (anteriormente la estrenaron en Canal +, unos días después que en Estados Unidos, concretamente en marzo del 2010) y debo decir que también he quedado fascinado y sobrepasado porque el segundo visionado la hace más grande, la sobredimensiona de tal modo que te deja completamente noqueado. Creo que se debe a que la primera vez que la ves no eres capaz de asimilar y disfrutar todos sus pequeños detalles, sus guiños, su minuciosidad, pero es una serie grandiosa y la segunda vez que la ves te das cuenta de ello sin género de duda. Hay una máxima en esto del cine, las series, la literatura, el arte en general y es que si en una segunda o en sucesivas veces disfrutas más una obra sea cual sea quiere decir que es buena. De nuevo yo iría más allá y como en su día opiné de “Hermanos de sangre”, diría que “The Pacific” es una obra maestra. Juntas forman seguramente las mejores 20 películas que se han hecho nunca sobre la 2ª guerra mundial. Mucho decir es eso, pero es que en conjunto, forman un todo prácticamente insuperable.



Recientemente he visto los datos de audiencias y “Gran reserva” dobló a “The Pacific” en su estreno en Antena 3. Sobre esto se pueden hacer muchos análisis. Evidentemente las series de producción propia están funcionando muy bien en España, no se ha dado demasiada publicidad a “The Pacific” y bueno, en cierto modo no deja de ser un argumento “ya visto” el de la segunda guerra mundial o eso puede pensar el espectador (no estoy de acuerdo, para nada es “ya visto” lo que se ve en esta serie, pero entiendo que se puede elegir qué ver en función de esa idea). El caso es que, sin hacer de menos “Gran reserva”, me parece surrealista que una serie como “The Pacific” quede relegada a un segundo plano. No sólo es una de las más grandes superproducciones que se han hecho para televisión (la más cara hasta la fecha con un presupuesto gigantesco de 250 millones de dólares), no sólo ha ganado ya unos cuantos premios (entre ellos 8 Emmys de las 24 nominaciones que consiguió), es que además es una serie de las que podríamos considerar de visión obligatoria por lo que significa como documento histórico, por lo bien hecha que está y por lo que muestra, cuenta e insinúa (no lo olvidemos, son cosas distintas, una cosa es lo que vemos, otra lo que significa y otra la conclusión que podemos sacar de ello).

Evidentemente me declaro “pro The Pacific” así que mi opinión está tamizada por un punto de vista subjetivo, no obstante voy a tratar de explicar las razones por las que pienso que merece la pena verse, pero antes de ello quiero decir que este tipo de películas y series son “necesarias”. No deja de ser peligroso que se nos olvide el pasado y que no aprendamos de él. Es importante es que cada nueva generación conozca ese pasado y asimile las lecciones que otros aprendieron por ellos a costa incluso de sus vidas. Por eso sobretodo son importantes “Hermanos de sangre” y “The pacific”, al margen de que además sean entretenidas y estén maravillosamente hechas.

En “Hermanos de sangre” se muestra con minuciosidad la participación estadounidense en Europa sin eludir lo más doloroso y terrible del conflicto, pero ante todo se pone el acento en el honor y en la gloria que supuso para muchos combatientes liberar a sus aliados franceses y centroeuropeos del yugo nazi y en el valor añadido que proporcionan personalmente el compañerismo, la lealtad, la lucha contra los elementos y el enemigo, podríamos decir que es una serie que te da fuerzas para luchar contra el sinsentido. En “The Pacific” el planteamiento es distinto, se aborda el enfrentamiento entre Estados Unidos y Japón en el Pacífico, que tuvo poco de gratificante y glorioso, que supuso muchísimas bajas y que representa lo más sórdido, duro y terrible de cualquier conflicto bélico, así que ante todo es una serie que convulsiona, que te abre los ojos, que te deja un profundo poso de tristeza y te advierte de lo durísimo que puede llegar a ser un conflicto armado. La diferencia entre ambos conflictos, que también se aprovecha para marcar una diferencia estilística entre las dos series queda patente en el episodio 10 de “The Pacific” cuando Leckie vuelve a casa y al ir a darle una propina al chofer éste le dice: “Yo combatí en Normandia y tengo el honor de haber liberado Londres y París, los marines no tenéis nada salvo podredumbre y malaria, bienvenido a casa”

Estos dos planteamientos contrapuestos son claramente una estrategia de producción para ofrecer una visión amplia de lo que supuso un enfrentamiento como la 2ª Guerra mundial, es un documento para el presente y para el futuro, algo así como el “libro de texto” para el aprendizaje de las nuevas generaciones de hoy y de mañana y no debería quedar relegado a un segundo plano. Pienso que Spielberg ha tratado desde “La Lista de Schindler” (1993) de aunar su extraordinaria capacidad para llegar al espectador con historias emotivas con un muy responsable sentido de lo documental. “The Pacific” encaja como una pieza más de un extraordinario puzzle que el director ha ido construyendo desde la silla de dirección y desde la de producción. Gracias a ese interés y bajo sus auspicios hemos visto ya “La lista de Schindler”(1993), “Salvar al soldado Ryan”(1998), “Hermanos de sangre” (2001), “Banderas de nuestros padres” (2006), “Cartas desde Iwo Jima” (2006) y “The Pacific” (2010) y habrá más aunque “War horse”, que prepara para este mismo 2011 se centra en la primera guerra mundial.

Pienso que a estas series de televisión les vendría muy bien una nueva pata que dé estabilidad a una trilogía sobre la 2ª guerra mundial y que parta del punto de vista de alemanes e italianos centrándose en el conflicto en África, aunque de momento no se ha oído nada al respecto.

Volviendo a “The Pacific” he de decir que pocas series me han impactado tanto. El primer visionado lo disfruté pero me quedé con la sensación de que era inferior a “Hermanos de sangre”, sin embargo, tras este segundo visionado, disfrutando mucho más cada episodio y sus detalles, he quedado fascinado y la verdad, no podría decir si es mejor o peor que la primera parte y tampoco me importa. El caso es que hay un antes y un después de estos episodios, que algo en tu interior cambia, que ya no ves las cosas igual. De nuevo he vuelto a sentir que entraba y salía de una historia y unos hechos que son más grandes incluso que tu propia vida. Es un poco lo que les pasa a los personajes de “The Pacific”, que cuando acaba la guerra y vuelven a sus casas, están contentos, sí, pero el conflicto les ha cambiado, les ha superado, ha sido más intenso que cualquier otra vivencia que puedan tener. Si la veis, ya observareis como quedan los supervivientes y el vacío vital contra el que tienen que enfrentarse.

Los diez episodios entremezclan tres historias, las de Eugene Sledge (un chaval joven de una acomodada familia del sur de Estados Unidos que ambiciona el honor de defender a su país), Robert Leckie (periodista de Filadelfia) y John Basilone (soldado de ascendencia italiana que vive con su familia en New Jersey). Ni se os ocurra revisar la wikipedia si no habéis visto la serie, son personajes reales y sabréis qué les pasó si indagáis, sólo decir que dejaron textos escritos sobre los que sí hay que indagar por su valor como testimonios una vez vista la serie porque además han sido best sellers mundiales.

El guión de la serie, de nuevo magnífico, entrecruza las tres historias a lo largo de los diez episodios usándolas como hilo conductor; pero además hay testimonios visuales de algunos de los supervivientes al comienzo de los episodios (merece la pena quedarse en el último episodio hasta el final para descubrir quiénes son) con imágenes reales del conflicto. En esta serie hay un poco de todo, romance, acción, ligeros toques de comedia (pocos), drama....pero sobretodo se pretende concienciar de que una guerra no es una experiencia positiva, sino una vivencia traumática e inhumana, que deja una profunda herida en el espíritu y que nos deshumaniza y nos aleja de lo que nos hace únicos y valiosos. El estilo de filmación es clásico, la cámara se sitúa en el lugar que mejor nos puede explicar cada situación y el director no forma parte del pelotón de soldados, usa su cámara para narrarnos la historia de la forma más efectiva y visualmente atractiva posible. Esto contrasta con las tan de moda técnicas de cámara en mano, pero el objetivo es resultar realistas y por ello, aunque se cuide mucho todo lo que es la puesta en escena y los aspectos técnicos (fotografía, montaje, iluminación, decorados, etc) no se evita el vocabulario que se usaba, ni las imágenes más duras y las escenas bélicas tienen la extraordinaria fuerza que ya tenían por ejemplo las del día D en “Salvar al soldado Ryan” o las de “Hermanos de sangre”. Vemos infinidad de explosiones que parecen estallar a unos metros de nosotros por el realismo con el que están filmadas, vemos salir por los aires a soldados con los cuerpos mutilados, borbotones de sangre que surgen a cada balazo dejando cuerpos inertes, heridas y mugre, tierra desperdigada con cada estallido, charcos de lodo, lluvia incesante.....es una serie en la que todo resulta muy físico, muy real, muy impactante.

Han surgido ciertas críticas en determinados foros precisamente por la dureza de algunas de sus imágenes: en el capítulo 9 una mujer japonesa con un bebé en sus brazos y su cuerpo lleno de cartuchos de dinamita estalla por los aires; en el capítulo 7 queman vivos con un lanzallamas a varios japoneses que estaban ocultos en un búnker; en el capítulo 6 Eugene observa abrumado como su compañero “Cagadas” le quita a un japonés los dientes de oro con su puñal....Son muestras de que, efectivamente, la serie no se anda con remilgos, pretende abrumar y asustar, conmover y demostrar que la guerra no es un juego de soldaditos repeinados, es destrucción, caos, muerte y violencia. Los protagonistas quedan muy afectados por todo lo que van viendo y sufriendo y a menudo se les ve sentados, abatidos, cansados física y moralmente, con la vista perdida en el horizonte.



Por supuesto los actores están magníficos y me gustaría destacar sobretodo a Joseph Mazello (Eugene Sledge, el niño de “Parque jurásico) por el cambio que se observa en su personaje, que sufre a lo largo de la serie un duro trance personal, pasando de su frustrado deseo inicial por unirse a los marines a causa de un soplo al abatimiento absoluto del final tras descubrir que la guerra no es como esperaba. Además representa de algún modo la inocencia y el desconocimiento, la actitud de alguien que trata de abrirse paso con la ilusión de todo un futuro por construir y es por todo ello el personaje con el que se identificarán la mayoría de los espectadores más jóvenes. En los últimos capítulos observamos el radical cambia que se ha operado en él, lo vemos con una pipa para calmar los nervios, aunque no fumaba, discutiendo con sus superiores cuando siempre había sido respetuoso con la autoridad o matando japoneses sin el más mínimo remordimiento. El rostro del actor cambia por completo y realiza un trabajo a mi juicio excepcional porque parece una persona distinta, aunque todo se debe a un escudo de autoprotección que construye inconscientemente ante lo que está viviendo que cuando cae lo deja completamente abatido (hay que verlo, no explico más, aunque todo lo que le pasa es muy ilustrativo). El resto del reparto es magnífico, como no, todos están francamente bien, pero James Badge Dale como Leckie; Jon Seda como John Basilone y Rami Malek como “Cagadas” se llevan la palma cada uno en su estilo. Rami Malek borda en concreto el papel de macarrilla capaz de todo y por supuesto, Jon Seda cumple a la perfección con el papel de héroe y James Badge es el otro protagonista con el que todos nos sentimos identificados.

Considero que lo más destacado de esta serie es su capacidad para zarandearte y modificar tu estado de ánimo y tu visión sobre el conflicto. Una vez vista nunca más podrás ver una guerra como algo honorable, por mucho que lo fuera librar al mundo de Hitler y de todo lo que arrastró. De nuevo las imágenes, la historia y la banda sonora consiguen encogerte el corazón. De nuevo Hans Zimmer (¡¡¡qué grande es este compositor!!!) borda su trabajo con una partitura que es y será eterna (basta con comprobar como resuena en la memoria). Sólo con ver el intro de la serie se ponen los pelos como escarpias con una melodía en la que confluyen la más profunda melancolía de los violines con la épica de los timbales. Ese inicio resume en apenas minuto y medio lo que es la serie: drama, acción y épica; sufrimiento personal y lucha colectiva; arte y documento histórico. Fijaros en los rostros de Leckie, Basilone y Sledge sumidos en tristeza y desamparo mientras la música te encoge el ánimo y de pronto estallan los grafitos con el sonido de las bombas (qué maravillosa metáfora visual: lo escrito y lo real se funden) y al rugir de los timbales los soldados se incorporan con energía para luchar mientras los blancos y negros de los fondos quedan manchados de rojo sangre. Obra maestra absoluta. Solo estos créditos ya son de lo mejor que se ha visto en televisión y si no te conmueven es que no tienes sangre, tienes horchata.

Sin más, una serie monumental, única, irrepetible. No os dejéis engañar por primeras impresiones, es difícil pillarle el truco al principio, es complicado que una serie que no habla de héroes y hazañas heroicas te convenza de inicio sobretodo cuando se han visto otras que sí lo son; pero detrás del sufrimiento, de los personajes derrotados y abatidos hay mucho más, hay una lección más importante que el sabernos capaces de enfrentar la lucha más terrible y desde luego es una serie de una calidad indiscutible. Todo en ella es sobresaliente, ni se ocurra perdérosla, si la veis más de una vez mejor y si es en solitario para no perderos ni un detalle mejor aún. Es más, esta serie es de las que hay que comprar para verla varias veces y presumir de ella en las estanterías.

CONTINUARÁ

jueves, 7 de abril de 2011

50 películas que deberías ver antes de morir - Ninotchka

“Scott Pilgrim contra el mundo” (Edward Wright, 2010)

***
Título original: Scott Pilgrim vs. the world.
Países: USA.
Duración: 112 min.
Género: Acción, comedia, fantástico.
Interpretación: Michael Cera (Scott Pilgrim), Mary Elizabeth Winstead (Ramona), Kieran Culkin (Wallace), Chris Evans (Lucas Lee), Anna Kendrick (Stacey), Brie Larson (Envy), Ellen Wong (Knives Chau), Alison Pill (Kim Pine), Aubrey Plaza (Julie), Brandon Routh (Todd), Johnny Simmons (Young Neil), Mark Webber (Stephen), Mae Whitman (Roxy), Jason Schwartzman (Gideon).
Guión: Michael Bacall y Edgar Wright; basado en las novelas gráficas de Bryan Lee O’Malley.
Producción: Marc Platt, Eric Gitter, Edgar Wright y Nira Park.
Música: Nigel Godrich.
Fotografía: Bill Pope.
Montaje: Jonathan Amos y Paul Machliss.
Diseño de producción: Marcus Rowland.
Vestuario: Laura Jean Shannon.
Distribuidora: Universal Pictures International Spain.
Estreno en USA: 13 Agosto 2010.
Estreno en España: 12 Noviembre 2010.


Esta película me ha hecho pensar en lo mucho que ha cambiado todo desde que era un tierno adolescente. Hace no tanto y me refiero simplemente a unos años, que te llamaran “frikie” era el peor insulto que podían soltarte sobretodo porque cuando te salían los primeros granos, te dejaban en casa hacer tu vida e ibas al instituto molaba más ser de los macarrillas, los fiesteros, los outsiders o de cualquier grupúsculo, formación, equipo o colectivo que se formara antes que quedar como el apestado, el bicho raro y solitario, que a menudo era un ser recluido en su ordenador personal, enfrascado en lecturas diversas (generalmente cómics “raros” tipo manga) y abocado a su vida interior. Vamos, que ser “frikie” era poco menos que una maldición.

Hoy es todo lo contrario, parece como si cuanto más peculiar eres y más gustos propios tienes más puntos ganas. El universo frikie se ha extendido, el siglo XXI acepta con normalidad e incluso curiosidad a los cómics, el fantástico, los superhéroes, el manga y la cultura del ocio tiene una legión de seguidores y ha ganado tantos adeptos que es rentable como nunca lo fue vender lo que antes era sólo para unos pocos.

El cine no es ajeno a todo esto. Está claro que ahora el espectador mayoritario en las salas es gente joven, por eso los grandes estudios hacen tantas películas de acción y de superhéroes, a ver si vamos a pensar que es por otra cosa. Y en este orden de cosas han empezado a multiplicarse películas de lo más variopinto que basadas en cómics van mutando géneros y estilo audiovisual. Así a bote pronto en los últimos años recuerdo películas basadas en superhéroes tan peculiares como “Hancock”, “My super exgirlfriend”, “Sky high” o la reciente “Kick ass” que son vueltas de tuerca con cierto tono de comedia o un toque indie que hubieran sido impensables si antes no hubieran triunfado los “Spiderman”, “X men”, “Batman”, etc, etc Reconozcamos que desde el “Batman” de Tim Burton en 1989 el cine de superhéroes ha sido un auténtico aluvión cinematográfico.

El cine protagonizado por jóvenes y adolescentes ha tenido también un importante boom en los últimos años gracias a la comedia y muchas veces ha surgido de proyectos independientes o semi-independientes como “American pie”, “Superfumados”, “Supersalidos” y otras tantas como la más compacta y lograda “Juno”. Ya seas un gran estudio o un director con poco dinero, te interesa que tu protagonista sea alguien joven, primero porque la juventud es sinónimo de búsqueda de la autoindentidad y eso ofrece muchas posibilidades argumentales y también porque si el público mayoritario que acude al cine es gente joven es más fácil que se identifiquen con el protagonista si también lo es. De cajón.

El caso es que si aceptamos lo anteriormente dicho la suma ofrecía un resultado que sólo era cuestión de tiempo que alguien entendiera como rentable: Lo frikie + superhéroes + comedia juvenil + estética de video juego y cómic + festival de efectos visuales y sonoros + un toque punk e indie = “Scott Pilgrim”.

“Scott Pilgrim contra el mundo” se basa en una novela gráfica que escribió el historietista canadiense Bryan Lee O’Malley desde 2004 a 2010 y cuenta la historia de un veinteañero de Toronto que es la quintaesencia del frikie: toca en un grupo de rock alternativo, mantiene gustos y actitudes más propias de un quinceañero, sale con su novia china de 17 años, Knives Chau para ir a jugar a videojuegos (en “Días de cine” compararon esta película con la española “La máquina de bailar” por ello) y sueña con una misteriosa chica estadounidense llamada Ramona Flowers a la que podrá conquistar si vence a sus siete malvados exnovios. Reconozcamos que esta película tiene un público muy concreto.

Estoy insistiendo mucho en que el protagonista es un “frikie” y que es una película “frikie” y para “fikies”, pero también quiero aclarar que el calificativo nos vale para entendernos y que en ningún sentido está usado con un sentido negativo como se hacía antaño. De hecho considero que sólo es una característica de la película, pero que esta característica no implica que no pueda gustar a quien tiene otros gustos, otros intereses u otra edad, máxime cuando está para mi gusto bastante lograda y resuelta.




En todo género cinematográfico hay películas buenas y malas, divertidas y aburridas, trabajadas o resueltas de un plumazo. En esta ocasión creo que estamos ante una buena película de este peculiar género y, de acuerdo, gustará más a un sector del público que a otro, pero más que porque esté bien o mal construida porque su argumento pueda o no resultar de interés. En mi caso digamos que me entretuvo, que es bastante.

Dirige Edward Wright, al que muchos recordaréis por esa magnífica comedia de terror que es “Shaun of the dead” (en España “Zombies party”) y de nuevo demuestra una gran habilidad para aprovechar al máximo todos los recursos cinematográficos a su alcance para conseguir una película “fresca”, dinámica, divertida y diferente.

Ante todo esta película es un gran cocktail argumental y estilístico en el que el director juguetea con los recursos audiovisuales que tiene a mano con el fin de lograr el máximo dinamismo y originalidad en todo momento, quizás porque el argumento en sí, admitámoslo, es un poco lo de siempre y realmente lo que cambia es cómo se cuenta. No se reprime en ningún momento en el uso de efectos visuales para acelerar la narración o detenerla con el fin de resaltar situaciones concretas, las escenas van cambiando a toda mecha saltando en segundos de escenarios o personajes, las transiciones entre unas y otras muchas veces se hacen sin romper la continuidad del diálogo pero sí llevando a los personajes a otro lugar, el montaje se acelera o ralentiza y se usan recursos más propios del cómic como el de enfatizar gráficamente los sonidos y onomatopeyas o dividir la pantalla en secciones...La sensación que tienes como espectador es la de ir avanzando por el argumento como en una montaña rusa en la que de pronto caes en picado para volver a subir más despacio a continuación aunque solo por unos breves segundos de respiro. Es una forma de dar dinamismo a la película y adecuarla a una nueva forma de percibir el mundo, los tiempos han cambiado y la información auditiva y visual nos llega a borbotones por los sentidos.

El cocktail mencionado también se produce en lo argumental y conceptual porque comedia, acción, sensibilidad indie, música alternativa, el mundo del cómic y del videojuego se fusionan en una historia que en el fondo encierra una moraleja interesante y es que para “ganar” no sólo importa saber “jugar” bien, sino saber cómo hacerlo y entender en qué consiste “ganar” realmente, lo cual es a menudo lo más complicado de explicar y de asimilar.

Como casi siempre lo que funciona es que la historia y los personajes tienen “alma” (muy bien elegidos los protagonistas, sobretodo ese Michael Cera más conocido como “piernas bonitas” en esa gran comedia que era “Juno”, ese sorprendente Kieran Culkin, sí, el hermano pequeño de Macaulay o la prometedora Mary Elizabeth Winstead ) y que no sólo es un jugueteo audiovisual sino que resulta inesperada, imprevisible y divertida.

No hay que dejarse engañar, puede ir dirigida para un público muy concreto, eso es cierto y seguramente no interese al resto, pero eso no la hace menos interesante, conseguida y deslumbrante.



MIS ESCENAS FAVORITAS:

- Scott y Knives jugando al videojuego de lucha como si estuvieran bailando.
- Scott escapando por su ventana cuando acude a buscarle Knives.
- La barra de “pee” cuando Scott Pilgrim va al baño.
- La banda de Scott Pilgrim tocando cuando la batería “se pone las pilas” y se escucha “We Are Sex Bob-Omb”.
- En la pelea final hay dos grandes frases que sueltan de sopetón: “Me has hecho tragarme el chicle, lo tendré en la tripa siete años” y los avisos de “Chungo”, “Chungo” cuando el malo maloso de turno pega a la chica.